Capítulo 30

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Narra Lauren:

Estaba volviendo a casa una hora más tarde de lo que se suponía, por suerte, mi taxi diario seguía parado en la puerta. Al final el profesor se espero para echarnos la tercera guerra mundial hasta final de clases, guerra de la cual pensé que nunca saldría viva.

Ahora tenía en mi poder un parte el cual tenía que firmar una misteriosa persona, padre o tutor se suponía, no tenía muy claro quien hacía ese papel. Me sorprendió el cambio de humor de Inés, vale, lo admitía, algo raro había pasado en el baño, y yo también me sentía avergonzada, pero lo más normal sería hablarlo, no alejarte del otro como un cobarde, así desde luego no se llegaba a ninguna parte.

El hecho de que no coincidamos en muchas clases le ha ayudado a ignorarme, el resto del tiempo, en la que se veía "obligada" a verme, había puesto cualquier escusa para irse, dejándome sola con Luke y Rick, los cuales, al ver que no tenía muchas ganas de hablar, se pusieron a lo suyo y me dejaron mi espacio.

Y ese había sido mi día, alguien se aleja de mi, un parte y un castigo por una semana limpiando el comedor. Rezaba por un poco de paz en mi supuesto hogar.

Como cualquier otro día del último mes, bajé del taxi sin despedirme del conductor, y entré en casa tirando la mochila a un lado de la puerta.

-Lauren! Te llaman! -gritó Sara al oír la puerta cerrarse.

Corrí a la cocina esperando que fueran mis amigos al ver que no contestaba al móvil. Me llevé una sorpresa cuando era una persona muchísimo mejor que cualquier amigo.

-Hola Lauren -sonó la voz que casi se me había olvidado de la pequeña Marina.

-Hey, que ha pasado? Por que no habéis llamado hasta ahora? Os echo tanto de menos, estaba muy preocupada. Tenemos que hablar de mil cosas, donde está Dani, os estáis divirtiendo? -dije emocionada y aliviada al quitarme el disgusto de que no estaban muertos.

-Genial, esto es genial. Dani está aquí. No te dijo el tío que nos dejan llamar una vez por semana? -dijo extrañada por la otra línea.

-No...-susurre. La verdad es que tampoco había tenido la oportunidad de hacerlo, así que no le culpaba.

-Supongo que tampoco te avisó de que los fines de semana podéis venir, ni de que llamamos todas las semanas -suspiró la pequeña.

Una cosa era no avisar de que habían llamado, por que tal vez no estaba cuando lo hicieron y no habíamos hablado mucho últimamente. Pero ocultarme que podía ver a mis hermanos, y dejarme preocuparme por un mes era demasiado. Luego hablaría con él, tal vez ya tenía una escusa para el parte.

-Bueno, no te preocupes, ahora estamos hablando, eso es lo importante -seguramente escuchó mi bufido y no quería que me enfadase con nadie -oye Lauren, no nos dejan hablar mucho y Dani ya quiere saber de ti. Te quiero, dile que te lo cuente todo el -me dijo muy rápido. Se escuchó una riña y la risa de mi hermano sonó ahora por la línea.

-Hey, que tal estás pequenaja? -dijo alegre Dani, su voz estaba más grave, y su sentido del humor había cambiado notablemente, nunca me habían llamado pequeñaja.

-Eh hola? Donde está mi gruñón hermano? Creo que se ha equivocado de persona, por favor, busque a Daniel -reí- que te han echo renacuajo? Hasta te han dado sentido del humor, no, espera, adivino, ha sido la compañera de Marina, intentas demostrar que eres una persona alegre e interesante?

-Cállate, ala, ya tienes lo que querías, aquí está mi yo gruñón -suspiró desde el otro lado de la linea.

-Pues que rollo de persona eres, bueno, cuéntame, que tal todo por ahí? Este fin de semana no podré ir, tengo fiesta, me he metido en un buen embrollo, pero prometo que el que viene voy y me lo contáis todo en persona -el recuerdo de la fiesta que tenía que hacer el maldito sábado volvió a mi cerebro, ahora no tenía claro si chantajearía a mi tío con haberme alejado de mi familia para que me firmara el parte o para que dejara que muchos muchos orangutanes entraran aquí.

No me dejes caerWhere stories live. Discover now