XXII

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Jason

En este momento, no sabía si sentir lastima por Leo o intentar atravesar mi brazo, entre los barrotes de nuestra prisión, y golpear a Calypso. Aún que en los códigos de un hombre, no es correcto golpear a una mujer, ella sería una de las cuantas excepciones a hacer. Hoy no era nuestro día, sin contar que no podíamos invocar nuestras habilidades semidivinas aquí dentro.
Ahí, comenzamos a escuchar unos murmullos y gruñidos. Quizás sea Will despertando al fin, de su dulce sueño. Sin contar que Leo, Annabeth y yo, nos la estamos pasado de maravilla: siendo prisioneros de una hechicera traicionera, con un montón de criaturas mitológicas y sin posibilidades de recursos divinos. ¿Se me olvida alguna cosa? Ah, sí. Especialmente que, estamos en el mismo lugar (ni siquiera sé dónde estamos) que su prima, y el muy descarado... ¡¡¡SE DIO LA SIESTA DEL MILENIO!!!

—¿Qué pasó? ¿Dónde estamos? ¡¿Por qué estamos atrapados? ¿Qué hiciste Leo?! —preguntó Will de manera atropellada hacia mi amigo. Leo solo pudo abrir los ojos bien grandes, pero tengo un leve presentimiento de que (si hubiese podido) habría echado llamas en todas direcciones—.
—¡¿Yo? ¿Crees qué desearía encerrarnos a nosotros? Mira, podré tener ideas fuera de su compresión, pero esto no es algo que me gustaría hacer. Menos con mi ex-novia!
—Ex nada —contradijo Calypso—. Te recuerdo, que te repetía todo el tiempo, que mi corazón pertenecía a otro. De manera indirecta.
—De todas formas, no fui yo Solance —le reprochó Leo—. Además, no puedes echarme la culpa a mí. Tú, por otro lado, te la pasaste durmiendo todo este rato.
—Señora, el amo insiste que es el momento de comenzar el ritual —de la nada, llegó una de esas extrañas criaturas que no conocía su precedencia—. La chica ya está en posición.
—¡Explícate Calypso! —Leo exigió, mientras algunas de esas cosas abrían la puerta de nuestra cárcel y lo tomaban de las muñecas, para evitar que los atacara—. ¿Qué está sucediendo?
—Tan solo diré, que tendrán la oportunidad de despedirse de su amiga —la chica no mostraba un solo signo de compasión hacia Leo. Todavía me queda grabada, la imagen de cuando él había vuelto de Ogigia. Enamorado perdidamente de aquella hechicera, hija de un titán. Su respuesta fría me daba escalofríos—. En tu caso, hijo de Apolo, espero que puedas despedirte de una forma hermosa de tu queridísima prima.
—No se saldrán con la suya —declaró Will, mientras que salía de su celda, de la misma forma que Leo. En cambio, a Annabeth y a mí, nos mantienen encerrados en nuestras respectivas prisiones—. Jamás obtendrán lo que buscan.
—Oh, pobre semidiós iluso. Ya nos dieron lo que buscábamos —se burló una de esas cosas, ni siquiera puedo pensar en un nombre burlesco. Como haría Leo—. A ustedes.
—Suficiente, no hagamos a nuestro señor esperar —espetó Calypso. Leo y Will fueron arrastrados hacia un camino, el cual se iba oscureciendo con cada paso que daban—. Vendremos por ustedes dos más tarde, durante ese tiempo... —hizo un movimiento con la muñeca y ambos fuimos "empujados" contra la pared opuesta a los barrotes—. Disfruten de la espera.

Aparentemente, a esta chica si que le gustaba lo dramático. No entiendo como Leo fue capaz de enamorarse de esta loca, no me entra en la cabeza como alguien tan loco y raro... Retracto lo que dije. Ahora, tanto Annabeth como yo estábamos varados (si se puede decir así) en una prisión de roca, sin guardias, lo cual es extraño, sin posibilidad de escape.

—Espero que tengas un plan para salir de aquí, antes de que ella regrese con su séquito —le advertí a mi compañera, porque no tenía una sola forma de pensar en un escape de este maldito espacio—. Porque estoy casi seguro, que habrás ideado algo en este tiempo.
—¿Dudas de mí Jason? —me miró con unos ojos, que parecían lanzar rayos de mi padre. Literalmente, se estaba desatando una tormenta en esos orbes—. He intentado localizar un punto débil en esta puerta, pero no lo encuentro. Temo que es mágica. Y ya que tu, no puedes invocar tus poderes, estamos estancados aquí.
—Claro que no contaron con nuestra ayuda —escuchamos una voz, cerca de la otra punta, opuesta a donde habían salido Leo y Will. Cuatro sombras se acercaron a nosotros, eran el grupo de Altoona—. ¿Me extrañaste listilla?
—¿Cómo supieron que estábamos aquí? —pregunté sorprendido, mientras Sherman Yang intentaba abrir mi puerta.
—Digamos que encontramos a un soplón, dentro de esta conspiración —mi novia se acercó a mi celda—. No fue fácil hacerlo hablar, sobre donde estaba exactamente el punto de encuentro.
—Habla por ti, yo tuve que transportarlos a todos. Sin mencionar, la jaula con nuestra fuente de información —explicaba Nico, entre jadeos, reposando la espalda contra los barrotes de la celda de Annabeth. La cual, Percy intentaba abrir—. Hubiésemos venido en el Jeep, si alguien no hubiese estacionado frente a un letrero, donde decía explícitamente: "No Estacionar".
—Disculpa, pero no todos disponemos de una visión que nos permita leer correctamente —se quejó Sherman, al mismo tiempo que abría la puerta de mi prisión—. Aparte, en tu método llegamos a tiempo. Con la Jeep, hubiésemos tardado una eternidad.
—No es momento de discutir, tenemos que apresurarnos —dijo Annabeth, una vez fuera de la cárcel—. Ya se llevaron a Will y a Leo para preparar el ritual, tenemos que llegar antes que...
—¿Piensan empezar la fiesta sin nosotros? —Frank, Hazel y Reyna se unieron a nuestro grupo. Hazel se acercó a su hermano y lo ayudó a pararse. Frank tenía la lanza en mano, pero Reyna solo llevaba consigo la armadura. No podía ver una sola arma en su posesión—. Recuerden que este también es un asunto que nos incumbe.
—Díganme que son solo ustedes y no estamos esperando a nadie más —dije con un cierto tono desesperante. Tener demasiados semidioses en un lugar, jamás (repito, JAMÁS), trae buen augurio. Ellos solo asintieron ante mi preocupación—. Además, Reyna, ¿por qué no traes un arma? Por Júpiter.
—Relájate Grace, lo tengo controlado.

Inmediatamente que dijo esa frase, se oyeron ruidos de tambores. Todos entendimos que significaba. El ritual estaba dando inicio.
Hazel detectó otro túnel, que nos guiaba hacia el centro de la cueva. Probablemente todos estaban ahí, realizando esta cosa. Percy y Annabeth armaron una cuerda improvisada con restos de cuerdas que encontraron por ahí y algunos pedazos de tela. Como estaba oscuro y no queríamos llamar la atención de cosas indeseadas, teníamos que mantenernos unidos por medio de esta soga.
Íbamos avanzado despacio y con cuidado de no hacer ningún ruido. Hazel y Nico iban al frente, seguidos de Frank, Percy, Annabeth, Sherman, Reyna, Piper y yo al último. Para nuestra suerte, no nos topamos con nada en el camino al centro de reunión.

Entonces, todos nos detuvimos frente a un risco, así es, el camino tenía un punto de quiebre, donde dar un paso más sería una caída en picada. Mirando al centro, había un circulo gigante, con una base firme de piedra. En el medio de este círculo, en el aire y suspendida por cadenas, estaba __________ completamente blanca. Frente a ella, pero en el suelo, estaban Leo y Will. Ambos arrodillados, con la cabeza mirando hacia abajo. Entre los tres, formaban un triangulo isósceles perfecto.
Dentro de esta forma geométrica, había una figura de un chico. Vestía como si fuese un emperador romano, pero tenía una cara familiar. Fue cuando alzo la vista al cielo, que Reyna y yo contuvimos el aliento. Era imposible, no podía ser lo que estaban viendo nuestros ojos. Él no podía vernos, pero nosotros a él si.

—Dime que no soy el único que lo ve —susurré mirando a Reyna, quien tenía la mirada perdida en la cara del chico.
—Esto, tiene que ser una broma. No puede estar vivo —ella comenzó a agarrarse la cabeza, como si temiera que se le saliese del esqueleto.
—¿De qué diablos están hablando ustedes dos? —nos preguntó Frank, pero las caras de todos nos mostraban que los demás también estaban con la duda.
—El chico, el que está en el centro del triangulo... —empezó a decir Reyna—. Se llama Teseo Gaitán, es el hermano mayor de _________ y creíamos que estaba muerto. No puedo creerlo, esto va a ser un desafío.
—¿Por qué lo dicen? —preguntó Piper, sin entender nuestra preocupación. Claro, ninguno conoció a Teseo como nosotros.
—Porque se lo conoce, por ser el legionario imbatible de la Duodécima Legión Fulminata —continué con la explicación—, incluyendo el hecho de que él junto con ___________ son descendientes de Rómulo.
—Lo debes estar diciendo en chiste —dijo Hazel sin dar crédito en lo que decía—, eso significa que...
—Ni tu, Reyna, Frank o yo podemos enfrentarlo —dijo Reyna con pesadez—. Es como nuestro líder supremo. Solo los dioses pueden contradecir sus órdenes.
—Ahora estamos fregados —sentenció Percy.

El secreto de los dioses (Leo Valdez y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora