Destruction ◇ Erik Lehnsherr

d i e c i s é i s

Ninguno de los que estaban metidos en aquel cubículo pudo coger sus pistolas para defenderse. Erik hizo que todas fuesen hacia él y que se mantuviesen en el aire, apuntando hacia delante, justo hacia donde estaban todos ellos. Todos se quedaron rígidos, observando el cañón de las pistolas.

Luego Erik se dio la vuelta, mirando hacia detrás, donde habían cámaras que habían estado grabando desde el comienzo. Con un leve movimiento de mano las giró para que pudiesen grabarlo a él y todo el mundo fuese capaz de ver lo que estaba a punto de pasar.

Iris todavía estaba en el suelo con la mirada fija en Erik, mientras su respiración se normalizaba y el dolor en su cuerpo empezaba a disiparse. Tragó saliva cuando vio que Erik la miró un segundo antes de girarse de nuevo hacia atrás.

Volvió a mirar al presidente.

—Construisteis estar armas para matarnos. ¿Por qué? ¿Porque tienes miedo de nuestros dones? ¿Porque somos diferentes? —le dijo, con cierto dolor en las palabras—. La humanidad siempre ha temido lo que es diferente. Pues yo vengo a decirte hoy, a decirle al mundo, que tenéis razón en temernos. Somos el futuro, somos los que heredaremos el planeta Tierra y quienes se interpongan en nuestro camino sufrirán la misma suerte que estos hombres que veis aquí —los señaló con el dedo—. Se suponía que hoy ibais a demostrar vuestro poderío... Yo sí que os mostraré un atisbo de la devastación que mi raza puede desencadenar sobre la vuestra. Que esto sirva de advertencia al mundo —se quedó un momento en silencio y finalmente continuó—, y a mis hermanos y hermanas mutantes ahí afuera, os dijo ésto: no os escondáis, se acabó el sufrimiento. Habéis vivido en la sombra y sufriendo durante demasiado tiempo... vamos, uníos a mí. Lucharemos juntos en una hermandad de nuestra especie. El nuevo mañana se inicia hoy.

Iris jadeó. No podía evitar pensar que aquella escena ya la había vivido antes. Justo cuando fueron a por Sebastian Shaw.

Por un momento sintió un pequeño dolor en su interior. Ella había querido evitar eso. Lo había intentado de todas las maneras que conocía pero, sin embargo, ahí estaban. Volviendo a repetir la misma escena que les separó hace años. Volviendo a decirse adiós.

Ambos sabían lo que las palabras de Erik significaban. Tras todo lo que había pasado, él seguía poniendo su ansia de poder y de supremacía delante de todo. En esos momentos, no le importaba nada ni nadie. 

Aunque, en el fondo, muy en el fondo, Erik sabía lo que estaba haciendo y sabía lo que pasaría después de todo aquello. Por eso, no era capaz de evitar mirar hacia donde Iris se encontraba, observando su rostro de decepción y dolor. Sin embargo, él estaba convencido de lo que estaba haciendo. Sabía que era algo bueno no solo para él, sino para toda la raza mutante.

Al menos eso era lo que él creía.

Iris estaba segura de que aquello no estaba bien. Erik acababa de avisar a todos los humanos del mundo que los mutantes eran peligrosos. Que no tenían nada que hacer contra ellos y que, si querían acabar con ellos, lo harían. Había hecho que, incluso aquellas personas que no creían que los mutantes eran temibles, ahora lo hacían.

Sin darse cuenta, Erik les estaba llevando al futuro que tanto querían evitar.

Iris se levantó del suelo con dificultad y se llevó una mano al estómago, donde estaba segura de que le saldría un cardenal por el fuerte golpe que el centinela le había dado. Empezó a andar con lentitud y giró un momento la cabeza para buscar a Logan y a Hank con la mirada. Éste último respiraba agitadamente, aunque ahora volvía a tener su forma humana y no estaba convertido en Bestia. Sin embargo, por más que buscaba, no era capaz de encontrar a Logan por ninguna parte.

Sabía que, estuviese donde estuviese, se encontraría a salvo, así que siguió andando hacia delante. Justo cuando llegó a donde estaba Erik, éste giró la cabeza para mirarla.