The Huntress [ Winchesters / Supernatural ]

43.

Ashley se reía apoyada en la puerta del Impala. Por primera vez en mucho tiempo, volvía a ser la chica risueña de la que Dean se enamoró. No sabía si era a causa del alcohol o porqué llevaba demasiado tiempo triste y su cuerpo necesitaba ya una carcajada. Pero se lo estaba pasando bien de verdad esa noche.

Se pasaron la noche charlando en el coche, en el bar, en la gasolinera donde pararon para comprar bebida, en un descampado donde se tiraron al suelo solo para charlar y beber,... hasta que amaneció. La química entre ellos había vuelto, volvían a ser Ash y Dean. 

Aunque Ashley quería besar a Dean a cada segundo, se reprimía porqué aún seguía de luto por John. Y Dean también quería besarla pero le daba miedo que le rechazara o la hiciera sentir incómoda. Aún así, se pasaron hablando toda la noche como nunca habían hablado. Como lo solían hacer Sam y ella. Sobre cosas banales, cosas importantes, el sentido de la vida y por qué los grillos hacen ruidos de noche. Sobre constelaciones que a penas podían ver en el cielo contaminado de la ciudad, sobre extraterrestres. El amor de instituto...

-¿Te puedes creer que me gustaba Joe Gibbins en el instituto?-rió con fuerza Ash

-Era un capullo.

-Un capullo con coche.-se defendió ella

-Yo también tenía coche con esa edad.-arrebatió él intentando quitarle importancia

-También eras un capullo con coche.-soltó en una carcajada y Dean se rió con ella 

-A mí me gustaba Lola Moore.

-¿La loca?-preguntó Ash abriendo los ojos como platos

-No estaba loca.

-Vino descalza al instituto.

-Son cosas que pasan.-rió Dean intentando defenderla 

Ashley soltó una amplia carcajada y suspiró después. Apoyó su cabeza en el hombro de Dean y él le acarició el pelo.

-Deberíamos volver, no sé si Castiel debe estar asustado ahora que vive entre humanos.

-Es como un cachorrito.-sonrió Dean levantándose del suelo

Pero Ashley no se levantó, solo le cogió la mano con dulzura, entrelazó sus dedos y lo miró desde abajo:

-Quiero repetir esto.

Él se soltó de su mano para acariciarle la cabeza por última vez ese día. Se sentía bien en ese momento. Llevaba muchos años sin sentirse tan bien. Quizás incluso toda la vida. No cabía duda, quería a Ashley.