XIII

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Jason

¿Un tiempo límite? Eso no es anormal en la vida del semidiós, siempre dependemos es determinado tiempo. Ya estuve en dos misiones en donde tenemos solo dos meses o tres días. Me cuesta comprender lo especial de esta vez. ¿Qué ella muera? No quiero ser insensible, pero es lo más común que le llegue a pasar.

─Nico, creo que tuviste un día de locos. Es normal tener una fecha límite en misiones ─dijo Will demasiado calmado para sorpresa de todo el mundo.
─Estoy bien, es mi informante quien me dijo sobre el tiempo límite.
─¿Cuántos días tenemos? ─pregunto Conner Stoll, quien se encontraba a cargo de la cabaña once, porque Travis había comenzado los cursos previos para entrar en la universidad.
─¡¿Días? Sólo tenemos veinte horas para encontrarla y rescatarla!
─¡¿Qué? Esto no es posible! ¡Tiene que ser un error! ¡Tu informante es malísimo Di Angelo! ─eran algunas partes de la conversación que destacaban en el tenso aire de la habitación.
─Silencio, campistas ─Quirón intentó calmar la discusión─. Líderes, tienen que calmarse... ─nadie lo escuchó, entonces tomó un gran respiro y grito─. ¡A callar! ─todos quedaron mudos ante el alarido del centauro─. Dioses, esto es peor que una pelea de cíclopes. Ahora sí, continuemos. Necesitamos ideas rápidas para encontrar a _________.
─Esto es ridículo Quirón, ¿cómo vamos a encontrarla en menos de veinte horas? ─cuestionó Piper.
─Todo problema tiene solución, hay que idear un plan ─respondió Malcom.
─No tenemos tiempo para planear estrategias, Quirón ─dije en dirección al centauro─. Podríamos tardarnos días en poder decidir y enviar un equipo de rescate, sin olvidar que tenemos dos posibles ubicaciones por cubrir.
─Percy tiene razón ─se escuchó una voz, ajena a la mesa. Era Leo Valdez, quien se recargaba sobre un hijo de Apolo─. Las marcas y las cicatrices que le hicieron a _________ están desapareciendo de mi cuerpo.
─Este no es el momento de ponerse la piel de narcisista, Valdez ─amenazó Clarisse, soltando algún que otro gruñido─. Quirón, en nombre de toda la cabaña 5, aportamos los medios de transportes necesarios para esta misión.
─Gracias Clarisse, pero creo que un equipo y transporte sencillos nos vendrían mejor en esta situación.
─¿Quién dijo que serían navíos o buques de guerra? Hablo de camionetas Jeep ─aclaró la líder de la cabaña de Ares─. Todo terreno, garantizados por el mismo Hefesto. Lo único que no tenemos, es algo para la sección aérea.
─Festo se ofrece en eso, Quirón ─dijo Leo─. Al igual que Clarisse, Festo tiene una gran deuda con Beckendorf. Además lo de las marcas no tiene que ver conmigo ─le lanzó una mirada seria a Clarisse. Esto significa algo serio, Leo suele ser alguien que sonríe y rie todo el tiempo─. Hablé con Rachel sobre esto y es que nos esta quitando tiempo de encontrala viva.

Nadie quería decir una sola palabra, todos permanecían mudos e inmóviles. Daba más que miedo. Los demás líderes no paraban de pedir explicaciones a Leo, pero él no daba ninguna pista o posibilidad de soltar la información que poseía. Así es nuestro Leo, reservado en ciertas cosas. Quirón dio la orden final, habría dos grupos de búsqueda que partirían lo antes posible. En lo posible en cinco minutos.
El grupo número uno, estaría conformado por Percy, Nico, Piper y alguien de la cabaña de Ares. Allí habría muchos problemas, considerando el enfrentamiento constante de Percy con los hijos de Ares. Creo que Quirón cometió un enorme error en esa decisión. Ellos irían por vía tierra en la Jeep, aportada cortésmente por la cabaña 5 (asumo que por eso, Quirón quiso que Percy fuera con un miembro de Ares, además de saber que existía la posibilidad de iniciar una buena relación con alguien del dios de la guerra. Quirón suele ser alguien que tiene mucha esperanza hasta el último momento). Ellos irían a Altoona.
El segundo grupo seríamos Leo, Annabeth, Will y yo. Otro pequeño problema en esa decisión. Will estaba por matar a Leo en cualquier momento, al igual que Annabeth a mí si daba un movimiento en falso. Aún no resolvíamos bien, el asunto de nuestra relación de compañeros de misión. Espero que en esta búsqueda no corra sangre o partes de cuerpo, mutiladas por alguien. Nosotros encabezaríamos nuestra ruta hacia Lincoln, dentro de dos minutos.

Aproveché los segundos que me quedaban, antes de viajar, para estar con Piper. Estar en una misión donde no estuviéramos juntos me rompía el corazón en dos, pero eran las normas que Quirón impuso. Y él es la autoridad aquí.
En menos de tres segundos juntos, Festo descendió del cielo y venía con demasiado equipaje. Seguro Will se había encargado de poner una enfermería portátil en caso de cualquier emergencia. Agradezco que ahora Festo tenga compartimientos para guardar todo tipo de cosas dentro de su cuerpo. No sabría como viajar cómodo, junto con los distintos equipos de enfermería ocupando la mayor parte del lomo del dragón. Leo, Annabeth y Will ya estaban a bordo, sólo faltaba que yo me les uniera.

─Yo también te extrañaré reina de la belleza, pero tengo que llevarme al Superman rubio para comenzar la misión ─como siempre, Leo interrumpía nuestros momentos amorosos─. ¿Qué dices colega?¿Listo para otra aventura juntos?
─Sí, pero en esta ocasión...
─No mueras sin decírmelo ─Piper me robó las palabras de la boca.
─Lo prometo ─le dedico una sonrisa sincera y la cambio cuando dirigió un semblante serio hacia mi─. Ahora, arriba, tenemos que recatar a una de los nuestros. Solo contamos con dieciocho horas.

[...]

Viajar en Festo, no era el gran problema en esta misión. En realidad, nos logramos distribuir bien el espacio, siendo tres chicos y Annabeth. Además, no había vueltas bruscas con Leo en las riendas del dragón...
Me retracto de lo último que dije, ahora mismo nos encontrábamos en una batalla aérea contra unos venti.

─Genial, esperaba no verlos nunca más en mi vida ─dijo Leo, lanzando una bola de fuego a uno. Éste lo esquivó con facilidad─. ¡Ahg!¡Malditos espíritus, quédense quietos!
─Créeme ─dijo Annabeth, blandiendo como una loca con su daga─, si recibiera una moneda por cada vez que deseaba, no volverme a encontrar un monstruo... Sinceramente no sabría que hacer con tanto dinero.
─Dejen la charla, para cuando nos libremos de estas escorias del Tártaro ─dijo Will, preparando su arco para disparar tres flechas─. Intenta sacarnos de aquí Leo.
─¿Qué crees que estuve tratando de hacer? ─se quejó, mientras seguía lanzando fuego a la nada.
─Leo, despejare el camino. ¿Festo podrá salir de aquí rápido?
─Pensé que nunca lo preguntarías ─estaba seguro, que en este momento, la sonrisa de Leo está adoptando su típica sonrisa.

Creé una especie de túnel de aire, un tubo que podríamos atravesar, mientras que los espíritus de la tormenta estaban fuera de nuestro alcance.
Leo nos avisó que nos sujetáramos fuerte al lomo. No sé qué apretó o movió, que de las patas de Festo, salieron una especie de cohetes. La propulsión que dio, fue tan fuerte, que no pude mantener los ojos abiertos.

El secreto de los dioses (Leo Valdez y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora