42.

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Ashley Mottershaw, cazadora desde los 15 años, cuando mató su primer vampiro de un corte limpio en el cuello. Luego lo celebró bebiendo su primera cerveza en un bar de pueblo con Dean y John Winchester. Se creía invencible con esa jarra en la mano, los Winchester contra el mundo. No había nada que pudiese con ellos. 

Ya no iba a ser esa niña de nuevo. Los años cazando sola le habían dado más golpes que días felices y el regreso a la familia Winchester no pudo ser peor. Nunca había visto morir a nadie cercano y en un solo año había llenado el cupo para el resto de su vida. 

Ni siquiera era capaz de mirar a Dean a los ojos. Al chico que había amado más en toda su vida. Estaba derrotada y, aunque quería a Dean, no podía estar con él. No después de la muerte de John. 

Y contra más ignoraba a Dean, más la deseaba él. Se podía pasar horas contando las pulseras de su muñeca, o viendo bailar en colgante de su cuello mientras pegaban tiros a latas, o observando con los ojos tristes como se deshacía la coleta y le devolvía la goma para que se la guardara. Cada gesto y cada movimiento de Ashley hacían que Dean se atormentara más.

No dormía dando vueltas pensando en qué podría haber hecho diferente. Ir a buscarla cuando se fue la primera vez, no dejarla ir cuando encontraron el demonio en Utah... no haber ido a verla en Navidad. Cada decisión y cada paso que había tomado durante los últimos tres años le parecían los peores errores que había cometido jamás. Y necesitaba compensar a Ash.

Ashley estaba agachada, con una rodilla en el suelo, con un ojo en la mira de la escopeta y el otro cerrado. Los brazos casi abrazando el arma y la respiración entrecortada. Aguantó la respiración unos segundos y apretó el gatillo haciendo caer una lata en la lejanía de un descampado. Luego soltó todo el aire y buscó la mirada de Dean esperando su aprobación. Sabía que tenía buena puntería, en fin, llevaba desde los 10 años disparando armas. Pero siempre buscaba esa sonrisa tierna de Dean que significaba que había hecho un buen trabajo. En cambio, se encontró con un Dean preocupado:

-¿Qué pasa?

-Nada...-torció la boca-...quería preguntarte algo.

-Dispara.-rió ella levemente levantando su escopeta

-¿Quieres salir esta noche? ¿O dar una vuelta con el coche?

-¿Vale?-dijo ella no muy segura

Esa noche, Dean y Ash volvieron a un bar de Indiana al que fueron con su padre años atrás. No recordaban haber estado allí, visitaban bares casi a diario. Pidieron una ronda de whisky escocés y se bebieron su copa callados.

-¿Estás bien?

Ashley dio un sorbo intentando buscar una respuesta:

-Podría estar mejor.-sonrió falsamente

Dean acarició su hombro con cuidado, aunque ella se apartó un poco porqué le costaba recibir cariño en ese momento.

-¿Cómo estás tú?

Dean levantó los hombros y se terminó su copa. Luego dio la vuelta en su taburete y miró la mesa de billar:

-¿Juegas?-le preguntó Ashley

Él asintió con media sonrisa en la cara. Se pasaron la noche apostando entre ellos. Aunque Dean había sido la persona que le había enseñado a jugar a Ashley, lo machacó en todas las partidas. Ash había aprendido muchísimo yendo con Travis. Dean veía como sus billetes iban al bolsillo trasero de los jeans de Ashley como las polillas a la luz. Pero le daba igual, le gustaba verla disfrutar del juego después de tantos meses deprimida. 

Cuando terminaron la última partida, Ashley dio un sorbo a otra copa y recogió los tres billetes de cien que había encima de la mesa de billar. Con mucho estilo, se los guardo en los jeans junto con los demás. Dean se relamía viéndola jugar. Era seductora incluso cuando no intentaba serlo. Luego se soltó la coleta y le devolvió la goma.

-¿Te has cansado de ganar ya?-preguntó sonriente

Aquella partida había hecho que Ashley olvidara todos sus problemas durante unas horas. Estaba contenta de estar con Dean en ese bar.

-Gracias por los 1300 dólares.-le dedicó una sonrisa antes de salir por la puerta del bar

Él la siguió y se la encontró fumando en la esquina, con la espalda apoyada en la pared y el pelo sobre la cara. Estaba guapa, mucho más guapa de lo que Dean era capaz de imaginar que estaría una mujer después de una noche bebiendo y jugando.

Dean apoyó la mano sobre la pared, con la cara cerca de la suya.

-¿Cómo estás?-volvió a preguntar

-Bien.-contestó ella sinceramente

-Me alegro.-dibujó la más grandes de las sonrisas mientras le quitaba un mechón de la cara

-Gracias, Dean.-le dijo cogiendo su manos antes de que se la quitara de su pelo

-Para eso estam...-comenzó a decir pero ella le interrumpió con un beso

-Gracias, de verdad.-susurró antes de separarse de él y comenzar a andar hacia el coche 

The Huntress [ Winchesters / Supernatural ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora