Capítulo 25

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Narra Inés:

Por fin era Sábadooo!!!! 

Me desperté con unos golpes al lado de mi almohada. Cogí el móvil que tenía al lado de la cabeza y enfoqué a lo que fuera que estaba dando los golpes. Una cabellera morena estaba esparcida en el otro lado de la almohada, y cuando se apartó esa mata de pelo unos ojos vedes que me miraban curiosos. Cerré los ojos y me los froté bien, seguro que estaba soñando.

Los volví a abrir y seguía ahí, mirándome divertida.

-Morena? Eres tú  o estoy alucinando? -me senté en mi cama. Cuando se rió pensé que lo hacía por mis pintas, no soy exactamente miss universo cuando me despierto.

-Dios, no sabes lo fácil que es descubrir donde vive alguien, ventajas de ser sobrina de mi tío -se estiró y se tiró a la cama. Levanté una ceja, se veía que problemas de confianza no teníamos.

-Ams en que trabaja tu tío? -me levanté de la cama y cogí la primera camiseta que vi por el suelo, el orden tampoco era mi punto fuerte. Me fui al baño a cambiarme y Lauren se rió.

-Complejos Rubia? Tu tranquila, estoy segura de que eres perfecta -no me había fijado en como iba vestida. Llevaba unos pantalones de chándal que le quedaban bastante grandes y una camiseta blanca que le quedaba bastante pequeña. Sip era bastante rara. Aun por su risa me encerré en el baño.

-No has respondido a mi pregunta -exclame para que me oyera desde el otro lado.

-Se me ha olvidado lo que me habías preguntado -cuando abrí la puerta estaba mirando una foto que tenía en la mesilla.

-Que en que traba...-antes de que pudiera terminar la pregunta me cortó. Era como si evitara ante todo hablar de su vida personal, y la verdad, tenía bastante curiosidad de saber por que.

-Hey, cuanto lleváis Jackson y tu? - miraba fijamente la foto y apretaba los puños. Jackson salía besándome igual que como lo hacía delante de sus amigos.

-2 años -la verdad es que era mucho tiempo, y supongo que si lo había soportado todo es por que le quería como a un hermano... aun que definitivamente amor de hermanos no es el amor que justamente precisa nuestro tipo de relación. -Y tú? Tienes novio? No me extrañaría. Seguro que hay por ahí un don Juan intentando seducir esos ojos verdes -cambié de tema. No se por que, pero siempre que intentaba hablar con Lauren de Jackson me sentía incómoda, como si delante tuviera lo que de verdad quiero, justo al revés que con Amy, a la que le contaba mil veces lo mucho que amaba a Jackson, como si intentara convencerme a mi misma, pero obviamente mi mejor amiga se daba cuenta de eso, supongo que no quería hacerme sufrir y prefería quedarse para ella su opinión.

-Estoy yo para aguantar a un cachitas que se lo cree demasiado solo por que es lo que se lleva. Estoy esperando a alguien que de verdad me atraiga. Sep, monja de clausura, prefiero eso a puta -suspiró y continuó -pero si me lo preguntas si que me he fijado ya en alguien -frunció el entrecejo y después me sonrió -aun que no creo que esa persona se haya fijado en mi de ese modo.

Una especie de calor subió por mis mejillas, y, aun que fuera egoísta y no sabía por que, también algo de alegría al saber que seguía libre. Sabía que si entraba más en el tema acabaría descubriendo quien es, y la verdad, prefiero no saber quien era para resistir mis ganas de machacarle.

La tripa de Lauren rugió y reí.

-Que no te dan de comer en tu casa? 

-Creo que más bien intentan que engorde -rodó los ojos- pero de todos modos aceptaré conocer a tu encantadora familia y desayunar con ellos la comida de tu frigorífico.

No me dio tiempo a decir nada y Lauren ya había salido de la habitación. Cuando llegué a la cocina ya estaba riéndose con mi padre. Me pregunto como sabía que la cocina estaba ahí.

-Mamá, como dejas entrar a alguien que no conoces? -susurré cuando llegué a mi madre, la cual estaba detrás de la barra, para que Lauren no me oyera.

-Bueno, ella dijo que te conocía, y la verdad Inés, no tiene pinta de salir en carteles de orden de captura del FBI -rió ella llevando las tortitas a la mesa.

-Que bien! Me encantan las tortitas! -sonrió Lauren a lo que a mi también se me escapo una pequeña sonrisa. Había momentos en los que parecía haber dolor en sus ojos, y en los que no había rastro de ese dolor, eran los mejores.

Me senté a su lado y le robé el plato de las tortitas a lo que ella me fulminó con la mirada.

-Hey, mi casa, mis tortitas -sonreí malvada y empecé a ponerles sirope. Pero ya no estaban ante mis ojos cuando estaba a punto de caer la primera gota.

-Tu invitada, mis tortitas. No me retes rubia -fue a ponerle nutella y cuando estiré la mano para recuperar mi desayuno, la cucharada de nutella cayó en mi brazo. 

-O no no no, morena, no sabes donde te has metido -Lauren empezó a reírse hasta que vio mi mano llena de sirope acercarse a su cara.

-No no por favor. Lo siento, ten piedad -imitó un puchero y estuve a punto de parar, pero que mierda, ahora tenía el brazo pegajoso! Le restregué toda la mano por la cara, sin dejar ni un punto sin manchar y ella se apartó con las manos el sirope de los ojos y con la lengua el de los labios, la verdad, es que a pesar de la escena, tenía un punto sexy -te dije que no jugaras con fuego.

Y después de eso solo recuerdo como mi madre le paso un montón de potingues a Lauren mientras mi padre me mantenía pegada a la silla, y como la sexy chica llena de chocolate le echaba de todo a una tortita. Que por si alguien se lo pregunta, si, acabó por todo mi cuerpo.

No me dejes caerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora