XI

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Annabeth

De todos los días libres que encontraba, no podía disfrutar ninguno. ¿Por qué? Simple, siempre había un problema que nadie podía resolver, excepto yo. Aparentemente, nadie era capaz de decifrar la magia de las nuevas máquinas expendedoras en la cabaña de Hermes, calmar las disputas entre las cabañas de Némesis y Nike y resolver los acertijos de los problemas de los hijos de Dionisio con los de Démeter. ¡¿Acaso todo el mundo son unos inútiles aquí?!
Fui a refugiarme dentro de mi cabaña, para buscar algo de paz, después de un día molesto. Ni siquiera quería ir a hablar con Percy sobre esto y eso es raro en mí. Me recosté en mi cama, con la tableta de Dédalo en mis manos, buscando nuevas ideas para volverlas materiales. Todo a petición de Valdez, quien por cierto, no he visto desde está mañana. Mi modo, al menos no tenía a nadie para molestar en estos minutos que estoy aquí.

─¡Annabeth! ─la dulce voz de mi hermano Mason, provoca la perturbación de mi paz─. ¿Cuántas veces te lo he dicho? La cabaña necesita silencio y tus amigos afuera están como histéricos, reclamando que vayas con ellos.
─Mira Mason, yo no tenía idea de que los chicos estaban afuera ─me sorprendí yo misma al escucharlo─. Además, estuve toda la mañana solucionando problemas estúpidos, solo porque ningún hijo de Atenea se digna en ayudarme. Por lo que, no quiero escuchar tus quejas.
─Después no te preguntes porque nadie decide... ─fueron las últimas cálidas y alentadoras palabras de mi hermano, antes de cerrar la puerta detrás de mí.
─No lo soporto ─murmuré por lo bajo y luego dirigí mi mirada hacia Piper, Jason y mi sesos de alga─. ¿Qué necesitaban?
─Tenemos un asunto de vida o muerte, listilla ─respondió mi novio, con su cara totalmente seria. Algo que solo Percy poseía, era que se preocupaba por todos, incluso si no los conoce del todo─. Tenemos unas pistas sobre el paradero de ________.
─Chicos, yo no veo un problema. Eso sería más una respuesta.
─El problema es, el rango de búsqueda ─se adelanto Jason─. Tenemos que buscar en casi toda la costa este del país.

Estaba escuchando la conversación por partes, no era capaz de sostener mi mente en el asunto. A lo lejos vi a Leo, quien estaba apoyado sobre el lomo de Quirón, cojeando y mostrando muecas. Estaba preocupada porque no entendía nada. Ambos se acercaron a nosotros lentamente, pero logré ver el motivo de su demora.
Leo no solo estaba completamente vendado (además de estar más que cubierto), sino que también tenía unas manchas de sangre en casi todo su cuerpo. Jason y Percy se apresuraron en ayudar al centauro con él, en cualquier momento era capaz de caer desmayado por la sangre que le estaría faltando. Sus ojos estaban apagados, su sonrisa era demasiado débil y apenas podía mantenerse de pie. No tenía una palabra exacta, para poder describir el sentimiento que tenía hacia él en este momento.

─Le dije que tendría que tomar reposo en estas condiciones ─dijo Quirón─, pero es demasiado terco y testarudo.
─Ya te lo dije, Quirón ─le respondió Leo, apoyándose más en Jason. Comenzaba a jadear, agitándose y eso daba una pésima imagen; jamás lo habíamos visto así─. Ese último evento fue peor que los anteriores.
─Hasta a mí me matabas del susto. Mejor dilo ahora, mientras estás consciente.
─¿De qué estás hablando Quirón? ─como en todo el día, estaba envuelta nuevamente en otro asunto. Espero que no sea igual a los anteriores─. ¿Que está pasando?
─¿Encontraste a Rachel? ─la criatura se dirigió a Piper, ella solo negó con la cabeza en señal de su respuesta. Odiaba que me ignoraran─. Que mal, nos vendría bien su ayuda.
─Por favor, alguien podría decirme lo que sucede aquí ─les estaba rogando para que me dieran información, ya pasé todo el maldito día en esta situación y no soportaría otro minuto más─. Por Atenea, no entiendo nada.
─Cálmate listilla, sabemos que eres ansiosa ─Percy me tomó por los hombros, yo solo le dedique una mirada asesina─. De acuerdo... Piper, ¿podrías?
─Parece ser que Leo tiene presagios de ______. No estamos seguros si son verdaderas o no, pero estamos casi seguros que tendríamos una ubicación ─ayudó a su novio, pasando uno de los brazos de Leo, por detrás de sus hombros─. Estábamos hablando de eso hace menos de tres minutos, ¿no nos escuchaste?
─No del todo, tuve un día complicado ¿si?

Todo el mundo quedó en silencio absoluto, porque saben que es mejor no estar en mi contra.
Eché un vistazo a Leo y realmente estaba exhausto. Las piernas eran de gelatina y no tenía su peso apoyado en ellas. Quirón estaba con un ojo sobre él, intentando evitar que Leo se cayera. Daba pena, pero sabía que no iba a aceptar caras de perro mojado hacia él.
Sin previo aviso, Leo se agarró la cabeza, sujetando su cabello oscuro y ondulado con tanta fuerza, que parecía tener una jaqueca. Le faltaba pegar un grito, como si estuviera bajo ataque.

─Tranquilo Leo ─Quirón lo sujeto por los hombros─, todo va a estar bien.
─¿Qué ocurre aquí? ─miré a Percy, esperando que pueda darme una respuesta. Solo me dedicó una mirada compasiva─. Acaso es...
─Resiste un poco más Leo ─lo alentó Piper, pero dudo mucho que la estuviera escuchando.

Duró mucho tiempo así, rígido y con la mirada perdida, que llegó a preocupar a los campistas que estaban pasando por ahí. Quirón dio la orden de llevarlo urgente a la Casa Grande y llamar a alguien de la cabaña 7, porque esto claramente se estaba saliendo de control. Lamentablemente, en nuestro camino, nos encontramos con Jake Mason y Nyssa, quienes estaban discutiendo sobre unas posibles reparaciones. Al ver a Leo, no podían moverse del shock que pasaban.
Ambos se acercaron, para intentar ayudarlo, pero Quirón no se los permitió. Después de verlos a ellos, noté como Piper no quitaba la vista de Jake. Claramente, él lo notó, porque se tensó tanto. Los chicos se llevaron a Leo a la Casa Grande, pero me amiga sujetó el brazo del hijo de Hefesto.

─Tú y yo tenemos que hablar ─Jake solo sudaba a mares, seguramente se imaginaba lo que ella estuviera a punto de decir.
─¿Sucede algo Piper? ─preguntó él demasiado nervioso─. ¿Leo se encuentra bien?
─Se trata exactamente de eso... ¿Intentaste rastrar a ______ con un dispositivo de rastreo?
─¿De qué estás hablando Piper? ─Jake tenía el color de la leche. Ella tramaba algo.
─¿Yo?¿Con uno de los aparatos de Beckendorf? Vamos Piper, todo el mundo sabe que no pude controlar a Festo... Además Will estaba rondando por todas las áreas posibles.
─Nunca dije que el aparato pertenecía a Charles Beckendorf ─yo solamente abrí los ojos sorprendida, ni a mí se me hubiera ocurrido una estrategia como esa─. Habla, ¿qué es lo que sabes?
─Pues, yo... Estaba con Will y él, bueno...
─Dilo de una vez Jake, por favor ─le repliqué yo.
─No tenemos idea de donde está ─habló finalmente─. Sólo sabemos, lo que los demás saben de la situación. No entiendo, ¿qué tiene que ver todo esto con Leo?
─Últimamente Leo ha tenido visiones y premoniciones de _______ ─expliqué y Jake pasó su mano por todo su cara─, suponemos que es una especie de conexión.
─Entonces es cierto ─susurró Jake, totalmente sorprendido.
─¿Qué?
─Beckendorf intentó advertirme antes de la batalla contra los Titanes, _______ tenía una conexión con un semidiós y...
─¿Y? ¡Dinos por Atenea, Jake!
─Eso no son buenas noticias.

El secreto de los dioses (Leo Valdez y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora