Descanso forzoso: Inglaterra

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Con esfuerzo abrió los ojos, sintiendo todo su cuerpo pesado... Y no sólo eso, se sentía arder, pero a un tiempo no podía dejar de temblar. Cansado, sonrió. Entonces, ¿era así como se sentía al estar enfermo? Era la primera vez que enfermaba y, dejándolo claro, no le gustaba la sensación.

Inspeccionó la estancia sin moverse, con los ojos entreabiertos.

"Shit! No recuerdo más allá de despedirme de Canadá... Y entonces ya me había preguntado si estaba bien.", bufó, cerrando los ojos de nuevo. Tomó aire, soltándolo despacio. "¿Cómo se encontrará? Y yo... ¿dónde demonios he acabado?"

Algo captó su atención, unos pasos marcados que se acercaban, dos personas que discutían. Parpadeó confuso, pues reconoció la grave voz de Alemania. ¿Así que otra vez había acabado en aquella casa? Empezó a cuestionarse si su juicio funcionaba o si se había obsesionado con el alemán... ¿O quizá era otra cosa lo que lo atraía irremediablemente a ese lugar?

Sus ojos se abrieron de par en par, girando la cabeza cuando reconoció la otra voz, incorporándose sobre los codos. Y por la manera de hablar, estaba más que molesto.

-What's he doing here? (¿Qué hace él aquí?)-preguntó con los ojos muy abiertos, mirando la puerta.-

Rápidamente se cubrió con la manta, dándole la espalda a la puerta, haciéndose el dormido, cuando esta se abrió. Inconscientemente se encogió aún más, aferrando el borde del edredón, cerrando con fuerza los parpados, empezando a sudar.¡Sabía que lo mataría!

-Me respetas en mi casa, Inglaterra.-dijo el alemán, ajustando la puerta, interpuniéndose.-Es la habitación de Prusia y él también enfermó... Así que le echas el freno.-

-Sólo quiero matar a América por ser un imbécil y no cuidarse más. ¡El tarado albino se puede ir al Infierno!-

América se encogió aun más, deseando poder desaparecer, que lo fulminará un rayo o que se lo tragará la tierra. Estaba claro que se había recuperado del todo. América cerró los ojos con fuerza. ¡Estaba literalmente muerto!

-Podría morirse el maldito bastardo que se cree un caballero...-masculló Prusia, sentándose en la cama, alertando al estadounidense, descubriéndose la cabeza.-Un puto caballero, ¡y un cuerno! Cómo siga gritándole a West lo enviaré yo a él al Infierno... ¡Y con pase VIP!-

El albino se puso en pie, dispuesto a callar al británico, pero como no encendió la luz, no vio el colchón que había justo al lado de su cama, tropezando, cayendo sobre América, el cual lanzó un quejido. Pero cuando iba a decirle a Prusia que se callará, este empezó a golpearlo. Por acto reflejo, América le retuvo ambas manos, girando sobre él, dejando al germano aprisionado bajo su cuerpo, quedando ambos enredados en la manta, rodando al suelo.

-Scheiß! ¡Suéltame, malnacido, seas quién seas!-gritó a pleno pulmón Prusia.-

Forcejeó, pero claramente América era más fuerte, reteniéndole las manos por encima de su cabeza, tapándole la boca con la mano libre, chistando, lanzando miradas nerviosas hacia la puerta, pero era tarde, esta se había abierto y habían encendido la luz. Justo en ese momento, Prusia le mordió la mano, tomando una bocanada de aire, al tiempo que estrellaba su cabeza contra la del estadounidense.

-¡Suéltame de una puta vez, maldito depravado!-chilló Prusia.-

-¿Depravado? ¡Te me caíste encima, imbécil!-reprendió América-¿O te me echaste encima adrede?-preguntó, mirándolo con sospecha, acercándose al rostro del albino.-

-¡NI EN EL MEJOR DE TUS SUEÑOS HARÍA ALGO ASÍ, TRAGAHAMBURGUESAS!-

-WHAT!? ¡Y TU BORRACHO EGÓLATRA QUE CREE TENER EL MUNDO A SUS PIES!-

-Será mejor que los paremos, ¿no?-preguntó Alemania, pero no obtuvo respuesta.-

En vez de ello, vio como el británico entraba en la estancia, dejando caer su chaqueta de cuero, desabrochando y remangando su camisa, dibujándose una sonrisa malévola en sus labios, alzando el puño, descargándolo sobre América con tanta fuerza, que lo envío contra la cama de Prusia.

El albino iba a darle las gracias, pero al ver el rostro ensombrecido de Inglaterra, pensó que no era buen momento. El británico pasó por encima de él, cogiendo por la camiseta a América, zarandeándolo.

-¡Zopenco! ¡Canadá preocupado por ti a pesar de su estado y tu intentando violar al desgraciado este!-gritó, señalando a Prusia.-You are a depraved!-

-WHAT THE HELL?!¿Violar? ¿A él? ¡Ni que me pagarán!-

-England, ich kann das nicht ausstehen! (Inglaterra,¡ya está bien!)-pidió Alemania, entrando en la estancia, ayudando a ponerse en pie a su hermano, sosteniéndolo, pues a penas se mantenía en pie por la fiebre.-

-Esto no va contigo, Alemania.-le espetó molesto el británico, señalándolo.-

-Sigues en mi casa, lo que significa que sí que va conmigo.-señaló con voz perentoria, dejando que Prusia se sentará en su cama.-Me parece muy bien que habléis y que le eches la bronca, pero América necesita descanso y, mientras quiera estar en mi casa, está atado a mis normas, al igual que tú.-

-Si quieres respeto, empieza por respetar.-murmuró una voz suave desde la puerta, haciendo que todas las miradas se clavarán en su persona.-

-Bella... Siento si te molestamos.-musitó Alemania, inclinando levemente la cabeza.-

-A mi no... Pero Japón necesita dormir un poco: te recuerdo que se pasó toda la noche velándolos.-comentó la chica con un libro entre las manos.-Pido respeto por él. También os recuerdo que trajo su katana... Ignoro cuan bueno puede llegar a ser con ella, pero ha comentado algo de hacer rodajas a quién siga gritando...-añadió la chica sonriendo, encogiéndose de hombros, mientras todos palidecían, sabiendo que Japón se enojaba apenas, pero cuando lo hacía...-

Prusia y América agacharon las cabezas, compungidos, acatando inmediatamente las palabras de Bella. Inglaterra soltó al estadounidense, girándose hacía ella, encarándola, entornando sus ojos verdes, mirando de reojo a Alemania, quien no dijo nada ante la orden de aquella muchacha. Pero aquello muchacha le era extrañamente familiar, aunque...

"Hay algo distinto... Se parece y al tiempo no."

-Who are you?-preguntó el británico, para sorpresa de todos, dando la sensación de que la retaba con la mirada, repasándola de arriba a abajo con clara desfachatez.-

-¡Inglaterra! No te permitiré que le faltes al respeto...-

- Shut the fuck up!-gritó Inglaterra, mirando de reojo a Alemania.-Siento mi tono, pero realmente no te inmiscuyas, Alemania.-se disculpó, centrándose de nuevo en ella, dando un paso al frente.-I repeat... Who are you?-insistió.-

-¡Maldito imbécil!-bufó molesto Prusia.-

-Fuck! No es un enemigo...-

Los ojos grises de ella mantenían la mirada verde y profunda del inglés, sonriendo levemente. Ella alzó una mano, indicando que todo estaba bien, centrándose en Inglaterra.

-No sé quién soy, no sé mi procedencia, ni por qué estoy en este mundo... Ellos,-dijo señalando a Alemania y a Prusia.- me dieron un lugar donde estar e Italia me brindó el nombre de Bella. Entre todos me han ayudado a recuperar mi voz... Pero tú... Es como si me conocierás, pero al mismo tiempo es como si estuvierás equivocado...-

Los ojos de Inglaterra se abrieron. Su apariencia era la misma y su voz eran iguales, pero sus palabras, sus gestos, su mirada... No, era otro ser... ¿Entonces eran dos?

-I see...-murmuró más calmado, alzando las manos en señal de rendición, sonriendo abiertamente.-Las dos caras de la moneda. Ahora ya os conozco a ambas... I'm sorry.-

Las Dos Caras De La MonedaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin