Destruction ◇ Erik Lehnsherr

c u a t r o

Charles había vuelto junto a los demás hacía un rato, pero no había dicho nada. Ninguno había vuelto a hablar. Todo era demasiado tenso todavía.

Iris miró por el rabillo del ojo a Erik. No podía evitarlo. Llevaban tanto tiempo separados que tenerlo ahora al lado de ella otra vez era algo que parecía irreal. Él, por su parte, miraba hacia arriba. Al menos lo hacía ahora. Había estado casi todo el viaje mirándola, tal y como hacía siempre, y era algo que ponía nerviosa a Iris.

Iris vio cómo Logan se levantaba por primera vez desde que habían despegado y se sentó delante de ella.

Volvió a sentir la mirada de Erik en ella, quien estaba a escasos metros de ambos. Pero no se giró. Simplemente se sentó recta y miró a Logan.

—Oye, yo... el tipo que estuvo contigo aquella noche no era yo —empezó diciéndole e Iris entendió a lo que se refería. Al día en que despertaron juntos en aquella cama—. Bueno, sí, sí era yo. Pero el yo del pasado. No sé lo que hice porque no consigo acordarme...

—No pasa nada, Logan —lo tranquilizó—. Yo tampoco me acuerdo —le confesó—. Además, estoy segura de que no he sido tu primer lío de una noche —Iris fue capaz de sentir cómo Erik se tensaba y miró hacia él disimuladamente, mientras veía cómo apretaba la mandíbula.

—No..., bueno sí —Iris sonrió divertida—. No lo sé. No consigo acordarme de nada.

—Yo ni siquiera sé cómo nos conocimos. ¿No se suponía que deberías haber estado cuidado a la hija de ese jefe? —le preguntó ella con una sonrisa.

—No tengo ni idea de lo que hice con ella —respondió e Iris rió.

Y se dio cuenta de que era la primera vez que reía en mucho tiempo.

Eso solo le hizo llegar a una conclusión, una que no estaba del todo preparada para afrontar. Donde realmente era feliz, era allí. Con aquellas personas que la entendían; que la querían.

Quizás era hora de dejar de huir y quedarse allí.

—¿Y el destino de los mutantes depende de ti? —se burló ella y él se encogió de hombros.

—Estoy seguro de que no habría sido su primera opción —le dijo, señalando con la cabeza a Erik y a Charles pero refiriéndose a los del futuro—. Pero yo era el único que físicamente podía soportar el viaje hasta ésta época.

—¿Eres inmortal? —le preguntó ella.

—Algo parecido.

—Entonces, ¿si te disparo ahora mismo a la cabeza no morirás? —él negó con la cabeza—. Vaya... —susurró sorprendida.

Iris lo observó durante unos segundos. Quizás fuese casi inmortal, pero eso no le hacía resistente a todo lo que pasaba a su alrededor. Sus ojos reflejaban demasiadas batallas perdidas, las cuales se habían curado físicamente, pero seguían en su interior. Y parecían no tener intención de irse.

Aquel dolor que Iris vio en los ojos de Logan le recordó al que ella sintió hace ya tanto tiempo, cuando dejó la Mansión X. Así que, sin poder contenerse, estiró su mano hacia delante y la posó sobre la de Logan, la cual reposaba en la mesa que había entre ellos.

Él se tensó al instante e hizo un amago de retirar su mano, pero ella se lo impidió, cerrando su mano alrededor de él.

Logan frunció el ceño y la miró, sin entender las intenciones de Iris. Y es que ni siquiera ella las entendía. Simplemente había sentido el irrefrenable deseo de ayudarle de alguna manera. De entender el dolor que él sentía y compartir el suyo propio.