t r e s

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Cuando llegaron, Iris se sintió más nerviosa de lo que ya estaba.

Delante de ella había un gran edificio, y saber quien estaba allí dentro era lo que le hacía no dejar de plantearse si de verdad quería entrar o no. Pero lo hacía por Charles. Eso era lo que no paraba de repetirse, para intentar encontrar el valor para entrar.

Lo hacía por él, por Charles.

Así que, cogiendo aire, siguió a los demás hasta que estuvieron dentro. Con rapidez se unieron a la fila de personas que tenían una visita guiada, usando unos carnets falsos que Hank había creado para que pudiesen entrar sin que nadie se lo impidiese.

Iris estuvo en todo momento al lado de Charles, sin hablar, sin mirarse. Y es que ambos se sentían igual de nerviosos, y tener al otro al lado era la única manera que encontraban para poder seguir hacia delante. Para no darse la vuelta y escapar de allí.

Después de estar andando unos minutos, Charles giró la cabeza para mirarla y ella asintió, sabiendo lo que eso significaba.

Iris miró hacia detrás, donde Peter elevó la cabeza y la miró. Ella dejó de andar, mientras las demás personas a su alrededor seguían su camino. Charles se quedó el último y les miró a ambos, para luego entrelazar sus dedos con los de Iris y dar un fuerte apretón, dándole la fuerza que ella necesitaba para hacer aquello. Para volver a cambiar su vida por completo.

Finalmente Charles siguió andando e Iris sintió cómo Peter le ponía la mano en la cabeza, sonriéndole.

E Iris no fue capaz de describir la sensación que tuvo cuando, a una velocidad inhumana, Peter la llevó desde un lado del edificio a otro. Lo único que había sentido era que no era capaz de respirar y que el aire chocaba con fuerza contra su cara.

Cuando, después de dos segundos, llegaron al lugar acordado, Peter la soltó y ella tuvo que flexionar todo su cuerpo y poner las manos en sus rodillas, tomando una gran bocanada de aire. Se sentía tremendamente mareada, y las piernas le temblaban. Realmente pensó que se desmayaría allí mismo, pero poco a poco empezó a sentirse un poco mejor.

Con lentitud elevó la cabeza para mirar a Peter y éste sonrió de lado.

—Sí, lo sé, les pasa a todos —le consoló Peter.

Entonces se dio cuenta de que estaban dentro de un ascensor, el cual le llevaría a donde él se encontraba.

Iris se incorporó y entonces se dio cuenta de que no estaban solos en el ascensor. Miró al policía, el cual, tras salir de su sorpresa, sacó la pistola y apuntó a ambos. Iris, sin pensar, se preparó para defenderse, pero no lo necesitó.

Tras un pestañeo, el policía había sido despojado de sus ropas y pegado a la pared del ascensor con celo.

Peter volvió al lado de Iris y le tendió su ropa.

—¿Que...? —preguntó ella, cogiéndola.

—¿Puedes cuidarla mientras vuelvo? —Iris entrecerró los ojos, pero no tuvo tiempo de decir nada más.

Las puertas del ascensor se abrieron y con rapidez se pegó a la pared, intentando que los policías que había fuera, vigilando, no la viesen.

Peter se puso bien la gorra que le había quitado al policía y salió de allí, llevando una bandeja con comida.

Iris esperó en silencio, intentando evitar la incomodidad que sentía por tener, justo en frente de ella, a un policía pegado a la pared.

Finalmente, cuando la alarma sonó, supo que era su momento.

Destruction ◇ Erik LehnsherrWhere stories live. Discover now