VI

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Estaba en shock, no podía moverme de lo impactada que estaba. Jamás, en toda mi vida, había visto a un semidiós, capaz de hacer algo semejante. No estaba asustada como para alejarme de él, algo que pareció impresionarlo. Alguien más seguro retrocedería despavorido, lejos de su alcance, pero incluso en mi condición, miraba como boba esa flamante llama.

─Es increíble ─pase mi mano sobre ella, pero no sentí nada─. ¿Desde cuándo...?
─Desde siempre.

Admiré la llama danzante de Leo, sin saber que decirle. Conocía historias sobre semidioses capaz de hacer piroquinesis, pero jamás había conocido alguien. Él parecía tener una capacidad especial para no dejar de sonreír, porque hasta el momento, mantenía la misma expresión de felicidad.
Me disculpé por mi comportamiento reciente, el hijo de Hefesto tuvo la amabilidad de soportar mi mal genio, sin haberme mandado al Tártaro.

─No hay nada que disculpar ─dijo Leo, apagando la llama de su mano─, hubiera hecho lo mismo en tu lugar. Solo que menos cortante.
─¿De manera humorística?
─¿Lees mentes? ─la mandíbula del semidiós parecía elastica─. Es...
─No, solo lo intuí ─negué rápidamente, yo no soy chismosa─. Además, aprovecharía ese poder en otra cosa.
─_______, gracias a Apolo ─Will despertó de su sueño profundo. Siempre había bromeado con él, respecto que cuando dormía, era imposible despertarlo─. ¿Por qué demonios hiciste eso? Podrías haber muerto.
─Lo siento Will ─dije─, pero lo estábamos perdiendo.
─De hecho, lo hubieras dejado morir.
─¡Oye! ─Leo lo miró ofendido, no estaba molesto. Solo se notaba que parecía estar de acuerdo con Will─. Está bien que me odies. No se le desea la muerte a nadie colega.
─Claro, lo dice el chico que murió y resucitó, sin decirle nada a nadie.
─Esperen, ¿qué? ─supongo que nos omitimos alguna información.
─Pasa que después de destruir a Gaia, morí ─lo decía tan normal, que me daba algo de miedo─. Fue a causa de la cura del médico, la cual estoy vivito y coleando.
─¿Cómo la conseguiste? ─Will no daba crédito a lo que escuchaba, parecía perdido en otro mundo─. Nadie consiguió encontrar a Asclepio, después de ser encerrado.
─Pues... ─Leo se balanceaba con sus pies─. Agradecele a la primera profecía de Rachel.
─¿Lo encontraron en Europa? ─Will estaba haciendo un gran esfuerzo, para no matar al hijo de Hefesto por asfixia─. ¿Por qué no me llevaron con ustedes?
─¿Fueron a las tierras prohibidas?

A ese punto, Will nos echó a patadas a los dos, porque estaba ofendido con Valdez. Él me conto sobre como se enteró que era un semidiós, su primera misión con rescatar a Hera, el Argos II y tu travesía con otros semidioses por toda Europa. Yo jamás había pisado esa zona, aún que creo que nunca llegaría a hacerlo... Según como lo contaba Leo, parecía una aventura emocionante.
Caminamos hasta el centro del campamento, donde la mayoría de los presentes, lazaban miradas curiosas o amenazadoras (estas últimas a Leo) dejando algo incomoda. Una cosa que odiaba con todo mi ser, era ponerme la luz enfocándome a mí solamente.

─Perdón que pregunte pero, ¿aquí todos quieren matarme otra vez? ─Leo notó las miradas de algunos miembros de la cabaña 5, quienes tenían una actitud sobreprotectora─. Porque los de Ares no parecen haberse levantado con el pie derecho.
Oh, eso... Solo son algo cuidas conmigo ─dije indiferente, el chico a mi lado trago saliva muy duro─. Tranquilo, en cuanto no me hagas nada, los puedo mantener en línea.
Gracias por el aviso ─sabía que entendería si habla español.
─Creo que hallamos una solución al problema ─cambié de idioma y Leo solo me miró confundido─. Ellos no entienden español.
─Así que ese será nuestro lenguaje en código, me gusta ─su sonrisa volvía a aparecer con más confianza.
─Hecho, entonces...
─Si no te importa, ya sé lo grandioso que soy ─yo solté una risita─; pero creo que es momento, que usted señorita, me cuente algo sobre usted.

No me había dado cuenta, que estábamos rumbo a la zona oeste del bosque. Generalmente no llego a esta parte, se considera una de las peligrosas del campamento (dejando de lado, la libertad que tengo). Soy rebelde pero no idiota. Ahí, los monstruos o criaturas algo peligrosas pueden aparecer de la nada. La barrera no llega a estos confines.
Intenté advertirle a Leo sobre dar la vuelta, pero antes de que pudiera decir siquiera una palabra, escuchamos un aullido. Ambos nos petrificamos al instante, esperando alguna señal de que estuviera lejos. Pero como se movía la tierra y el sonido de algo olisqueando el aire no daba buen augurio.
Después de unos tres segundos, teníamos frente a nosotros a un perro de dos cabezas, pelaje negro y con los rostros que mostraba, no estaba de buen humor. Leí sus pensamientos (literalmente los leí, no los intuí) dejando un mensaje en claro: "Al fin, seré recompensado y remplazaré el lugar de mi hermano. El amo estará encantado".

─¿Qué demonios es esa cosa? ─susurró Leo, intentado no llamar la atención del animal─. Nunca en mi vida, vi un perro de ese tamaño.
─Es Ortros, el hermano de Cerbero ─respondí a su pregunta de misma forma─. Esta aquí para cazarnos, al menos eso creo.
─Genial ─parecía que estaba perdiendo la cordura─, justo cuando pensé que tendría mis vacaciones de eventos, exclusivos para semidioses. ¿Alguien más quiere unirse a la fiesta?
─Yo, por supuesto ─la voz ronca y tenebrosa de un chico, me dieron las ganas de desmayarme del susto.

Yo no estaba enterada de cuando se abrió una grieta en el suelo, a unos pocos metros de nosotros. Pero de él, salió Nico Di Angelo. Eso es gente, el chico tenebroso a salido a la luz. Seguía igual a como lo recordaba, solo que había crecido y tenía un semblante más serio. Cargaba consigo una espada de hierro, para ser exactos de hierro Estigio. Recuerdo que Charlie me había dicho que ese material, es uno de los más difíciles de conseguir.
Volviendo al ahora, Nico enfrentaba con su espada al perro gigante de dos cabezas. Siendo hijo de Hades, asumo que con Cerbero es fácil; pero este es Ortros, su hermano quien parece estar resentido. Me parecía el intento más estúpido.

─Escuchame bien Ortros, no sé quien te mandó aquí ─comenzó a hablar Nico, mientras se acercaba a nosotros─. Pero ahora yo estoy en esta área, así que lárgate antes...
"No obedezco sus órdenes, mini amo." estaba a muy poco de tirarme al suelo y reírme, pero me contuve a causa de la situación "Tengo que llevarme a la chica ante mi señor".
─Ella va a permanecer en el campamento ─¿estaban hablando de mí? Oh no─, es mi última advertencia.
"Perdóneme mini amo, pero tendré que liquidarlos a usted y su acompañante," esto se vuelve cada vez peor "Nadie puede ser testigo de esto. Órdenes son órdenes. Fue un placer servirle."

El secreto de los dioses (Leo Valdez y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora