Encajando piezas

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Todo el cuerpo le pesaba y dolía. Estaba claro que debía estar despierta, si no el dolor no sería tan insoportable. Trató de mover un brazo, pero irónicamente, sólo se movió uno de sus dedos. ¡Aquello tenía gracia! No recordaba que le hubiera sucedido nada... Al menos su oído si captaba bien los sonidos, oyendo una respiración tranquila y acompasada no lejos de ella.

Abrió un ojo, viendo a alguien sentado en una butaca, cubierto con una manta. Lo reconoció enseguida por su cabello desordenado y rubio.

-¿Inglaterra?-preguntó Bella con voz pastosa.-

El nombrado frunció levemente el ceño, dejando ver entre sus largas pestañas aquellos imponentes ojos esmeraldas, abriéndolos de golpe al ver que la chica se movía, levantándose y dejando caer la pesada manta al suelo. Se arrodilló junto a la cama, sonriendo, algo más que extraño en él.

-Good morning, lady.-susurró.-¿Cómo te encuentras?-

-Como si me hubieran apaleado... ¡Me duele todo!-murmuró apenas con un hilo de voz.-¿Qué me ha pasado?-

-Hedda...-susurró.-Está visto que tu hermana gemela te adora y quiso ganarse tu amor disparando, literalmente, a tu corazón...-explicó el británico.-

-Pues cuando la vea, la abrazaré, la besaré y le daré las gracias...-rió ella, incorporándose al tiempo que hacía una mueca de dolor.-

-Que yo sepa no te golpeaste en la cabeza, darling.-masculló Inglaterra, enarcando las cejas.-

Ella no dijo nada, sencillamente le sonrió con tristeza, para mirar alrededor a continuación, revelándose una clara preocupación.

-Si buscas a esos dos imbéciles, te diré que estan en otra habitación descansando. Así que deja de buscarlos.-informó Inglaterra, soltando un suspiro, cruzando los brazos sobre su pecho.-

-¿Cómo está Rusia?-

-Para mi desgracia, sigue vivo. Y no puedo esperar otra cosa de un igual...-masculló el hombre, pareciendo bastante molesto y, sobre todo, cansado.-Aunque he deseado matarlo en un par de ocasiones, can you understand me?-

Bella se dejó caer en la almohada, cubriéndose el rostro con el brazo, haciendo que el inglés se alarmará,  colocándose de rodillas sobre el colchón, inclinándose sobre la chica, apartando su brazo, quedando a escasos centímetros ambos. Bella lo miró sorprendida por aquella actitud, parpadeando repetidamente, viendo que las mejillas del británico se coloreaban. Despacio y muy turbado, fue dejando espacio entre ambos, sentándose en el filo de la cama, desviando sus ojos esmeraldas.

-¿Inglaterra?-

-I'm sorry... Eso no es propio de un caballero.-masculló con el rostro encendido.-¡A saber que habrás pensado! I'm a stupid!-

Ella volvió a incorporarse y, sin decir nada, se abrazó al inglés desde atrás,  apoyando la cabeza en su hombro, notando que se tensaba.

-No pensé nada, pero creo que sólo te preocupas por mi... Gracias.-le dijo, sonriendo, aunque casi inmediatamente, su sonrisa abandonó su rostro.-Inglaterra... creo que se lo que busca Hedda... Pero me da que el libro que encontré en la biblioteca de Rusia nos dará más pistas...-

-¿De que hablas?-

-Creo que quiere la cabeza de todos aquellos que la usaron para poder defender aquello que amaban realmente... Prusia protegía con su vida a Alemania... y tu...-

-América...-susurró, poniéndose pálido.-Lo cual significa que puede haber más como nosotros...-murmuró Inglaterra, pero vio que Bella negaba con la cabeza, por la cual cosa el inglés se quedó callado unos segundos, pensativo.-Hubiera ido a por ellos también...-susurró, volviéndose lentamente hacia Bella, viendo que le sonreía con tristeza.-Pero, entonces, Rusia,¿dónde encaja?-

Las Dos Caras De La MonedaWhere stories live. Discover now