41. Encontré amor donde no se supone que estaría

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Fausto.
Exhale el humo de mi puro mientras veía las entrañas del mar a través del cristal reforzado.

Había decidido apagar todos mis celulares media hora para pensar claramente lo que quería hacer a continuación.

¿Valía la pena poner en peligro la vida de Indra por un capricho mío?

No nací para ser un hombre de mimos. No podría darle el amor que ella merecía tener, sin embargo la sola mención de verla con otro hombre me asqueaba en lo profundo del alma.

Indra era demasiado buena para mí.

Yo era un hombre de muertes sin escrúpulos. ¿Era bueno que tuviera alguien tan humana a mi lado? Indra ni siquiera sabía mi verdadero apellido. Ella no conocía a la bestia que habitaba en mi. Al hombre de ambición desmesurada que tenía un trono hecho de cadaveres.

Ella no entendía lo que era crecer en medio de balas y drogas. Tal vez nunca comprendiera que yo no descansaría hasta cumplir los objetivos que tenía marcado desde que era un niño.

Mi madre solía decir entre murmullos que parecíamos una maldición. "Todo lo que toca un Villanueva se destruye".

Cómo adolescente inmaduro que era solo me burlé de ella en ese momento.

Hasta el día de su muerte entendí el punto que desesperada mi madre había tratado de hacerme entender en el pasado.

¿Valdría la pena tocar a Indra? ¿Arriesgar su vida por un encaprichamiento? ¿Por qué...yo solo estaba encaprichado no? ¿Y si ella solo está teniendo un enamoramiento pasajero conmigo?

"Solo quiero que seas consciente de que vas a poner demasiadas cosas en la cuerda floja por una mujer ajena a nuestra vida. Carlota es tan estupida para cancelar acuerdos por celos y no quiero ni pensar en lo que tu padre dirá".
Las palabras de Ulises sonaron en lo profundo de mi pecho después de que le haya comentando por la superficie mi situación interna.

El colombiano era el único en el que confiaría algún pensamiento emocional mío.

El aire acondicionado evito que sudará.

Este cuarto dentro de mi gran barco me dejaba ver el universo alterno de la tierra. El océano. Lo había comprando exclusivamente por este espacio privado.

El mar siempre me había ayudado a aclararme y pensar.

La larga pared de cristal mostraba que no toda la vida estaba en la tierra. El tenue azul era un calmante en mi cerebro.

¿En serio valía la pena realmente lo que estaba a punto de hacer?

Mierda. Indra me estaba haciendo pensar como nadie más lo hizo. Tenía imágenes de todos los escenarios posibles que saldrían de esta relación dentro de mi cabeza y en ninguno Indra parecía feliz.

¿Pero realmente me importaba que ella fuera feliz? ¿O simplemente quería tenerla para siempre encerrada como un pajarito a lado mío?

Soy un egoísta y controlador de mierda.

Suspiré profundamente cuando tocaron la puerta y entendí dentro de mi subconsciente que había tomado mi decisión.

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Prisioneros del poder ➀ #RomanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora