...y las dudas, también

264 37 3
                                    

Buenas mis sufridores!!! Revisando capítulos me di cuenta que Wattpat -como a veces funciona de coña- se había comido gran parte de capítulo... Me sale la vena sádica en esos instantes, pero nada grabe...^J^ *lo dice mientras está afilando el cuchillo jamonero, con una sonrisa siniestra en sus labios*
Me tocó rescribirlo y subirlo... Mil perdones!!!
_______________________________________

Prusia se incorporó de golpe en la cama, bañado en sudor, el cabello blanco pegado al rostro y los ojos rubíes desorbitados, mirando a su alrededor con enorme temor. Poco a poco encogió las piernas, pegándolas lo más posible a su cuerpo, apoyando la frente en sus rodillas y, sin poderlo evitar, empezó a sollozar, temblando.

-So-sólo e-era una pesadi-dilla.-

Oyó el roce de la tela justo a su derecha e, mediatamente, encenderse la luz de la mesilla de noche, alarmándose. Con temor, se asomó por el colchón, encontrando a Bella, la cual lo miraba con rostro soñoliento, frotándose los ojos. Se despejó con rapidez al ver las lágrimas en sus ojos, alzándose de aquella cama improvisada en la cual había estado América días atrás, sentándose en la suya. Despacio, alargó la mano, esperando que se apartará, pero en vez de eso, tiró de su brazo, atrayéndola hacía él, abrazándola con fuerza, haciendo que su corazón golpeara su pecho con ímpetu... De nuevo aquella sensación, la misma de la noche que salió a buscarlo. ¿Qué le sucedía?¿Por qué sólo le sucedía aquello con el albino?

-Por lo que más quieras... No te vayas...-rogó, escondiendo su rostro en el cuello de ella, llorando.-No quiero volver a sentirme sólo.-

Bella lo abrazó, enterrando los dedos en aquel cabello blanco, deseando retenerlo así hasta el fin de los días.
_________________________________________

Para cuando logró que Prusia se calmará y se durmiera de nuevo, pasaban las cuatro de la madrugada y, para su desgracia, se había desvelado.

Iba por el pasillo, pensativa, cuando chocó con Inglaterra, quien llevaba cara de haber estado durmiendo mal esa noche. Se disculpó, rascándose tímidamente la parte trasera de la cabeza, volviendo a enfilar el pasillo. Bella se quedó pensando un instante. ¿Y si él...? Sin pensárselo corrió tras el británico, tomándolo de un brazo, por la cuál cosa, volteó, mirándola aturdido.

Cuando miró en aquellos ojos verdes vio la desesperación, aquel temor creciente y, sobre todo, una triste soledad que encogía el alma de cualquiera. Fuera lo que fuera, era lo mismo que había despertado a Prusia.

Lo tomó de la mano, decidida a esclarecer sus dudas, pillando por sorpresa al inglés, quien clavó los pies, saltándose del agarre de un tirón.

-¿Se puede saber que pretendes?-quiso saber, alarmado, frunciendo el ceño. Claramente no acababa de confiar en ella.-

Ella lo miró, colocando sus brazos en jarra. Con rapidez, hizo una señal con la mano, mostrándole que quería hablar, y luego lo señaló.

-¿Quieres hablar conmigo? Why?-quiso saber com recelo y desconfianza.-

Puso los ojos en blanco, suspirando pesadamente. ¡Que rápido olvidaban que no podía hablar! Lo tomó de nuevo por la mano, llevándolo hasta el despacho de Alemania. Se acercó a su escritorio, cogiendo papel y bolígrafo, mostrándole ambas cosas a Inglaterra.

-I thought you hated me.(Pensaba que me odiabas.)-repuso Inglaterra, mirándola directamente.-

Enfadada por aquellas palabras, escribió en el papel, mostrándole un enorme NO. No comprendía como podía decirle una cosa así. ¿Por qué creía lo odiaba? Bella bufó, volviendo a apoyar el papel, escribiendo en este a toda prisa, para luego tendérselo. Con curiosidad, el británico lo leyó.

Las Dos Caras De La MonedaWhere stories live. Discover now