Reunión de emergencia

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-Siento haberos hecho venir a todos con tan poco tiempo y sin más explicaciones...-se disculpó Alemania, de pie, contemplando a los presentes, pero estos sólo miraban a Prusia, el cual estaba detrás de su hermano, apoyado contra la pared, los brazos cruzados sobre su pecho, con un pequeño libro de tapas negras, de piel gastada.-

-No te preocupes... Algo importante será cuando nos has convocado.-dijo Inglaterra, reposando su cabeza en un puño, cerrando uno de sus ojos esmeraldas al tiempo que señalaba al prusiano.-Pero, ¿desde cuando las ex-naciones están invitadas a estas reuniones?-

Alemania iba a contestarle, indignado por aquella cuestión, cuando una mano se posó sobre su hombro, reteniéndolo. Sorprendido, miró de refilón a su hermano, el cual miró a los presentes con superioridad, negando con la cabeza, al tiempo que una amplia sonrisa se dibujaba en sus labios.

-Pues mira por donde, cejotas... Estoy invitado porque parece ser que sé algo que tu no sabes... ¡Pirata de agua dulce!-espetó con arrogancia.-

Tras ese comentario, España y Francia estallaron en risas, recordando que el británico, a pesar de ser una de las grandes potencias navales, sabía nadar tanto como las piedras. Aquello provocó un estallido entre los tres, empezando a pelearse, teniendo que intervenir América, Canadá e Italia para separarlos.

-No tendrías que incitarlos de esa manera...-susurró Alemania, hundiendo su cabeza entre sus manos.-

-¿Y perderme la diversión? ¡Kesesese~!-

Preußen! ¡Esto es muy serio!-le gritó, levantándose de golpe haciendo que la silla cayera con gran estrépito, encarándose a su hermano.-Si lo que dejó escrito Fritz en ese diario
es verdad, ¿sabes qué significa para todos los aquí presentes?-

En ese instante la sala entera había quedado en silencio, dando la sensación de que el tiempo se había parado por arte de magia. Despacio, los dos hermanos se giraron, viendo todas las miradas clavadas en ellos dos, los cuales parpadearon sorprendidos por haber convertido su ridícula disputa en el centro de todas las miradas.

Alemania carraspeó, aclarándose la voz, levantado la silla para tomar asiento en ella de nuevo, mientras Prusia saltaba por encima de la mesa circular, apoyándose en esta, de cara a todos los presentes, sonriéndoles, alzando aquel extraño diario.

-Veo que, como enormes cotillas que sois, habéis escuchado las palabras de el estresado de mi hermanito...-empezó a hablar Prusia, captando la atención de todos, comprobando que todos se sentaban en sus respectivos sitios.-¡Buenos chicos! ¡Esto es más simple que lidiar con tus tres perros, West!-rió divertido.-

-¿A quien tratas tu de perro, aru?-preguntó irritado China.-

-Ufufu~ No vas por buen camino~-comunicó el ruso.-

-¡Vale ya!-regañó Alemania, masajeándose las dos sienes.- Empezaré yo... ¿Recordáis la reunión de ayer?-

-¿A la que, por cierto, faltaste?-preguntó Francia.-Austria dijo que te había surgido algo muy urgente.-

-Así fue...-señaló el alemán.- No os mentiré, en realidad iba retrasado. Para colmo me pilló la tormenta y tuve que refugiarme... Estaba hablando con Japón cuando algo captó mi atención: una persona que se desplomaba al otro lado de la calle. Salí a socorrerla, tratándose de una joven, pero cual fue mi sorpresa cuando me di cuenta que no era humana...-

-Por eso Chugoku-san y yo mismo fuimos llamados para que la atendiéramos.-explicó Japón, poniéndose en pie.-

-Y certificar de paso que era una representación, aunque no es una nación, aru.-continuó China, mirando al resto con un ojo abierto.- Pero Japón y yo preferimos no decir nada y así lo pactamos con Alemania, aru.-

-Estaba claro que no íbamos a decir nada hasta que no tuviéramos alguna pista en la que guiarnos...-comentó el alemán, suspirando.- Y parece ser que ya dimos con ella.-señaló.-

-What? ¿Por qué no le preguntáis directamente?-quiso saber América, expectante con toda aquella historia, estando totalmente atento a lo que se decía.-

-Su salud es frágil y, para acabarlo de solucionar, no puede hablar.-contestó Japón.-Es totalmente muda.-

-¿Lo dices en serio?-preguntó Francia, asombrado.-Una representación muda... Mon dieu!-

-¿Y dónde encaja en todo esto aquí el señorito egocéntrico?-inquirió molesto Inglaterra, señalando con el dedo al albino.-

-Yo no sabía de nada como eso tampoco, cejotas... Pero me sonaba que Fritz había encontrado una vez una persona similar cuando él era joven y me extrañó que no lo dejará reflejado en ningún lugar, contando que aquella niña lo dejó extasiado, llegándome a explicar retazos de su existencia cuando me puse a su servicio, pero nunca dijo nada de una representación... -comentó alzando sus ojos carmín, viéndose en ellos una enorme melancolía. -También deja caer que alguien más a parte de él había entrado en contacto con esa niña y, por lo visto, hoy día, esa persona se encuentra en esta sala sentada...-

Se hizo un absoluto silencio en la sala, todos mirándose entre ellos. Por una vez Alemania sonrío, satisfecho, pues la reunión iba bien y sin sobresaltos, a parte, Prusia era fantástico relatando la situación. Se sentía orgulloso de él.

-Sólo aclarar que China y compañía y, tu, Japón, quedáis excluidos... Más que nada porque Fritz no os conoció a ninguno.-comunicó con calma, encogiéndose levemente de hombros.-Si no os importa, pasaré a leer las páginas... Las dudas y las preguntas al final de la clase...-

Las Dos Caras De La MonedaWhere stories live. Discover now