XVIII

1K 70 2
                                    

Percy

Nosotros seguíamos en busca de _______, por Altoona, Pensilvania. En medio del viaje tuve mis discusiones con Sherman Yang, de la cabaña de Ares. No entiendo que tenía Quirón en la cabeza, cuando pensó en ponernos en la misma misión. Piper estaba perdiendo la paciencia y Nico parecía querer tirarnos a ambos fuera del vehículo, aún en movimiento.
Literalmente es una pequeña ciudad entre urbana y rural. Había casas pequeñas, algunas parecían no haber dejado el siglo XX, muchas cercas de madera y algunas personas caminando en medio del camino, por donde pasan los autos. Aquí la gente aparenta tener dos ideas en la cabeza, una es sentirse en el campo como animales silvestres y tierno o ser aplastados por una camioneta monstruosa para no seguir en esta ciudad... Estoy siendo algo extremista, pero la verdad es, que Sherman no para de hacer que quiera explotar los tanques de la maquinaria, las cuales están dentro del capó de la camioneta.
Ahora yo estaba conduciendo la Jeep, mirando las calles, con las manos apretadas en el volante. Cuando vimos carteles de parques o direcciones hacia algo que nos llegara a llamar la atención, comenzamos a mirar a ambos lados. Fue entonces cuando Sherman hizo ese comentario donde tenía ganas de apuntarle el aceite del motor en su cara.

─¿Sabes Jackson? ─comenzó a decir en un tono muy falso─. Creía que eras un inútil en todo...
─Sherman, no ayudas ─dijo Piper, advirtiéndole que no provocara nuestra muerte.
─... Pero ahora, me doy cuenta, que eres un idiota. Teníamos una posible localización a unos 400 kilómetros atrás y no lo viste. Tendría que haber manejado más, de haber sabido que Quirón haría esto...
─¡Hasta aquí llegué! ─de la ira que tenía, pise el freno con todo el pie, provocando que todos en la Jeep se inclinara hacia adelante. Por poco Nico no sale volando por el frente─. ¡¿No hay un momento en el día, en dónde cierres la boca?! ─dije incrementando mi tono, con cada palabra.
─¡Estaría más tranquilo, si hubiésemos encontrado alguna pista sobre ______! ─ahí comenzamos otra discusión, mientras que Nico mostraba una postura irritable─. ¿Cuánto piensas que disponemos Jackson? Tenemos menos de doce horas para confirmar si ella está aquí o no.
─Hubiéramos ganado más tiempo ─apretaba los dientes, intentando mantener la poca paciencia que aún tenía─, si tú no hubieses parado en la gasolinera Allentown, para discutir con el gerente de ahí.
─¡Nos estaba cobrando $100 de más! Le estaba haciendo un favor a las billeteras de todos. Dudo que tuviéramos suficiente dinero para....
─¡¡¡DEJEN ESTA TORPE DISCUCIÓN!!! ─Nico parecía invocar a su ejercito de esqueletos, en plena luz del día, para hacernos callar a Sherman y a mí. Sin importale los peatones que seguían circulando por la zona. Respiró profundo (con la ayuda de Piper y su habilidad de persuasión), y recobró la compostura. De todas formas, Sherman y yo estábamos temblando, no sé por él, pero yo tenía miedo─. Bájense de la camioneta ahora, continuaremos el camino a pie.
─Bien ─dijimos ambos de mala gana, no queríamos darle la oportunidad a alguien de demostrar nuestro miedo.

Por suerte, estábamos tan lejos del centro de la ciudad, donde parecía haber muchos lugares para buscar. Caminamos unos pasos y encontramos el Parque Westfall. Un lugar tranquilo, parecido a cuando uno quiere llegar al campamento. Cerca de una calzada de pavimento, separándose del área verde por vallas metálicas. Un ambiente familiar me relajo por tres segundos, porque el mal presentimiento de tener los ojos puestos en nosotros, me pellizcaba la nuca.
Los demás no hacían caso a esa posibilidad (y si lo hacían, lo disimulaban demasiado bien). Yo, por otra parte, parecían un adolescente paranoico, que buscaba ayuda de un colega, después de haber cometido algún crimen.

─Cálmate Percy, o vas a llamar la atención de alguien ─me dijo Piper, viendo cada una de mis acciones. Sherman y Nico estaban a unos pasos más adelante que nosotros─. Ya tuvimos suficiente, con la escena de pareja, en la camioneta.
─¿Es enserio? ─pregunté algo ofendido, podrían decírmelo con Annabeth, pero con un hijo de Ares... Vamos, saben mi relación con el dios de la guerra─. Piper, su padre me odia y yo lo odio a él. Eso, provoca mucho choque de enfrentamiento, con sus hijos.
─Lo sé, pero recuerda que esta misión no es de reconciliación ─me impactó su respuesta, tal vez estaba siendo muy egoísta─. _______ nos necesita y recuerda que era protegida, no solo del ex-capitán de la cabaña de Hefesto, sino que también de Silena Beauregard, quien tenía una buena relación con Clarisse y...
─Creo que ya entendí tu punto ─solté un suspiro y cambié mi cara rígida por el enojo, a una más calmada─. Gracias por recordármelo, Piper.
─¡Oigan! ─Nico llamó nuestra atención─. Si dejaron de hablar sobre terapia, tienen que ver esto.

Al pie del comienzo del camino, recomendado para senderismo, había un tumulto de gente. Caminamos un poco más rápido, los murmullos, algunos gritos ahogados y la policía pidiendo espacio.
Nico y yo nos abrimos paso a empujones, entre la multitud de morrales que había ahí. Había muchas cintas policiacas cubriendo el perímetro, pero había autoridades trabajando en la escena.

Se trataba de una muerte, porque había una mortaja con cierre dejaba descubierto, solo el rostro de la víctima. No lográbamos ver nada desde nuestra ubicación.
Por dos segundos, pensé que Nico había desaparecido y continuar su camino en viaje sombra, pero después lo vi aparecer junto a Piper y Sherman, muy lejos de la multitud.

─Es un chico del Campamento Júpiter ─dijo Nico, algo impresionado por verlo─, lo he visto en mis visitas. Es un hijo de Marte.
─¿Estás seguro? ─preguntó Piper, no tan convencida.
─Muy seguro, ademas traía la camiseta morada con algo de detalles dorados.
─¿Qué hacia un hijo de Ares aquí? ─preguntó Sherman confundido.
─Es Marte, en primer lugar ─dije mientras recibía su cara de enojo, la cual ignore─. En segundo lugar, es raro que el campamento romano se involucrara en esta búsqueda.
─Bueno, el mensaje que nos enviaron decía que, tanto nuestro campamento como el suyo, ardería en llamas si no entregábamos a _______ ─reflexionó Sherman, por un momento me vinieron ganas de hacer un comentario al respecto, pero me lo quité al instante─. Quizás están haciendo la búsqueda por su cuenta, para ayudarnos a evitar una catastrofe.
─Entonces, empecemos a buscar ─dije, mientras miraba todo el largo que ocupaba el parque─. Es muy grande para que busquemos en un solo grupo, será mejor dividirnos.
─Yo iré con Percy y Piper, tú ve con Sherman ─sentenció Nico al instante─. No queremos más distracciones que retrasen la misión.

Cada quien escogió un sector para comenzar a buscar, seguimos los senderos de tierra, pero en mi caso con Nico, ninguno decía nada. Sólo movíamos los pies para seguir adelante. Bueno, eso fue hasta que escuchamos una voz, provocando que nos detuviéramos. Nos ocultábamos detrás de los troncos de los árboles cercanos a nosotros. Entonces la voz se hizo más notoria en el camino, por donde antes circulábamos con Nico.

─¡¿Cómo que hay mestizos rondando por la zona? ¿Sabes lo qué hará el jefe si se llegase a enterar? Nos mutilara y enviara al Tártaro personalmente! ─una pausa, aparentemente se estaba comunicando con alguien por celular─. Además, tuviste que deshacerte del romano para variar. Eso lo enfurecerá más... Sólo, encuéntralos y capturalos. Avisame cuando hayas completado esa tarea.
─Esto significa que hay un plan ─dije intentado entender cual era.
─¿De verdad lo crees, Percy? ─dijo Nico, en tono irónico, yo solo aporte una postura algo avergonzada.

Salimos de nuestro escondite, esperando sorprender al enemigo, pero el impacto nos lo llevamos nosotros. Era como un sátiro, pero no era una combinación de cabra. Veíamos a un mitad hombre y mitad ciervo, llevaba un arco con u carcaj bien cargado de flechas, su torso desnudo solo traía una etiqueta de identificación que leía como "Nacteó". Tonta dislexia.
El hibrido agarró lo que parecía un woki-toki y dijo.

─Aquí Acteón, tengo a dos semidioses a la vista, estoy preparado para atacar.

El secreto de los dioses (Leo Valdez y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora