Capitulo XXIV

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Capitulo XXIV: "Sucesos extraños"

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Capitulo XXIV: "Sucesos extraños"

Perspectiva de Bjorn Hoffman.

Si en un momento me pareció bien lo que estaba haciendo, si en algún momento se me cruzo por la cabeza bien presionar a este hombre para que piense racionablemente ahora me estoy dando cuenta que me equivoque, al escuchar lo que tiene planeado sé complemente que es una locura con muchas fallas y que quizás solucione un problema pero a su vez traerá otros problemas más, quizás no tan complicados pero son problemas al fin y al cabo.

Christopher a mi derecha se encuentra en silencio lo cual es raro, sentado ahora a mi lado tomando una copa de whisky también mientras yo no puedo hacerlo por el nudo que se me ha formado en la garganta. La habitación se ha tornado de un completo silencio, sé que está mal pero de igual forma lo hacemos, sin ningún miedo a su reacción juzgamos con la mirada a aquel hombre que en sus ojos brilla la desesperación, esa sensación de que el mundo comienza a venírsele encima que yo solo lo sentí aquella vez del accidente donde perdí a mi hijo.

Ninguna es capaz de decir mucho, yo no soy capaz aún de entender cuan profundo es lo que siente por Anastasia que lo obligue a hacer eso, no logro entender como el amor a un seguro hombre de ideas muy inteligentes lo ha convertido en uno que no se encuentra para nada firme en los pasos que da, en las decisiones que toma y en definitiva sus ideas serán efectivas pero se corre mucho riesgo.

—¿Qué pasa? —pregunta Christian, desesperado por el silencio. Me veo tentado a decirle que deje de beber de aquel whisky que le está friendo las neuronas pero no lo hago por el hecho de que quizás eso es lo que necesita, beber hasta entrar en un coma etílico para así luego poder pensar que es lo que verdaderamente se debe hacer. —¿Por qué me miran como si hubiera matado a alguien? —

Casi que es lo mismo, sacudo mi cabeza intentando volver a controlar toda esta situación ya que al parecer Christian hoy no es capaz de hacerlo. Con mis dedos desaparezco arrugas invisibles de mi pantalón, mi padre desde pequeño me dice que tengo está costumbre de hacer esto a la vez que desvió la mirada cuando estoy nervioso o no sé qué decir, cuando no quiero enfrentarme a lo que se encuentra a mis narices y he de reconocer que mi padre es un sabio hombre pues exactamente eso está pasando dentro de mí, estoy nervioso por las consecuencias y no sé qué decir porque simplemente no cabe en mi cabeza como es que se le pudo ocurrir algo así.

Sí que se ha despertado el ser oscuro.

—¿Has odio tú mismo lo que estás planeando? —pregunto, con el gesto torcido de la preocupación que en mi rostro se dibuja, al fin logro hablar pero ni yo reconozco mi voz por el nudo que en mi garganta se ha formado. —Eres consciente de toda esa locura. No te reconozco. —

—Es Leila. —se encoge de hombros, como si decir el nombre de esa mujer justificara todo. Ruedo los ojos, con mis brazos cruzados y Christopher ya va por su segundo vaso de aquel liquido amarillento que de un solo trago ingresa hasta el fondo de su ser, sacude la cabeza expulsando un suspiro hastiado. —Es aquella mujer que jugo con ambos. —

Mis Pervertidos II (Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora