Capítulo XXXVI: El Ataque de Lilithmon - ¡Despierta, ShogunGekomon!

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— ¡Son escaleras! —Exclamó el chico—. ¡Podemos usarlas para bajar al siguiente nivel!

Aunque no se dio la oportunidad de expresarlo con palabras, el general tuvo que conceder en sus adentros que Lelouch les había dado algo mucho mejor que una victoria.

Un camino.

El chico de los ojos púrpura, por su parte, no dio señales de sentirse siquiera mínimamente satisfecho. Tan sólo luchó contra el dolor de su ojo, y siguió a Taiki y al Digimon King a través de la abertura.

Bajaron los peldaños de la escalera de dos en dos, sin tener verdadera idea de cuándo debían detenerse. Parte de eso se debía a que las escaleras sólo seguían hacia abajo sin conectar con ningún otro pasillo. El sonido de la alarma y las luces intermitentes de color rojo seguían alertando a los ocupantes de los túneles sobre la presencia de los intrusos. Tal fue así que tras quince minutos de bajar sin parar, los dos generales encontraron al fin esa puerta automatizada que OmegaShoutmon hizo volar en mil pedazos. El caos llamó a la intervención de dos Evilmon que perecieron sin pena ni gloria cuando Lelouch les disparó a sangre fría.

Corrieron sin parar hasta llegar a una intersección, donde tuvieron que detenerse al escuchar los apresurados pasos de un grupo de enemigos. Ocultos detrás del muro, Lelouch recurrió de nuevo a su pensamiento veloz y perspicaz. Miró a OmegaSHoutmon por un instante, y agudizó su sentido del oído para tratar de descubrir cuántos Digimon siniestros se acercaban. Supo al instante que no llegarían muy lejos si OmegaShoutmon se enfrascaba en tantos combates antes de encontrar a su compañero cautivo. Intercambió entonces una mirada con Taiki, que parecía compartir con él ese mismo pensamiento.

— ¡Haz que caigan al fondo, OmegaShoutmon! —exclamó el general.

Su Digimon obedeció al instante, lanzando un potente golpe del Hard Rock Damashii que abrió un gigantesco agujero en el suelo. La compañía de Digimon iniestros se hundió en la abertura, recibiendo de lleno el segundo impacto del Digimon King. La nube de Datos iluminó la abertura por un instante, para después dar paso al silencio. Eso, sin contar con el sonido de la alarma que no dejaba de sonar.

Los dos generales caminaron lentamente hacia el agujero, sin bajar la guardia y sin dejar de mirar en busca de más interrupciones indeseadas. La voz de Taiki, quizá a causa del gan agujero, se hizo escuchar con un siniestro y delatador eco.

—El agujero es demasiado grande —dijo—. Y si esos sujetos venían desde esa dirección, significa que es ahí a donde deberíamos ir.

Lelouch lo consideró por un momento. Negó con la cabeza y buscó en el borde del boquete hasta encontrar un trozo de escombro del tamaño perfecto para caber en la palma de su mano. En silencio, dejó caer el trozo de escombro por la abertura.

Ambos chicos contaron los segundos exactos que tardó el sonido en escucharse al fondo del agujero.

Siete.

Taiki frunció el entrecejo.

—No parece ser muy profundo —dijo el Digimon King—. Yo puedo llevarlos a ambos.

—No estoy seguro —dijo el general—. No tenemos idea de lo que hay allá abajo. En teoría, podría ser otro de los cinco niveles. Pero...

—Nunca lo descubriremos si no tomamos el riesgo —dijo Lelouch—. Y si nos quedamos aquí más tiempo, los enemigos nos encontrarán. Si de cualquier manera tenemos que seguir bajando, saltar a ese agujero es nuestra única opción.

A pesar de no estar totalmente conforme con el plan, Taiki sabía que era totalmente cierto que debían abrirse paso hacia los túneles más profundos. Así que asintió.

Nene de la RebeliónWhere stories live. Discover now