Capitulo 28

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Martina bajó de su potente auto, un Cadillac 100, seguida de su tío y Mónica; como era de esperarse, la lluvia de flashes comenzó a caer sobre de ella apenas posó un pie fuera del auto; por primera vez y ante los ojos fuera de órbita de los presentes, quiso hablar ante la prensa y se sentía lista para ello, había practicado en secreto desde hace un par de días su masculina voz parecida a la de Fran. Aclaró su garganta y declaró:

-Tendrán de qué hablar al final de la carrera, de eso pueden estar seguros – aseguró al micrófono más cercano y sin más salió de ahí a pesar del bombardeo de preguntas que había despertado su sentencia.

-¿Qué demonios fue eso, Martina? – Fran preguntó con el ceño fruncido una vez que se alejaron de la prensa para iniciar con su registro.

-Ya verás – ella deseó que él pudiera ver a través de su casco aquella maléfica sonrisa que había evocado.

-Martina... – él planeaba, al igual que la prensa, formularle cientos de preguntas, pero ella no se veía muy dispuesta a aclararlas por el momento, fue por ello que de inmediato se alejó de él para ir a recoger las llaves del auto Ferrari que la F1 y sus múltiples patrocinadores le asignarían - Martina, ¿qué demonios planeas hacer? – él comenzaba a ponerse paranoico sabiendo que su sobrina era capaz de todo en aquellos momentos de perturbación.

-Serénate – ella llevo una mano a su hombro – Jorge Blanco pagará muy caro lo que me ha hecho – y por alguna razón eso no le trajo ni un poco de tranquilidad al dueño de aquellos verdosos ojos - Martina - insistió en vano, ella ya se había marchado a las pruebas de su auto.

Martina montó presurosa el auto intentando escapar de su tío, lo encendió y comenzó a dar vueltas en él, era perfecto, algo que la satisfizo. Parecía como si todos los cielos de repente hubiesen parado esa conspiración en su contra y ahora se tornaran a su favor, como si los dioses también quisiesen hacer plañir a Jorge, sonrió, tenía que hacerle pagar cada una de las profundas heridas que le había hecho y había llegado ya el momento de hacerlo, bastaría una carrera y él pasaría a ser el ser más desgraciado sobre la faz de la Tierra.

Detuvo el auto para que fuese llenado nuevamente con combustible y bajó de él asegurándole al staff que todo estaba en perfectas condiciones.

-Martina - Fran ya estaba ahí con los brazos cruzados y un rostro nada agradable – dime ahora qué diablos planeas hacer.

-Ganar – ella dijo tras encogerse de hombros.

-No hablo de eso, hablo de lo que dijiste a la prensa - Martina se detuvo a observarlo, ya estaba vestido también con un traje similar al de ella y se veía jodidamente sexy, sin tan solo no fuese su tío...

-Nada, nada – ella aseguró – Por cierto, ¿ya llego esa escoria? – disimuló indiferencia a pesar de que esa pregunta le había rondado por su cabeza desde el primer momento en que había entrado a aquella pista.

-Al parecer ya – finalmente su tío sonrió complacido – me comentó Franco Brown, uno del staff, que al parecer ha hecho una rabieta al enterarse que el "lobo negro" correría, Martina la victoria es tuya – dijo para después beber un trago de cerveza que le había sido brindada un par de minutos atrás.

-El señor perfección... ¿rabietas? – ella alzó una ceja sinceramente sorprendida.

-Parece que le cayó peor que un balde de agua fría la noticia, él estaba muy seguro de su victoria y, justamente hoy, se entera de que no la tendrá...

-¿Dónde está?

-En su camerino, supongo – ella sonrió y sin más dirigió sus pasos a los camerinos - Martina, Martina, ¿qué diablos haces? – Fran intentó sin éxito detener su andar.

-Sólo iré a desearle un poco de suerte, la necesitará y mucho – ella soltó rápidamente su muñeca de la aprehensión de la mano de su tío y salió casi corriendo de ahí.

Detuvo sus acelerados pasos momentos antes de entrar al camerino, por primera vez meditó su situación y advirtió que estaba siendo más que imprudente, ¿qué ocurriría si por algún descuido él la descubría? Planeaba únicamente derrotarlo, ¡pero no descubrirse ante él!, si lo hacía con él lo haría con todos y no quería imaginar siquiera lo que sería tener que soportar más de una noche entera recibiendo gritos histéricos de su madre y su esposo. Se había cuidado durante mucho tiempo como para que en un *beep* impulso lo arruinara todo, y no sólo arruinaría a Martina, por supuesto que también al "lobo negro", ya podía divisar claramente el escándalo que se armaría en los medios de comunicación, no dejarían de hablar de ello por todo un mes (si bien le iba), de repente perderían toda la admiración por aquél personaje para sustituirlo por desconcierto y quizá desilusión, ya lo visualizaba claramente... ¿el fabuloso corredor resultó ser aquella *beep* niña inmadura? Resopló y giró sus pasos dispuesta a marcharse de ahí.

-¡Hey! – sintió un escalofrío recorrer sus venas al reconocer aquella voz que exigía su atención, se tensó peor que una ballesta y detuvo su andar intentando, inútilmente, tranquilizar el flanqueo de sus piernas - ¡Lobo negro! – Jorge Blanco la alcanzó y se detuvo a su lado, tuvo que contenerse para no salir corriendo de ahí – Fue una grata sorpresa enterarme que correrías aquí – él sonrió mientras que ella temía siquiera respirar, sabía que en cualquier momento ella no podría resistir más la tentación de lanzarse en contra de él y repartir una emboscada de golpes desquitando así una parte de su terrible ira que había incrementado incluso más a la última vez que lo había visto en persona – Será algo muy interesante - ¡y vaya que lo sería! Verlo derrotado sería único – Mucha suerte – finalmente él le extendió una mano, Martina vaciló en devolvérsela, pareciera que repentinamente él ejerciera una fuerza de repulsión en ella.

-Lo mismo digo – ella finalmente dijo engrosando su voz a pesar del nudo en su garganta y el vacío en su estómago. Estrechó por un instante sus manos y casi de inmediato se soltó. Sin decir nada más, y a pesar de querer escupirle todas las blasfemias existentes y por existir en su rostro, se giró y retornó en dirección a su auto, en donde no se contendría ni un poco. Tenía ya el último detonante, ahora sería cuestión de desquitar hasta el más terrible sentimiento en aquél auto.

Señorita Malcriada |Jortini *TERMINADA*Where stories live. Discover now