Capítulo XXXVII: La Drástica Decisión de Yuu

Magsimula sa umpisa
                                    

La comida tampoco podía considerarse como un manjar de cinco estrellas, pues las condiciones en las que se encontraban no les permitían dar algo más. Y aún así, era realmente revitalizante.

Al terminar de comer, Cecile rellenó las tazas de té. De alguna manera, el humo que emanaba de la tetera consiguió crear cierta aura confidencial y secreta. Tras beber el primer sorbo de la nueva taza de té, uno de los dos invitados decidió romper el silencio. Miró con un dejo de tristeza hacia el punto en el que Cecile había dejado que los dos diminutos Digimon recuperaran sus energías. Koromon y Nyaramon, totalmente ajenos a la pequeña reunión en el centro del refugio de Lloyd, dormían plácidamente. Así que el chico, cuya mirada reflejaba la determinación única que sólo unos pocos poseían, miró al hombre de las gafas y habló.

—Gracias por la comida —dijo—. En verdad, lo necesitábamos.

Hubiese querido sonreír, pero aquella capacidad había quedado ya en el olvido.

La chica del cabello marrón, que lucía un tanto pequeña y mucho más esbelta en las ropas que le habían prestado y que eran un par de tallas más grandes de lo que necesitaba, tampoco pudo sonreír.

El único que sonrió fue Lloyd, aunque su gesto distaba mucho de ser un acto de amabilidad.

—No tenemos mucho qué ofrecer —dijo Cecile en su lugar—. Las cosas han sido muy difíciles... Pero aquí estarán mucho mejor que en cualquier otro sitio.

Schniezel y Cornelia se sintieron ofendidos, aunque optaron por permanecer aún en silencio.

—Eso fue lo que dijo el señor Genai —respondió la chica del cabello marrón—. Y también dijo que ustedes tenían una manera de llevarnos de vuelta al Mundo Digital.

Lloyd se mantuvo indiferente. Tan sólo reacomodó sus gafas y bebió un sorbo de té.

—Intentamos volver a nuestro mundo usando los Digivice —explicó Tai, mostrando el objeto del que hablaba y llamando la atención de Schniezel y Cornelia—. No funcionó. Deberían mostrar las señales de otros Digivices cercanos, pero eso tampoco ha pasado desde que llegamos aquí. Creo que están averiados.

—Hablamos con el señor Genai antes de llegar a este lugar —secundó Kari—. Usted es quien ha estado ayudando a los protectores de los Siete Reinos, ¿no es cierto?

Lloyd asintió.

—El grupo que estuvo aquí hace unas semanas también tuvo esas dificultades —respondió al fin, indiferente y esbozando su sonrisa indescifrable—. Esos artefactos no funcionaban cuando ellos llegaron. Cecile tuvo que repararlos. Aunque... Ninguno de esos dispositivos era similar a los de ustedes. Tal vez eso sea un problema.

—Lo sabemos —dijo Kari—. Hay otros Digivices distintos a los nuestros.

—Tenemos que llegar cuanto antes a los Siete Reinos —dijo Tai con firmeza al percatarse de que Lloyd no quería ceder con tanta facilidad—. Hay un mensaje importante que tenemos que entregar a nuestros amigos.

— ¿Qué clase de mensaje? —inquirió Lloyd.

Como respuesta, Kari buscó entre sus ropas hasta encontrar ese pequeño objeto que logró cautivar la atención de Lloyd.

Un pendrive de color negro.

—El señor Genai nos dio esto —explicó la chica—. Dijo que hay siete pendrives que hacen falta para completar el mensaje. Ese mensaje contiene un secreto que todos nuestros amigos tienen que saber para descubrir cómo derrotar a las fuerzas del mal.

Nene de la RebeliónTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon