Regresión: Inglaterra

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Inglaterra cargaba a la muchacha inconsciente, mientras unos pasos por detrás iba Rusia apoyado en Prusia, semiconsciente, la cabeza colgando. El albino lo miró de reojo, comprobando que sus ojos amatista habían perdido brillo, respirando pesadamente, con la mano en el costado, pero a pesar de todo, no apartaba la vista de Bella.

-Se repondrá...-murmuró Prusia.-A pesar de todo es...-

-No es una nación.-señaló Rusia, haciendo una mueca de dolor.-Ella de por sí es débil... Mir siempre lo fue, da?-murmuró con un hilo de voz, engullendo con fuerza. Echó la cabeza hacia adelante, quedando su rostro cubierto por su claro cabello.-Esperemos que pueda servirse de no-so...tros...-

Rusia trastabilló, arrastrando consigo al albino, cayendo los dos al suelo. Prusia se incorporó, girando con cuidado al ruso, encontrándolo sin sentido, con el rostro encendido, respirando con dificultad.

-¡Inglaterra!-gritó el germano, zarandeando al eslavo.-¡Rusia! ¡Va, Rusia!¡Ayúdame, tío!¡No puedo hacerlo sólo!-llamó Prusia, mientras el británico se acercaba de nuevo, empezando a alarmarse por la situación. Enfurecido, Prusia le dio una fuerte bofetada, por lo cual Rusia hizo una mueca, abriendo de nuevo los ojos con esfuerzo, centrándose en el albino.-¡Bien, Rusia!¡Bien!-

-¿Cómo se encuentra?-preguntó Inglaterra.-

El ruso se sentó, tomando aire, reteniéndolo en sus pulmones, no pudiendo evitar una nueva mueca de dolor. Su rostro estaba mortalmente pálido y sus ojos violetas, hundidos, brillaban vívidos, observando de nuevo a la muchacha. En total silencio y sin querer ayuda, el ruso se puso en pie. Tambaleándose, llegó enfrente del inglés, mirándolo con indiferencia, inclinándose sobre la muchacha, aportándole el cabello que tenía pegado al rostro por el sudor.

-Mir... aguanta un poco más, da?-susurró.-

En ese instante la chica abrió los ojos, parpadeando.

-¿Bella?-musitó el inglés, depositándola con cuidado en el suelo.-

-Pru... pru... sia...-murmuró, pero luego lanzó levemente un quejido de dolor, aferrándose a la chaqueta de Inglaterra con fuerza.-Pru...-

-No hables...-susurró el nombrado, acercándose, alargando la mano, pasándola por su cabello con ternura.-

Ella lo miró un instante, resbalando una lágrima por su mejilla, alzando una mano temblorosa hacia el rostro del albino, acariciándoselo, sonriéndole. El prusiano posó la suya sobre la de ella, sintiéndola menuda y muy fría. De repente, la mano quedó sin fuerza, cayendo su cabeza hacía un lado, quedándose sin sentido de nuevo.
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Despacio volvió a abrir los ojos, parpadeando, viendo el cielo azul. Se los frotó con el reverso de la mano, teniendo la vaga sensación que había podido ver los ojos del Prusia de su tiempo. Suspiró, quedando estirada en aquella verde pradera, con los ojos clavados en el cielo... ¿Era el cielo realmente tan azul?

Repentinamente oyó la risa de un niño, pero como la hierba estaba alta, no veía a su alrededor y, cuando fue a levantarse, un niño de cabello dorado se estrelló contra ella, tirándola al suelo de nuevo, dándole un fuerte cabezazo, dejándola tirada por completo, mientras el infante estaba encima de su estómago, lloriqueando, con ambas manos en su frente.

-¡Qué dolor!-gimoteó Bella. ¿Cómo era posible que un niño de apenas cinco años le hubiera podido dar semejante golpe?-

-America!-oyó gritar.-

Entonces Bella lo entendió, alzándose sobre sus codos, mirando a aquel pequeño que tenía encima, quedándose con la boca abierta.

-¡Eres igual que el adulto!-clamó asombrada.-

Damnit! America! Where are you?-

América miró a Bella con aquellos enormes ojos zafiros, brindándole una bellísima sonrisa, haciendo que su corazón se fundiera, sonrojándose. ¿Cómo era posible que un niño fuera tan dulce, tierno y hermoso? ¿El América adulto podia sonreír igual que aquel pequeño? Si era así, tenía que ser irresistible... Con rapidez sacudió la cabeza, abochornada por los pensamientos que le cruzaban por la mente, tapándose el rostro.

-You look so prettier when you blush... (Te ves muy bonita cuando te sontojas...)-dijo aquel niño.-

"¡Juro que miraré a América con otros ojos, después de esto!", pensó totalmente avergonzada."¡Qué lindo!"

De repente las hierbas se abrieron, apareciendo un hombre que ya conocía, aunque sus ojos esmeraldas no tardaron en mirarla con sorpresa, pasando a continuación a un profundo desdén, poniéndose a la defensiva, llevando su mano a su cinturón, lugar en el que sobresalía una pequeña pistola de pólvora.

"¡Otra vez no, por favor!", pensó la muchacha, cansada.

Pero antes de que Inglaterra pudiera hacer nada, el pequeño América se le colgó al cuello a la chica, sonriendo abiertamente, lanzándola de nuevo al suelo. Para que no se hiciera daño, Bella lo rodeó con sus brazos.

-I like you a lot!!- clamó el niño y, sin que ella se lo esperará, el pequeño se estiró, besándola fugazmente en los labios, separándose para verla, sonriéndole de nuevo.-

-What do you doing, America?!-exclamó alarmado el británico, comprobando que la muchacha, sin entender que había ocurrido al principio, pestañeó un par de veces, sonrojándose, cubriendo su rostro con ambas manos.-No eres ella...-musitó Inglaterra, calmándose, observando como el pequeño América le palmeaba las manos a la chica, rogándole que se descubriera el rostro.-

Sin decir nada y suspirando largamente, tomó en brazos al niño, mirando con curiosidad a aquella muchacha... Era igual que "ella", pero está era muy joven, no era adulta aún y daba la sensación de ser muy inocente.

-Espero que América no la haya hecho enfadar, lady... He's very impulsive.-se disculpó el hombre de ojos esmeraldas, observando al pequeño que tenía aferrado al cuello.-

Bella se descubrió el rostro, totalmente rojo, viendo que Inglaterra le tendía la mano, aceptándola. De un tirón, la puso en pie, quedando ambos enfrentados.

-Creo, Inglaterra, que temos que hablar...-musitó ella, bajando la vista hacía el infante.-

-Está claro que sí... No es de este tiempo y, por lo que puedo ver, tiene alguna relación con Hedda.-señaló con una enorme calma el británico.-

-No puedo negarte nada de lo que acabas de decir... Pero necesito saber porque tu pactaste con "ella"...-

-Why do you think you would feel?(¿Por qué cree usted que lo haría? )-preguntó bajando sus ojos esmeraldas hacia el niño, dibujando en sus labios la sonrisa más tierna que jamás viera antes.-

Sorprendida, clavó sus ojos en el pequeño América, que en ese momento estaba entretenido en jugar con el pañuelo que Inglaterra llevaba anudado en el cuello. Suspiró, entendiendo, para su desgracia, que tanto el británico como el prusiano habían hecho lo mismo: proteger aquello que más amaban.

"De esta manera, ambos lo hicieron por una noble razón... Era más importante la vida de otro que el poder y la gloria, en realidad.", pensó con tristeza la chica."Creo que juzgue mal..."

Las Dos Caras De La MonedaWhere stories live. Discover now