《42》

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Siendo ya las 7:00 pm se observaba en el campamento religioso a todos los jóvenes en la cafetería con un pañuelo atado a su boca, esperando por las indicaciones para la siguiente actividad del día la cual era "la procesión del silencio".

Ian camino entre todos y ordenó con voz fuerte que se colocarán en vinas, a lo que todos obedecieron.

—Farkle—se escucho que dijo la rubia aún con el pañuelo en boca, el castaño río por la forma en la cual había sonado su nombre. Después ella se quitó el pañuelo para poder hablar con más facilidad. —¿Qué se supone que vamos a hacer?—pregunto desinteresada.

—Vamos a hacer una caminata corta interpretando la procesión que hizo Jesús cuando lo llevaron al calvario—respondió mientras ataba nuevamente el pañuelo no sin antes recibir mordidas de la rubia. —¡No era necesario eso!—exclamó con dolor.

—Claro que lo era—contesto riendo.

—¡Ustedes dos! Cambien de parejas, ¡no pueden guardar silencio!—grito furiosa una servidora causando que Maya terminara emparejada con un chico calvo y Farkle con Daniela.

—¡Comenzaremos!—grito Ian seriamente. —Pero antes, debo decirles que allá afuera habrá personas que se reirán de ustedes e incluso burlaran pero ustedes deben seguir con nuestro señor—concluyó y la procesión comenzó a andar.

En la rubia se notaba cierto temor, no quería hacer eso sin Farkle o pensar que él ahora estuviera con "La dulce Daniela" que tanto detestaba. Dentro de tantos pensamientos no pudo notar que enfrente de ella estaban los familiares de todos los jóvenes del campamento con pancartas enormes, palabras de ánimo, cámaras y una cálida sonrisa; entre la multitud de la gente Maya buscaba a su familia con miedo a no encontrarlos, se llevó una sorpresa al ver no sólo a su madre con lágrimas en los ojos y a su padre con un cartel en mano que decía "Te amamos Maya" si no también toda la familia Matthews que, por cómo ahora lo pensaba también eran parte de su familia, y por un momento las lágrimas de la rubia se avecinaban, había pensado tanto en sus propios problemas que no había apreciado a las personas que debía apreciar. Muchos ya lloraban incluyendo a Farkle pero la rubia no, ella contuvo las lágrimas y las grandes ganas de acercarse a ellos y abrazarlos para seguir caminando hasta llegar nuevamente a la cafetería.

—Ahora sí chicos, pueden quitarse los pañuelos—anunció Nina a través de un micrófono.

Todos obedecieron, Maya comenzó a buscar con la mirada a Farkle era con él único que se sentía capaz de desahogarse, al voltear al extremo izquierdo vio a su amigo abrazando a Daniela que lloraba desconsoladamente y como Farkle aún abrazándola depositaba un beso en la mejilla de ella, con ceño fruncido en la cara se alejó y se sentó sola en un lugar de la cafetería recóndito.

Nina junto a otra servidora llamada Keysi iban entregando a cada uno un sobre anaranjado sin otorgar el permiso de abrirlo, se acercaron a la rubia y esta observó el sobre él cual venía acompañado de un libro "El diario de Ana Frank" y aunque pareciese raro ella quería leerlo, lo sostuvo con una sonrisa para luego abrirlo y empezar a leer.

—¿Por qué estás aquí tan sola?—pregunto una voz muy conocida para la rubia, ella alzó la mirada vio a Farkle y volvió a su libro. El chico se sentó a lado de ella esperando una respuesta.

—Por qué quiero leer—respondió bruscamente mientras le sonreía falsamente esperando que él se fuera, lo hizo pues noto sus ojos rojos.

Sirvieron la cena "Café con pan" y posteriormente dieron permiso de dirigirse a las habitaciones y allí abrir el sobre con contenido misterioso.

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