Capítulo XXV: El Siniestro Plan de Belphemon y un Noble Sacrificio

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Indefensos, quizá no.

— ¿Dónde estamos? —exigió saber la voz fría y demandante de Zero.

—Lo que dijo ese sujeto antes de que nos trajeran aquí fue que un tal Belphemon quería vernos personalmente.

— ¿Quién es ese sujeto?

—Jamás había escuchado su nombre... Pero algo me dice que no será nada bueno encontrarnos con él.

—Pues tenemos que escapar antes de que ese sujeto venga por nosotros.

Dicho aquello, ambos corrieron hacia la puerta e intentaron abrirla mediante todos los medios posibles. Las fuerzas de ambos en conjunto, sin embargo, no funcionaron. Nene dio un par de puñetazos a la puerta y Lelouch hizo su parte con un par de patadas. Y al no obtener siquiera el más mínimo movimiento, el chico se encargó de que Nene permaneciera a una distancia segura para que él pudiese invocar al poder de su Geass. El intenso dolor brotó de su ojo, sin que su poder causara un simple cambio en la puerta. Nene tuvo que sujetar al muchacho por los hombros para asegurarse de él no cayera al suelo. Lelouch sólo pudo cubrir su ojo con una mano, luchando contra los espasmos que sufría su cuerpo gracias a las punzadas de dolor que seguían apoderándose de él.

— ¿Te encuentras bien? —preguntó Nene.

Él asintió y se apartó de ella.

—No funciona... —dijo Zero—. La puerta debe estar bloqueada, o sólo debe poder abrirse desde el otro lado. Detrás de esas cortinas tiene que haber una ventana. Por allí podremos salir.

—Justo ahora debemos estar en una de las torres del castillo. Los enemigos nos podrían eliminar desde los aires.

—Pues eso será mucho mejor que morir aquí, sin poder hacer nada para evitarlo.

Dicho aquello, Lelouch corrió hacia la cortina para deshacerse de ella con un único movimiento que consiguió arrancarla del sitio donde estaba sujeta. Y al caer la cortina, Nene tuvo que actuar rápidamente para sacar a Lelouch de la zona de peligro.

No había ningún ventanal.

Lo único que había estado culto detrás de la cortina era aquel gigantesco demonio que dormitaba, cuya respiración se volvió un poco más sonora en cuanto Nene y Lelouch comenzaron a retroceder a paso lento. Ambos se tomaron con fuerza de las manos, entrelazando sus dedos e intentando incluso que el latir de sus corazones no delatara su presencia frente al enemigo. Sin embargo, uno de los pies de Lelouch cometió el garrafal error de pisar una roca que se deshizo debajo de él. El sonido, quizá mentalmente amplificado por el temor que fue apoderándose de la pareja de humanos, causó que la respiración acompasada de la bestia se apagara. Fue reemplazado con un gruñido de inconformidad y un resoplido.

En ese momento, y sin previo aviso, Belphemon abrió los ojos.

— ¡¡Kira!! ¡¡Katsura!!

El viento propagaba la voz de Taichi, haciéndola llegar a cada rincón con la esperanza de obtener una respuesta que, él sabía, nunca llegaría.

— ¡Chicos, respondan!

Meiko se unía a los llamados cada pocos metros, subiendo a las rocas que se cruzaban en su camino como si eso hubiese servido para que su voz llegara más lejos. La única pista con la que ambos contaban, tras haber notado la desaparición del grupo, eran las armas abandonadas que en esos momentos ya se encontraban resguardadas debajo de las ropas de Taichi.

Zero, Gabo y Meikuumon hacían sus mejores esfuerzos para detectar siquiera el olor de los otros Digimon del grupo, aunque ese rastro parecía haberse esfumado de la misma manera. Sin dar siquiera una mínima luz que pudiese iluminar el oscuro sendero de la incertidumbre.

Nene de la RebeliónWhere stories live. Discover now