Capitulo 11

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El tren se detuvo, Martina y Jorge despertaron sobresaltados de su siesta que tomaron después de una reconciliación extremadamente salvaje y excitante. Ambos se descubrieron desnudos e inmediatamente la lujuria se hizo presente nuevamente en sus ojos, no obstante, en unos cuantos minutos más vendrían a invitarlos a bajar. Sería muy arriesgado si nuevamente se dejaban llevar por sus impulsos. Pero es que para ambos el sexo entre ellos se convertía en simplemente algo elemental. Lo dudaron. Se observaron. ¿Qué más daba? Ella dirigió sus manos a su miembro y comenzó a acariciarlo, él se encargó de besar cada centímetro de su rostro y de su cuello. La reacción fue inmediata, ambos casi llegan a un orgasmo sin siquiera efectuar la unión de cuerpos.

-Vamos, hazlo ya Blanco – ella lo apresuró, en cualquier momento más llegaría la edecán y los descubriría.

Él, incitado, obedeció de inmediato, entró dentro de ella con gran ferocidad. Ella abrió sus ojos cual platos y ahogó su fuerte gemido en la boca de él. Fue un baile extremadamente salvaje, incluso más que los dos anteriores que habían hecho. Ella enterró sus uñas en la espalda de él para contrarrestar sus deseos de gemir como poseída. Podría convertirse en una vil ninfómana si todas sus relaciones fuesen con ese hombre, entonces... no habría quién la pararía. Pero esta era su última vez juntos, no se reprimieron, dejaron salir su lado más oscuro, desataron todos sus arrebatos ahí.
Él sintió en su espalda caer lentamente cálidas gotas, no le preocupó si estas fuesen de sudor o de sangre, lo que importa ahí era ella, hacerla perder la cordura, aunque ya lo estaba logrando. Maniático era la mejor palabra para definir aquel acto. Imprudente, bestial y lascivo. Dejo de existir el tiempo y todo a su alrededor, sólo existían el uno y el otro y ambos sólo se concentraban en enloquecer al otro.

-Eres un dios – Martina dijo con gran esfuerzo, acto seguido él comenzó a devorar sin parar sus labios.
Todo ocurrió así, uno a otro haciéndose daño mas brindándose un placer lastimosamente insoportable. Fue así, hasta que se vieron obligados a regresar al mundo terrenal y dejar atrás el carnal con unos golpes sobre la puerta.
Ambos asustados contuvieron sus orgasmos que urgían en salir, hicieron un torturador esfuerzo para controlarse. Y a pesar de ser lo que menos querían, tuvieron que separarse. Fue un terrible trago amargo.
Insistieron en la puerta. Ambos refunfuñaron y comenzaron a vestirse presurosamente. Intentaron tranquilizar sus respiraciones y terminaron por vestirse justo a tiempo, pues apenas terminaron de abrochar sus botones la puerta se abrió. Ambos contuvieron su respiración y esperaron a que la edecán reaccionara, ciertamente sospechó algo de la mal acomodada ropa de ambos y de sus respiraciones sumamente agitadas.

-Lamento haber irrumpido a su compartimiento, ocurre que...

-Sí, ya nos retirábamos, es simplemente que tropecé y el señor Blanco evitó mi caída - Martina  sonrió segura de sí misma.

-Ya nos retiramos – Jorge sonrió a la edecán con esa sonrisa que derretía incluso a la señorita más caprichosa, que en ese caso respondía al nombre de Martina, tomó su maleta de mano y el bolso de Tini y dejo salir por delante a su amante no perdiendo aquella excelente oportunidad de ver su apetitoso trasero.

-Señor Blanco – la edecán no logró captar del todo su atención, él seguía perdido en el sensual andar de Stoessel – señor Blanco insistió despertándolo de sus fantasías sexuales más atrevidas.

-¿Sí? – fingió demencia.

-Yo... – ella encontró hasta entonces tonta su plan de retenerlo un poco más para intentar seducirlo, resopló nerviosa sin saber cómo despertar el deseo sexual de aquel macho – yo me preguntaba si... - ¡joder! En su mente todo era más fácil, era simple: sólo retenerlo y acariciar "accidentalmente" su miembro... después se daría el resto, el mejor revolcón de su vida, pero ahora que lo tenía ahí frente a ella simplemente se había transformada en la mujer más patética sobre la faz de la tierra – me preguntaba si se encuentra molesto por el incidente ocurrido con el tren – cerró sus ojos deseando ser tragada por la tierra.

Señorita Malcriada |Jortini *TERMINADA*Where stories live. Discover now