Mis Pervertidos II (Grey)

Capitulo XVIII

Capitulo XVIII: "Conversaciones incomodas"

Perspectiva de Björn Hoffman.

Me rasco la nuca, un poco nervioso, es increíble como un ser tan pequeño e indefenso me puede poner tan nervioso de una forma que nadie lo ha conseguido, ni en los tribunales pero ella si lo pudo hacer. Niego lentamente mientras la intento calmar, sobando su espalda sintiendo como sus pequeñas lágrimas golpean contra mi pecho provocando el peor golpe, sus manitas arrugan mi polo pero eso no importa, al igual que no importan los planes que teníamos para esta mañana.

—Tranquila. —de forma tonta pronuncio aquella palabra pues luego de decirle que prácticamente su madre lo ha abandonado será difícil todo. Reniego, moviendo mi cabeza sintiendo como cada vez el rencor hacia aquella mujer me baña más. Le beso la cabeza, le vuelvo a dar un beso sin poder aguantar esto que siento en mi garganta, el nudo formado al no poder hacer nada que pueda calmarla. Arde el lugar donde sus lágrimas se posan, no soporta está impotencia de no saber qué hacer y al parecer para Christopher también es un momento un poco incómodo. —Vamos a estar bien. Lo prometo. Juntos vamos a salir adelante. —pero soy prácticamente un extraño para ella por el poco tiempo que nos conocemos.

Christopher saca los platos de la encimera que se encontraban demasiado cerca de Sammy a la que he sentado en este frío lugar, ahora su cara se oculta en mi cuello, sus pequeñas y regordetas mejillas acarician mi cuello, calmando un poco la tensión que en mis músculos se habían formado. El castaño toma asiento a mi lado, no sonríe, por primera vez su sonrisa no está presente cuando con manos un poco nerviosas acarician la espalda de Sammy que pega un leve respingo para seguidamente continuar con lo suyo que consiste en tragarse la lágrimas, aunque le es imposible así que le salen más.

—¿No te parece que es demasiado pequeña como para que le hayas dicho todo así tan de repente? —

—Es un poco tarde para que me hagas dar cuenta de eso. —ruedo los ojos, concentrándome en seguir calmando a esta niña aunque cada vez parece más y más una tarea imposible. Reniego conmigo mismo al ser tan tono de pensar que Sammy pudiera soportar una noticia como esa de que su madre la dejo, sí que no tuve tacto pero ella merece sinceridad. Ella no merece que le oculten cosas como a mí en su momento me lo hicieron. Me encojo de hombros mirando a mi amigo que no deja de trazar ochos imaginarios sobre la espalda de la niña. —Ella merece sinceridad y eso le di. —

—Pero no merece una sinceridad tan dura. A veces es mejor ocultar la verdad a los demás. Se les dice mentiras piadosas, deberías comenzar a ponerlo en práctica. —habla como si nada, sabiendo que la pequeña no nos está haciendo mucho caso por estar apretándose más contra mí. Llorando como si no hubiese mañana. Dejo que derrame todas sus lágrimas, sin decirle mucho más que lento susurros para ver si así se queda dormida. Es mejor que se desahogue de una buena vez. —Pero en fin, bien o mal ya le dijiste todo. —niega lentamente, besando el hombro de Sammy que nuevamente pega un respingo, pero no se ríe por la barba de Christopher que se frota en esa parte. —Bien esto sí que es grave. —saca su celular, mira por unos instantes la pantalla de este para luego verme a mí con una ligera sonrisa. —¿Puedo invitar a alguien? —

—¿Es alguien de confianza? —controlo un poco la intriga de saber quién es pues solo quiero que me deje a solas por un momento con la niña, parece entenderlo cuando da unos pasos a la salida de la cocina luego de responderme.

—De absoluta confianza. —

Nos deja a ambos solos, nos deja a ambos en la cocina cuyas ventanas otorgan un paisaje hermoso de este día soleado en el que podría hacer muchas cosas interesantes y divertidas con Sammy, un día hermoso que ella tendría que disfrutar mientras se encuentra en está mágica etapa de la niñez y no sufriendo por el alejamiento de su madre, no se merece en definitiva esto, nadie se lo merece. Reniego internamente mientras me alejo de ella, al sentirle más tranquila.