—Bueno, pero de todas formas, las palabras tienen un poder especial, ¿sabes? Como cuando alguien te ofende al decirte un mal comentario o por como te sientes cuando alguien te dice algo lindo. ¿Qué me dices de la filosofía?

—Aburrido.

—Ay, vamos... la filosofía es genial, o sea, preguntarse, descubrir, pensar, aprender, ver más allá de lo que tienes al frente...

—¿Tipo Hakuna Matata?

—Sí. ¿Y te gusta arte?

—Sí, o sea... me gusta dibujar...

—A mí también me gusta dibujar. ¿Me haces un dibujo?

—Y tú también hazme uno.

—Bueno.

—¿Siempre tienes conversaciones así de profundas?

—No, solo conmigo mismo. Es raro.

—Me gusta hablar contigo.

Patrick sonrió. Se dio cuenta que ya habían llegado a su casa, siempre se le hacía muy largo el camino, pero esa vez pasó en dos segundos.

Entraron a la casa y sintieron un tentador olor a galletas.

—Llegué, mamá...

—Ay, hola... hola, Pete.

—Hola, señora Stump.

—Ay, ya deja de decirme así. Dime Patricia. Hice galletas, esta vez sin azúcar, ¿eh? Yo voy saliendo. Nos vemos, chicos. Pórtense bien. —le dio un sonoro beso en la mejilla a Patrick, se despidió de Pete y se fue.

—Sabes... —dijo Patrick yendo a la cocina—. Al principio tuve la leve sospecha de que... te acercabas a mí porque te querías follar a mi mamá...

—¿Eh? No, claro que no. No, yo te quiero follar a ti. —Pete le puso cara de la luna acosadora.

—Compórtate. —se rió Patrick.

—Difícil... —Pete se le acercó haciendo movimientos de araña con sus manos en la cintura de Patrick.

—Sabes, hoy quisiera conservar mi virginidad.

—¿Seguro...?

—Síp. ¿Galletitas?

—Bueno.

Patrick las puso en un plato y subió a su cuarto con Pete.

—Toma —Patrick le pasó las galletas a Pete y se tiró en su cama—. Tengo mucha flojera...

—Sí... yo igual.

Patrick puso los brazos en alto para ver su celular. Pete se fue metiendo como gusano entre los brazos de Patrick, al cual se le cayó en la cabeza de Pete, haciéndolo rebotar en su cara.

—Au...

Patrick bajó los brazos abrazando a Pete. Le puso una mano en la cabeza para jugar con su pelo.

—Ow... podría quedarme aquí para siempre.

Patrick soltó una risa.

—Tu pelo es suave.

—¿Ah, sí? —Pete le pasó un dedo por los labios—. Tus labios son suaves también. Déjame probarlos... —se acercó un poco, pero Patrick movió la cara.

—No... e-es que... te dije, jamás he besado a nadie y... se ve tan fácil, pero me da tanta cosa...

—Ow... está bien. Te lo perdono porque eres demasiado adorable. Pero si sigues así... te lo voy a robar, ¿eh?

The M.I.L.F.  [Peterick/Frerard/Brallon/Jalex]Where stories live. Discover now