Cien años: Reencuentros

193 20 4
                                    

Pasará un siglo cuando los cuatro elementos repartidos en los cuatro puntos cardinales se reúnan de nuevo. Sólo aquel desarraigado que sobrevive a la sombra de su creación, aquel que creo vida y esperanza a través de la muerte y la incertidumbre, podrá reclamar aquello que es suyo por derecho... Sólo así podrá regresar de en el hielo y el diamante el más bello de los tesoros a proteger.

(Profecía de Rumanía)
_

________________________________________

La nieve caía con parsimonia, pero a pesar de ello, el frío era soportable. Sus pasos eran tranquilos, haciendo crujir la nieve bajo sus pesadas botas negras. Iba en total silencio, perdido en sus recuerdos, con las manos metidas en los bolsillos de su abrigo negro. Alguien lo llamó, haciendo que regresará a la realidad, deteniendo su paso, al tiempo que alzaba sus ojos rubíes hacia aquella persona que iba junto a él.

-¿Me estabas escuchando, brüder?-lo interrogó, deteniéndose un par de pasos delante de Prusia.-

-Lo siento, West... Estaba pensando en otra cosa.-se disculpó, llegando junto a él.-

-Me lo imagino... Ha pasado un siglo... Si es cierto, hoy es el día señalado.-murmuró Alemania, alzando sus ojos celestes al cielo.-Tengo que reconocerte que estoy nervioso... También quiero volver a verla...-dijo con sinceridad el germano, volviéndose hacia su hermano.-

-Cuando hablé con Francia y España también estaban muy excitados con esto... Francia quería poder agradecerle todo lo que hizo por él.-

-¡Al menos no tuviste que lidiar con Italia después de tanto tiempo!-señaló el alemán, rascándose la nuca, suspirando, aunque se veía decaído.-Era un manojo de nervios, no hacia más que hablar y se puso a llorar en varias ocasiones... ¡Me desquicia, cuando se pone así!-

-Kesesese~ ¿Qué esperabas? Ita es muy sentido y la hija pródiga estará de regreso.-señaló con una sonrisa divertida, aunque poco a poco se desvaneció, siendo consciente de lo complicado que tenía que ser para su hermano.-

-¿Y tu?¿Cómo estás?-quiso saber Alemania, volviendo a pararse.-

-Sólo quiero poder abrazarla y no volver a soltarla...¡Jamás!-sentenció Prusia.-Quiero que esta pesadilla acabe.-

En ese momento ambos germanos se volvieron hacia atrás, mirando a través de la espesura del bosque, oyendo gritos que se acercaban a su posición. Los dos hermanos se miraron, encogiéndose de hombros, volviendo la vista hacia aquella algarabía que parecía resonar en todo el bosque, provocando que bandadas de pájaros elevarán el vuelo, espantadas.

-Come on, bro!-se oyó finalmente con claridad.-

-No puede ser...-negó Prusia, cubriéndose los ojos, echando la cabeza hacia atrás al tiempo que hundía sus hombros. Volvió a mirar hacia la espesura-¿Por qué diablos no le han dado una caja de Valiums?-

-¿Crees de verdad que eso hubiera funcionado con él?-quiso saber Alemania.-

-No creo...-contestó encogiéndose de hombros.-

-Yo conozco un método mejor que las drogas... Ufufufu~-oyeron detrás de ellos los germanos, no molestándose ni a girarse.-Si me permitís...-

Las Dos Caras De La MonedaWhere stories live. Discover now