Guardé los vestidos y me recogí el cabello en una cola de caballo, fui hasta mi escritorio y comencé con mi tarea, mañana tendría mucho que hacer con el comité y la planeación, supuse que la mayoría de las cosas ya estaban listas, pero que había que darle el visto bueno, visto que la Presidente del Consejo Estudiantil debía dar, yo.

Después de media hora, había acabado absolutamente todo, realmente pienso que los profesores nos subestiman.

Pero, de todos modos me siento cansada, eso de ir de compras con las chicas no es para mi, puede ser encantador caminar con ellas y reír un buen rato, pero, ¿Por qué siempre compras? Llevo a penas dos días de eso, y ya tengo mi armario lleno a reventar, no puedo imaginarme ellas. Me recosté en la cama y caí en un profundo, profundo sueño.

(...)

De noche, corrí a abrir la puerta, ya que los golpes no cesaban, al principio fueron tranquilos, pero, ahora son cada vez más bruscos y fuertes.

- ¡Heidi! ¡Maldita sea! Abre la puta puerta. - Su voz de ebrio me puso la piel de gallina, y Hamburguesa a mi lado comenzó a ladrarle a la puerta.

- Shhh, no lo hagas. - Gruñó una vez más, y un nuevo golpe pareció atemorizarlo, porque se alejó rápidamente en busca de un escondite, quejándose.

- En cuanto encuentre a esa rata asquerosa te juro que se la daré de comer al mapache estúpido que se mete en mi casa. Ahora abre, mierda.

Me acerqué lentamente a la ventana, pero, en el momento en que casi tomaba la cortina para abrirla un poco, una roca voló a través del vidrio, rompiéndolo en mil pedazos, grité por el susto, y me cubrí la cabeza.

- Así que si estabas aquí maldita. - Su voz se oía tan mal, está más que ebrio, y eso no es bueno.

Noté las sombras en el suelo, Dante se disponía a entrar por la ventana, corrí escaleras arriba, mientras escuchaba como torpemente caía al pasar por el muro, entré en mi habitación y cerré la puerta con seguro, tomé mi celular, necesito ayuda, mucho más que eso, este tipo va a matarme, si es que antes no me hace algo peor, abrí la ventana y quité las cortinas, al menos así creería que me había escapado.

Me metí en el baño, al momento que la puerta de mi habitación fue golpeada con fuerza.

- ¡Abre maldita zorra! - Cerré con seguro también la puerta del baño y marqué rápidamente el número del 911.

- 911, ¿Cuál es su emergencia?

- Hay un hombre en mi casa que quiere matarme por favor ayuda. - Las la'grimas por el miedo que tenía en todo el cuerpo comenzaron a correr, haciendo que mi voz se oiga cansada y chillante.

- Hemos rastreado su dirección, la policía va en camino. - La llamada se cortó, y supuse que me habían colgado, mis deseos eran otros, que miré realmente la pantalla para ver que sucedía, la policía no vendrá, y si viene tardará mucho, porque yo no soy su prioridad, pero, se de alguien que tal vez si.

Marqué el número con dificultad, por que cada golpe que Dante le daba a la puerta me aturdía más y más.

- ¿Hayden?

- Papá.

- Cariño, ¿Cómo estás?

- Papá por favor ayúdame... - Sollocé.

- ¿Qué tienes?

- Papá ese hombre está en la casa y está buscándome. - Me abracé fuertemente a mis piernas.

- ¿Qué? Hayden, ¿Quién está buscándote?

- Papá, Dante está en la casa, va a matarme, está aquí. - Ahogué un grito al instante que escuché que la puerta de mi habitación cedía y caía al suelo, entró, él estaba allí, afuera, buscándome.

- Voy para allá.

- Papá ten cuidado... 

- Se cuidarme sólo... - Colgó.

Los nervios me invadieron por completo. Escuché un grito de él, de fastidio, había caído, pensó que me fui. Pero, mi celular arruinó el plan por completo, cuando parecía que estaba a punto de irse, comenzó a sonar, no estaba ni en Silencio ni en Vibración, ahora, le había dado mi ubicación, y él vendría por mi.

Tomé el celular, y colgué, era una llamada, sea quien sea, no es el momento, se hizo el silencio, pero, más que un alivio para mi fue todavía peor, no sé si está ahí, pensando en que hacerme, o si fue a la cocina a buscar un cuchillo, ¿Y qué si tiene un arma?

Los golpes en la puerta rompieron bruscamente la calma que precede a la tormenta. Mi celular volvió a sonar y esta vez lo miré, si es que llego a salvarme de esta, mataré a cualquiera que haya llamado.

Andrew...

- ¿Hayden? Mi amor.

- Andrew. - Grité una vez que vi, que la madera del centro de la puerta se resquebrajaba, está a punto de ceder.

- ¿Qué está pasando? - Sonó preocupado.

- Él está en la casa... Andrew... No creo que salga de esta.

- Mi amor, ¿Dónde estás? - De pronto, parecía agitado.

- En mi casa. - Sollocé y sorbí por la nariz, estoy realmente desesperada...

La puerta cayó frente a mi y él apareció, con las manos ensangrentadas, los ojos rojos y llenos de rabia, sonrió al verme.

- Te encontré estúpida. - Me tomó por la cola de caballo previamente hecha y me levantó por ella, mientras yo, no paraba de gritar, aún con el teléfono en mano.

- Suélteme, por favor. - Rogué, clavando mis uñas en sus manos, a lo que gritó, y por un momento me soltó, cuando intenté correr, me atrapó por mi brazo, me jaló hacia él, tomó el teléfono entre sus manos y lo arrojó al otro lado de la habitación, y entonces me plantó un puñetazo en la mejilla, causando que retrocediera aturdida, chocando contra la pared, sentí sangre en mi rostro, pero, no sentí mis extremidades, ese sería mi fin, cuando a alguien se le ocurriera llegar, habrá sido demasiado tarde.

- No sé porque te resistes muñeca. - Cada vez, sentía su voz más cerca, incluso su aliento entró en mis fosas nasales, causándome ganas de vomitar. - Si bien que gritarás de placer. Aunque, no es del único modo en que me gusta escucharte hacerlo. - Me clavó el puño en el estómago.

Me tomó el rostro y lo movió de lado a lado.

- Vaya, parece que te he hecho daño, pero, ¿Sabes qué es lo irónico de todo esto? - Me costó respirar, y entonces tosí, tosí sangre.

- A-Ayuda... - Susurré en un hilo de voz.

- Eres patética, pero, Adivina, adivina ¿Quién me pidió que me de una vuelta para vigilarte? Tu madre cariño... - Sentí sus manos en mis caderas, y como levantaba rápidamente mi blusa para quitármela. - Ahora tu y yo vamos a pasarla bien. 

- ¡Mierda! - Gritó alguien a nuestro lado, comenzaba a ver borroso, y no pude saber quién era.

- ¿Quién coño...? - Escuché el ruido de algo al romperse, y entonces mi cuerpo se elevó. 

Sentí como, quién quiera que sea, se movía rápidamente, corrió y escuché las sirenas abajo.

- Alto ahí o disparo. - La voz de mi padre.

- Alto, soy inocente, el hombre está allá arriba. - Escuché pasos rápidos,  y una luz que me cegó, entonces sentí mi cuerpo sobre algo blando, y algo, que supuse, era una manta cubrió mi cuerpo...










Señorita Inocencia [Andy Biersack y tu] (EDITANDO).Where stories live. Discover now