XIX

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Percy

Ambos empuñamos nuestras espadas, preparándonos para atacar. Acteón solo se quedó parado, mirándonos detenidamente. No llevaba armas, solo tenía el aparato de comunicación y una banda que colgaba de su hombro izquierdo. Ni siquiera le dimos tiempo de moverse, que tanto Nico como yo, le habíamos bloqueado su escape.

─Que extraño, dos semidioses en esta área, lejos de su zona de protección... ¿Vienen por la mestiza?
─¿Dónde está? ─Nico tenía la mandíbula muy tensa y el filo de su espada estaba tocado el pecho de Acteón─. Habla, a menos que quieras acompañar a tu dignidad, en el Inframundo.
─Me necesitan con vida ─Acteón soltó una carcajada suave. No imploraba por su vida, sabía que dependíamos de su información─, de todas formas, ella va a morir en unas horas. Me han dicho que el ritual, es doloroso y lento.
─Maldito... ─la espada de hierro estigio estaba por clavarse en el pecho del híbrido.
─¡Nico, no! ─lo aleje de Acteón, dejando mi espada remplazar el lugar donde estaba la suya─. Tiene razón. No podemos matarlo aún.
─Escucha a tu amigo, hijo de Hades. Su consejo podría ayudar a Gaitan ─si fuéramos gente miedosa, nos asustaríamos. Para su mala suerte, no somos esa clase de gente.
─¿Cómo supiste que soy hijo de Hades?
─Sus amigos están en el cuartel central ─formó una sonrisa maquiavélica─. No pudieron contra nuestro líder, pero lamento que no lleguen a conocerlo.

Su cuerpo se encogió y sus brazos se alargaron, su pecho comenzaba a parecerse como un plumaje grisáceo. En un parpadeo, pasó de ser un hombre mitad ciervo, mitad humano... Para convertirse en un halcón. Incluso con nuestra sorpresa, no dejamos que se nos escapara. Nico le sujetó las garras con una mano y con la otra le sujetó el cuello.
Miré a mi alrededor y vi una jaula algo dañada, seguro la habían tirado como basura. No estaba hecha pedazos, no era nueva, creo que servirá para retenerlo un rato. Le señalé a Nico que lo metiera ahí, él lo lanzó como una pelota de béisbol y esa es la manera de enjaular a un ave. Decidimos reunirnos con los demás, para discutir que hacer. Rápido, porque las garras de Acteón, se escapaban de entre las rejas.

Piper y Sherman no volvieron con las manos vacías. Piper dijo que Sherman oyó una especie de mensajería en código, cuando estaban recorriendo por el parque. Parecía un campamento romano, porque no había monstruos o criaturas míticas. Eran humanos con armas de oro imperial.
¿Cómo gente del Campamento Júpiter se había aliado con el enemigo? ¿Querían atacarnos de nuevo e iniciar otra guerra? Solo espero que Reyna y Frank estén al tanto de esto. Miramos a Acteón, quien parecía haberse tomado una pequeña siesta. Lo único que no disponíamos por el momento... Tiempo.

─¡Arriba, saco de plumas! ─Sherman sacudió la jaula, nadie lo detuvo, creo que todos teníamos ganas de sacarnos esta misión de encima─. Me importa si dormiste una hora, levántate soldado.
─Creo que ya está despierto ─Piper miró a través de las rejas de la jaula─. Saquémoslo.
─Pero intentará escapar, si quieres tomar riesgos, no lo hagas con... ─intenté hacerla entrar en razón, solo que ella y yo tenemos una cosa en común.
─Déjenme que yo me encargue ─ambos somos tercos─, ahora, liberen el águila.

Dubitando, Nico y Sherman liberaron a Acteón de la jaula para aves. Como lo había previsto, quería escapar, pero Piper usó su embrujihabla. Ahora sí, tenía sentido. Inmovilizó a Acteón y lo hizo volver a transformarse en su forma humana de nuevo. Piper está que arde, y sus intenciones no son dejar sobrevivientes de sus llamas.

─¿Dónde está ______? ─preguntó Piper, mirándolo fijamente. Acteón no respondió, entonces Sherman le asestó un gancho en las costillas─. Créeme que no quieras otro golpe, repito la pregunta. ¿Dónde está ______ Gaitan?
─No importa cuanto me lastimen, jamás les daré la información que quieren ─este tipo quería el papel del Guasón, en la próxima película de Batman─. Y la hija de mi enemiga, quedará en los campos Elíseos. Esa es una linda noticia ¿no creen?
─Te haré tragar tus palabras, engendro ─dijo Sherman, agarrándolo del cuello y apretándolo cada vez un poco más.
─Con vida, Yang ─le advertí, ya me era suficiente contener a Nico. Tener que hacerlo con Sherman, no estoy disponible para ser contratado como niñero─. Lo necesitamos con vida.
─Sabias palabras, hijo de Poseidón ─Acteón quería hacerse el bueno conmigo. Redirigí la espada hacia el pecho.
─¿Dónde están nuestros amigos?
─¿No se dan cuenta? ─volvió a carcajear, al parecer era un payaso de la clase. Odio las bromas, en especial las que son pésimas─. Ellos siempre permanecieron en el mismo lugar, ustedes aquí y ello allá. Pensaba que ustedes, los semidioses, eran astutos.
─Siguen en Massachusetts ─dijo Nico, manteniendo la calma─, aunque si saliéramos ahora, no los alcanzaríamos a tiempo.
─Exacto, queda una hora para el rito ─Acteón largó carcajadas estrepitosas, ojalá tuviera una mordaza o un somnífero para hacerlo callar─. Y no pueden hacer nada para impedirlo...

Sherman le clavó una lanza en el medio del pecho, fuera de sí. De todas formas, ya habíamos obtenido lo que queríamos. La mala noticia, era que no teníamos la posibilidad de impedirlo y no podíamos comunicarnos, si que el enemigo se enterara. Piper tomó la decisión por todos nosotros, intentaríamos llegar hasta Lincoln, incluso sin poder ayudar.
Miré al cielo e imploré a los dioses que protegieran a nuestros amigos, que salvaran a _________, que hubiera una forma de llegar a ayudar a nuestros amigos... Pero ellos, posiblemente no se preocuparan por este tipo de problemas. Lograron hacerme retractarme de mis pensamientos, cuando un rayo aterrizó entre mis pies, junto con una flecha plateada.

Zeus y Artemisa no estaban a gusto con mi juicio, espero que me demuestren que la "ignorancia" que poseo ahora, sea un completo error de mi parte.

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{En otra parte, específicamente, en el monte Olimpo}

─¡Te advertí que era una pésima idea dejarla vivir! ─gritó Zeus, provocando que los 10 olímpicos presentes en ese momento, se estremecieran─. Ahora nos condenará a todos.
─Si no fuera que echaste a Apolo hace meses, no estaríamos en este problema ─dijo Artemisa, cruzándose de brazos y mirando hacia otro lado, molesta─. La profecía no estaba completa.
─El error es todo tuyo, hermana ─dijo Atenea, con su aire de superioridad de siempre─. Esa fue tu infracción numero dos.
─Pero...
─¡Oh, déjenla en paz! ─Hefesto saltó de su trono, arrojando una de sus maquinarias de las manos─. La chica es culpa de todos nosotros, eso también te incluye a ti, padre.
─¿Quieres el mismo destino qué Apolo tendrá que enfrentar? ─la voz de advertencia de Zeus iba creciendo de tono con cada palabra.
─Lamento desacordar contigo, Zeus, pero mi marido tiene razón ─dijo Afrodita, todos, incluyendo al mismo Hefesto, quedaron estupefactos─. Todos fuimos consientes de dejarla vivir, pero tengo que desacordar con respecto a la profecía.
─¡¿Cómo dices?! ─Artemisa casi se cae de su trono al oír esas palabras.
─Am, querida, eso no es posible ─dijo Hades, mirando a la diosa del amor con desinterés─. Las Moiras le han puesto su ojo encima, desde su nacimiento. La mestiza no conoce su destino.
─Ella no, pero mi hija sí ─confirmó la diosa, los demás aún estaban confundidos.
─Piper McLean no sabe casi absolutamente nada de ella ─dijo Hermes─. Es más, sus relaciones públicas son muy bajas, a comparación de su padre.
─¿Acaso vamos a discutir sobre las redes? Tengo que recordarles, que por su culpa ─Démeter señaló al dios de la mensajería─, casi pierdo los cultivos en toda la Media Luna Fértil.
─Culpa a los americanos, no a mí ─dijo Hermes, en tono ofendido.
─Volviendo al tema anterior ─intentó explicar Afrodita─, no hablaba de Piper. Me refería a Silena Beauregard. Antes de morir, me entrego una plegaria, junto con la profecía de _________. Completa

La sala estaba en silencio, Afrodita dejo en el centro una hoja toda garabateada, seguro por la prisa del escritor. Las palabras en esa hoja eran:

"Las reglas de los superiores, será quebradas
Por la diosa prohibida, en momentos de rebeldía.
Dos descendientes peligrosos, con un pasado legendario.

Los dos hermanos tendrán almas separadas,
En busca de su destino, sus mentores serán guías
Pero los caminos se separarán por un sanguinario.

El tiempo, definirá su definitivo rol
Así enfrentarán y fluir.

Con el calor de la fragua y el sol
Darán el inicio del caos o del vivir.

Escuchen mis palabras, cuando les advierto
Ignorar mis palabras, causaran un muerto.
La sangre prohibida solo sobrevivirá a uno
Aquel quien muestre corazón lobuno".

El secreto de los dioses (Leo Valdez y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora