Capitulo 26

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A la mañana siguiente Martina despertó sobresaltada, de no haber estado acostada en una ajena, ella habría jurado que la noche anterior solo había estado presente en sus sueños.
Se incorporó sigilosa después de tallar suavemente sus ojos, se dirigió a un espejo cercano y se inspeccionó rápidamente, después de todo no lucía tan cansada después de aquella noche en la que había agotado su energía y, por primera vez, no en sexo. Sonrió tenuemente cuando recordó los juegos infantiles que compartió con su nuevo amigo, y quizá el único, Carlo Insitoris, habían corrido por todo el departamento intentando atraparse uno a otro, habían saltado por los sillones y algunos muebles intentando no ser devorados por los tiburones que en realidad solo existían en sus mentes, habían transformado la sala de estar en un campo de batalla de almohadas, incluso habían roto algunos jarrones y portarretratos que al parecer de Martina podían costar una exorbitante cantidad monetaria, y aún así sus risas no habían cesado hasta que, según recordaba, había caído rendida sobre el mientras descansaban viendo una película cómica.
Regresó a la cama a acomodar sus sábanas y edredones y salió de aquella habitación sonriente tras agudizar su oído con la esperanza de dar con alguna señal de que el dueño de aquél lugar ya hubiese despertado y cerciorarse que él al parecer ya cocinaba un delicioso desayuno.

-Buenos días – él no tardó en percatar su presencia cuando llegó con una reluciente sonrisa a la cocina.

-Tenía pensado que los rockstar no despertaban hasta sino después de mediodía – ella tomó asiento en la barra que separaba la cocina del comedor.

-Sí, y yo tenía entendido que los corredores de autos siempre eran hombres – él se encogió de hombros desmintiendo ambos rumores, ella incrementó su sonrisa.

-¿Qué cocina uno de mis chefs favoritos? – ella olfateó un discreto aroma que comenzaba a inundar aquél espacio.

-Waffles con frutos rojos – simplemente de escucharlo, Martina sintió su boca hacerse agua.

-Excelente – se incorporó para ir a servir un par de vasos con leche.

-¿Dormiste bien? – él le lanzó una fraternal mirada mientras ella sorbía un poco de su vaso.

-De maravilla – dijo tras limpiarse sus bigotes blancos – Aunque no recuerdo el cómo fue que llegué a esa celestial cama.

-Te quedaste dormida en el sofá – él comenzó a vaciar los waffles en un par de alargados platos – Entonces te cargué hasta esa habitación – sonrió tras entregarle uno de los platos.

-Eres como un ángel – ella dijo tras inhalar discretamente el delicioso aroma que despedía su plato.

-Sí, un ángel que intenta propasarse contigo – él se reprochó.

-Habíamos quedado en que eso se iba al olvido, ¿o no? – ella sujetó su mano consolándolo.

-Bien – él sonrió - ¿Y qué planeas hacer hoy?

-No lo sé, primero que nada regresar con Fran, aunque no creo que sea posible que esa tipeja se haya marchado ya, con suerte se irá de mi vida pasado el mediodía – ella tomó un bocado de su plato – Está delicioso – agregó.

-¿Tanto odias a una desconocida? – él sonrió mientras encendía el televisor con su control remoto.

-Es una desconocida que se está entrometiendo en mi vida – la miró de soslayo divertido sin dejar de buscar un noticiero – No es divertido – ella frunció su ceño – Fran parece en verdad interesado – no dejo su tono de preocupación atrás – Imagina a Fran en algo serio... ¡imposible!

-Creo que exageras – él declaró tras encontrar CNN y parar su búsqueda ahí – No porque tú no quieras algo serio, con los demás será lo mismo, querida – él dio un bocado de su plato para después fijar la vista en la pantalla de plasma.

-Conozco a Fran, y no exagero, ni nada parecido, es sólo que él no sirve para algo formal... sé que fracasaría en un par de días, te lo digo Carlo, Fran y compromiso no es una buena combinación.

-Creo que te proyectas – él dijo ocultando una sonrisa burlona tras su mano – Oye – ella estaba dispuesta a contradecirlo pero su repentino sobresalto la hizo callar - ¿no es ese Jorge Blanco? – dijo tras señalar uno de sus programas favoritos.

-¿Qué? – dijo rogando haber escuchado mal, giró temerosa su mirada en dirección a la transmisión y turbada descubrió a su peor pesadilla sonriendo a la cámara

–Hay rumores de que también se casa pronto - de no haberse agarrado con firmeza a la mesa, Martina hubiera caído de su asiento invadida por el horror y la sorpresa - ¡Genial! Impusiste una tendencia hacia los compromisos en el automovilismo – sonrió a ella no percatándose de la expresión enferma y el tono entre grisáceo y verdoso que habían invadido el rostro de su acompañante.

Martina repentinamente sintió terribles ganas de vomitar. Entreabrió sus labios intentando inhalar aire para mermar su malestar, sus labios comenzaron a oscilar, su respiración se paralizó al igual que sus latidos, su piel se erizó tras el recorrido de un terrible escalofrío, sus ojos se salieron de su órbita invadidos por cuantiosas lágrimas y sintió claramente cómo su mundo se venía abajo. Estaba derrotada, derrumbada, melancólica y desfallecida. Apuñalada y decepcionada, se percató que todo ese tiempo no había hecho otra cosa más que forjar una fantasía que finalmente la había traicionado y le había dado la espalda dejándola completamente desamparada. La tristeza comenzó a absorberla dejándola sin la esperanza de un mañana. Rabia, celos e indignación era lo único que le quedaba.

-Martina, ¿estás bien? – Carlo Insitoris se exaltó al finalmente percibir el estado de su invitada. Se levantó para sostenerla antes de que cayese quizá desmayada, pero apenas posó sus pies sobre el suelo, ella había desaparecido.

Señorita Malcriada |Jortini *TERMINADA*Where stories live. Discover now