《40》

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La noche pasaba normal, el sueño de la rubia era realmente pesado ni los gritos de sus padres peleando la despertaron pero poco a poco estos se empezaron acercar a su habitación, después un rápido y violento zambullido se despertó.

—¡Despiértate Hart!—gritó furiosa su madre—¡Arriba!—volvió a decir, la rubia comenzó a frotar sus manos en sus ojos para poder facilitar la ida del sueño.

—¿Qué pasa?—preguntó entre un bostezo.

—¡Dame tu celular!—gritó sin responder la pregunta, al escuchar eso todo rastro de sueño se fue de inmediato. La madre tomó su celular y se dirigió a la biblioteca de la casa donde estaba su portátil en la mesa, la rubia dudó en seguirla, con pasos temerosos se colocó en la entrada de esa habitación dándole la espalda a la puerta.

—¿Por qué? ¿Ahora qué hice?—preguntó calmada pues noto que pequeñas lágrimas se avecinaban en la cara de su madre, esta ignoro lo que dijo y comenzó a cambiar todas las contraseñas de las redes sociales de su hija.

—¡¿Cuántas veces te besaste con él, Penélope?!—preguntó históricamente después de varios minutos.

Maya sabía perfectamente de quién se hablaba aún sin haber mencionado su nombre.

—Nunca me bese con él—susurro.

—¡No me mientas Penélope!—gritó mientras se levantaba para encararla—¿¡Creíste que no me iba a enterar!? ¡Eres una puta!—gritó con tanta sinceridad que las lágrimas empezaron a caer como regaderas en los ojos de la rubia—¡Yo confié en ti, te di muchas oportunidades para decirme la verdad! ¿¡Que no piensas!? ¡Toda la cuidad sabe qué clase de niña eres ahora!—volvió a gritar de la misma manera conteniendo las lágrimas al ver a su hija llorar, tomo aire pareciese que hubiese tenido un último hilo de cordura y dijo: —Me has decepcionado.

Esa fue la última gota que derramó el vaso, lo que provocó que la rubia cayera en un interminable llanto, su madre salió de la habitación con lágrimas en los ojos y su padre entro para poder levantarla, la llevo al cuarto de ella y ya acostada allí, hablo.

—Ahora que estás en vacaciones de verano. Irás a un retiro católico—tomo aire—sé que no es lo que quieres, y no crees mucho en ese tipo de cosas pero lo necesitas....necesitas saber que es lo que realmente quieres en tu vida. Tú madre y yo sabes que no tienes amnesia, por eso tú madre reaccionó de esa manera. Estuvo mal lo que hiciste pero no te lo recriminare todos cometemos errores y de ellos aprendemos—depósito un beso en la frente de la rubia y se fue.

La luz del sol que se asomaba por la ventana impidió seguir durmiendo a la rubia que esperaba tanto que todo lo ocurriendo en la madrugada hubiera sido un sueño, pero al verse en el espejo de su baño y notar que todas sus cosas estaban en maletas supo que todo había sido cierto. Suspiro y antes de tener que afrontar a su familia tomo un baño en la bañera lo más largo posible, salió al paso de una hora con ropa ligera y pasos silenciosos deseando no toparse con ninguno de sus padres, para su suerte ya nadie estaba allí. Se dirigió al refrigerador de donde agarro leche y saco el cereal para saciar su hambre con eso, minutos después se dirigió a su computadora ella decía que su madre le prohibió su celular pero no su computadora al tratar de entrar recordó que su madre cambio todas sus contraseñas, los días para la rubia serían muy lentos y aburridos.

~•~

La dulce castaña estaba muy preocupada por su mejor amiga Maya, no sabía de ella desde el día de la fiesta donde la había visto llorar en las piernas de su novio, ni siquiera respondía sus mensajes, su cuenta de FlashBook había sido eliminada; la castaña comenzaba a creer que todo era su culpa, ella se encontraba en la ventana esperando cualquier señal de que aún viviera su peachess. De repente su celular vibró y con tanta esperanza de que fuera su mejor amiga corrió hacia él pero sus esperanzas cayeron al ver el nombre de "Missy" en la pantalla de aquel aparato, a pesar de ser extraño la llegada de ese mensaje deslizó la pantalla para leer lo escrito.

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