Capítulo 13

10 1 0
                                    

Cuando el coche paró me baje muy rápido para salir de aquella oscuridad que lo inundaba. Maria en seguida repitió mi acción. Todo estaba lleno de gente, rubia, morena, pálidos, chinos....

Una mano se posó en mi hombro y desvié la mirada. Era grande, de alguien negro y me apretaba ligeramente. Me giré y uno de los grandullones me estaba mirando, sin sentimiento alguno en el rostro. Le sonreí intentando ser amable pero él se limitó a cogerme más fuerte.

-Hey tu cuidado -le gruñí y de una sacudida me solté.

Odiaba que no hablaran, pensé que los guardaespaldas eran así solo en las pelis.

-Mi tío os cortó la lengua? -era la única teoría que se me ocurrió.

Por primera vez vi una chispa de un sentimiento en uno de esos gorilas....y no era exactamente feliz. Rodé los ojos y me dirigí a mi tío y a mis hermanos que ya me esperaban en la puerta.

-Llegamos tarde -dijo mi tío enfadado.

-Ojalá se vaya el avión sin nosotros y no vayamos gilipollas -gruñí por lo bajo.

-Que has dicho? -me cogió del brazo y me apretó. Puse una mueca de dolor y Daniel gruñó.

-Sueltala animal! -le dió una patada, a lo que mi tío me soltó y rápidamente cogí a Marina de la mano y junto a Daniel entramos corriendo, perseguidos por los gorilas de mi tío.

Después de unos minutos corriendo todo lo que podía escuché un grito.

-Ya ya parad! No puedo más. Un descanso -Marina se tiró literalmente al suelo revolcándose como si alguien la violara.

Daniel y yo la miramos raro mientras un corro de gente se formaba en torno suya.

-Estúpida dramática -suspiramos Daniel y yo a la vez y reímos.

Me hice hueco entre la gente.

-Desalojen, necesita aire. Fus fus no es un oso panda en el circo que haya que observar! Venga, fuera fuera -empujaba a la gente para que se fuera y después de unas cuantas quejas quedamos todo lo solos que se pude estar en un aereopuerto.

Levanté las cejas y me giré a Marina la que me sonrió inocente. Resoplé y fuí a dirigirme hacia ella cuando sentí que alguien me levantaba y me cogía como a un saco de patatas. Otra vez esas enormes manos negras. Oí las quejas de Marina y Daniel, se ve que a ellos también le hacían lo mismo.

Como si lo que llevara encima fuera una pluma, el hombretón comenzó a andar, dejé de resistirme, no conseguiría nada y me reduje a cantar una canción mientras la gente me miraba como a un bicho raro.

De repente el hombre me soltó, literalmente, mi culo en el suelo y solté un quejido de dolor. Cuando me levanté mi tío me miraba con cara de enfadado.

-Lo siento -susurré. Y más o menos, o al menos yo interpreté lo que hizo como una sonrisa. Y giró su cabeza hacia Marina y Daniel que estaban al lado mío en el suelo. Agacharon la cabeza y susurraron un lo siento casi inaudible.

Y después el resto del camino fué un rollo. Los gorilas no nos soltaban y mi tío simplemente, con su cara seria de siempre, hacía todo lo que necesitábamos para poder montar en el avión.

Cuando al fin llegamos al avión, Marina, Daniel y yo nos sentamos juntos rodeados por todos los gorilas, y mi tío...ni idea de donde estaba.

Ese avión me sonaba bastante, era exactamente igual que el de mi sueño, pero claro, todos los aviones debían de ser iguales así que no le dí mucha importancia. Lo raro fué que no me importaba si se parecía al avión en el que murieron mis padres, si no que lo único que me interesaba era si volvería a ver a aquella chica. En todo el día no se me había ido su imagen de la cabeza.

Prefería pensar en cualquier otra cosa. Tenía miedo, en realidad, no la conocía y ya sentía algo. Pero claro, el destino decidió darme una patada en el trasero, la sexy cara bonita de la chica iba sonriendo, unos asientos más alante mío, y si, iba con un chico, con el que se reía y al que de vez en cuando le daba un beso.

Una ola de calor y rabia me recorrió todo el cuerpo. Que pena si alguien les separara durante unos minutitos pensé. Y decidida me levanté para hablar con esa chica, de todos modos, no tenía nada que perder.

Y como no! Otro de los grandullones me arrastró hacia mi asiento. Le miré mal y me giré hacia Marina, no intentaría volver a levantarme, celos, celos era lo que me habían dado al ver a esos dos.

Me dormí para evitar volverme más paranoica de lo que ya estaba.

Cuando desperté me dolía horriblemente la cabeza. Di un giro con la mirada. Al parecer, mi tío ya estaba aquí, en los asientos de delante.

Tras comprobar que todos los grandullones, Daniel y Marina y mi tío estaban dormidos, me levanté para ir al baño a potar.

Molaba, tenía que ir a hurtadillas evitando despertar a todos. En mi mente empezó a sonar una cancioncilla de aventuras, y cuando por fin llegue al pasillo, ví al baño, al final.

No llevaba ni un metro cuando oí la voz de mi tío:

-A donde te crees que vas?

Me giré lentamente y le sonreí sarcástica.

-Resulta que los humanos tenemos vejiga sabes? Y anda! Si soy humana!Y oh por dios tengo vejiga -dije lo último recalcandolo como si fuera tan obio como.....como que las vacas hacen muuu.

-Rápido -me gruñó y cerró los ojos de nuevo para seguir durmiendo.

Volví a girarme y me dirigí al baño. Cogí el pomo de la puerta, y al parecer, al otro lado también había alguien que empujó la puerta para poder salir.

Me aparté para permitirle el paso y cuando su rostro angelical salió me puse roja ¿por que mierda me pongo roja?

-Hola,-me dijo.

No me dejes caerWhere stories live. Discover now