The Huntress [ Winchesters / Supernatural ]

4.

Pasaron 6 meses hasta que Dean volvió a recibir una llamada de Bobby. Le dio un nombre y le colgó. Estaba cabreado, claro que lo estaba. Después de cómo lo había tratado era de esperar.

-Papá, ¿conoces a Travis Fitz?-le dijo enseguida a John

-Oh, claro que lo conozco. Se carga a los espíritus de tres en tres. Aunque tiene muy mala leche, tengo que decir. ¿Por qué, hijo?

-Caza con Ash.-se explicó

-Estará bien, cacé con Trav un demonio hace dos o tres años. Será un borracho y un suicida, pero es legal.

-No lo sé, papá, no me gusta como pinta esto. Ash se fue hace un año ya y no te preocupas ni cuando sale a cazar con tipejos alcohólicos... 

-Mira Dean, yo llamo a Ashley todas las semanas, no necesito que Bobby la espíe por mí. Eres tú el que se niega a hablar con ella. Así que no me digas que no me preocupo. 

-La habrías ido a buscar.-espetó despechado

-Yo te di la oportunidad de irte con ella cuando se marchó. 

Dean volvía a estar furioso, le pasaba a menudo. Estaba tan lleno de odio y de rabia. Y no sabía por qué ni hacia quién. Solo tenía ganas de romper cosas cada vez que hablaba con su padre sobre Ashley. Su vida se había vuelto un eterno bucle entre una barra de bar y el Impala. Todo para ahogar esa rabia y ese dolor que sentía. Cazar con su padre no le parecía suficiente, no le gustaba la vida que llevaba. No tenía sentido sin su hermano y Ash.

-¿Qué te pasa, forastero?-le preguntó en un tono divertido la camarera del bar mientras le servía un whisky cargado

Él le dedicó una media sonrisa antes de beberse de un trago el vaso. La camarera siguió insistiendo y él apoyó su cabeza en su mano. Volvió a sonreírle, sabía  de sobras que se la llevaría a la cama. Era lo que hacía Dean Winchester cuando estaba triste.

-¿Vas a contarme qué te pasa o voy a tener que emborracharte hasta que lo hagas?-volvió a insistir

-Creo que me estoy enamorando de una persona que ya se ha marchado.

La rubia se asomó en la barra y siguió rellenando su vaso hasta que Dean ya no veía con claridad.

-Veo mucha gente como tú en esta barra. No tengo ningún consejo para ti pero...

Dean la interrumpió levantándose de su taburete y plantándole un beso en los morros. La chica miró nerviosa a su alrededor para confirmar que su jefe no estaba.

-Mi turno termina en 15 minutos.

Dean sonrió de nuevo, las camareras de ese tipo de bares eran tan fáciles. Y aunque les importara una mierda tu vida, hablaban contigo de tus problemas y te servían buen licor. Eso era suficiente para que Dean se despejara por un par de horas, antes de irse a cazar.