Capitulo XXXIV

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Capitulo XXXIV: "Conclusiones Finales"

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Capitulo XXXIV: "Conclusiones Finales"

Perspectiva de Christian Grey

Un vidrio rompiéndose a mi lado me obliga a dar un sobresalto por el sonido generado que resuena, pegándome un poco más a la pared viendo como sus ojos llenos de ira me analizan de arriba a abajo, sus labios mantenidos en una fina línea no comprenden que hago acá y bueno mi instinto de supervivencia tampoco entiende como a pesar de sus rechazos continuos durante siete días yo sigo volviendo pero tan solo hace falta verla, ver su vientre que crece cada vez más para entender porque lo hago... Acá están las dos razones de mi vida, no los puedo perder por una idiotez.

De reojo observo como el vidrío yace sobre el piso limpio de su departamento, del vaso solo queda el recuerdo... En su defensa de agresividad, agradezco que está vez no sea una plancha lo que me ha lanzado, ni el celular.

Agradezco su mala puntería.

El sol del mediodía iluminándola solo le da un aspecto más embriagante, más enloquecedor. —Otra vez tú. —su voz en ruda, llena de amargura y quizás algo de resentimiento pero no puedo evitar ponerme duro con ese aspecto salvaje que tiene pero sé que ahora no es el momento de pensar en la satisfacción de mi necesitada polla. Como una gata salvaje pareciera crispada. Niega refunfuñando. —¿Qué haces acá? —

—Tengo un hijo al que cuidar y una futura esposa a la que consentir. —le explico encogiéndome de hombros, sacando de mi espalda la caja de chocolates en forma de corazón sostenida por mi mano, rogando porque está vez no termine en mi cabeza y unos cuantos dentro de mi boca. Ella me mira como si me hubiera vuelto loco. —Así que es obvio porque estoy acá. —

Aún recuerdo como se enteró que le había pedido su mano a Klaus, recuerdo el mensaje que me envío diciéndome un corto Eres un imbécil que me hizo dormir ese día con una sonrisa; el odio es un sentimiento así que me alegra que no oculte ese en la gélidas de su mirada.

Suspira cansada, posando sus manos en la encimera de la cocina negando lentamente. Sus dedos acariciando la brillante encimera hacen un sonido leve que es ocultado por su gruñido. —En serio eres masoquista. —suspiro algo tranquilo cuando veo un amago de sonrisa curvarse en sus labios. Pero que desaparece de forma rápida, algo es algo. Posa sus azules ojos en mí luego de haber visto unos filudos cuchillos de forma amenazadora, no creo que llegue tan lejos o eso espero. —¿Hasta cuándo vas a seguir viniendo? —

—Hasta que hablemos. —me encojo de hombros, despegando la espalda de la pared que en estos siete días se ha convertido en mi lugar de seguridad. —Soy un hombre insistente. —

—Créeme, me he dado cuenta. —niega con la cabeza, como si fuera increíble que siga viniendo a pesar de sus continuos rechazos, palabras hirientes entre otras cosas. Yo no le encuentro nada increíble, soy un hombre que no quiere perder a su familia, a sus dos seres que ama así que no le veo nada de malo a eso. Cometí un error pero estoy dispuesto a solucionarlo. —Pero yo ya he dicho todo lo que tengo que decirte. ¿Cuántas veces tengo que mandarte a la mierda? Enserio es cansado. —

Mis Pervertidos II (Grey)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant