c i n c o

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Cuando llegaron a París, aún era de noche. Según lo que les había contado Logan, Raven intentaría matar a Trask al día siguiente, por lo que al menos tenían aquella noche para pensar en un plan y descansar.

Alquilaron un pequeño apartamento donde pasarían la noche. No era demasiado grande, pero ellos tampoco lo necesitaban.

Entraron en él y dejaron las cosas en el suelo, sentándose luego todos alrededor de una mesa.

Al principio, se miraron sin decir nada. Ninguno sabía cómo empezar a hablar después de todo lo que había pasado en aquel avión. Después de todas las cosas que tanto Erik, como Charles y como Iris se habían dicho.

—He traído un mapa del hotel —anunció Hank, rompiendo el silencio.

Sacó de su mochila un mapa y lo posó sobre la pequeña mesa que había, haciendo que todos se echasen hacia delante para observarlo mejor.

—Bien, sabemos que Raven estará en el hotel mañana por la mañana —empezó a decir Charles—. Tenemos que llegar antes de que descubran que es un mutante o antes de que mate a Trask.

—Entraremos dese atrás —explicó Erik, señalando en el mapa la parte de atrás—. Es mejor que hacerlo por delante, estoy seguro de que aquello estará lleno de periodistas y de cámaras —Iris asintió de acuerdo—. No será difícil entrar si las puertas son de metal. Yo haré que se abran.

—Iris se encargará de los agentes de seguridad que nos vean. Nadie puede avisar a Raven o a los demás diplomáticos de que estamos allí —le dijo Charles e Iris asintió.

—Tenemos que hacerlo rápido —les advirtió Erik—. Si perdemos tiempo, todo esto no servirá de nada.

Todos asintieron, estando de acuerdo. El día siguiente sería muy importante y todo debía salir bien. Si no lo hacía... Iris no quería ni pensar en lo que pasaría si no salía bien.

Aquel apartamento era pequeño, por lo que solo tenía dos habitaciones. Cortamente discutieron cómo pasarían la noche. Charles e Iris dormirían en la misma habitación, al igual que Hank y Logan. Erik se quedaría en el sofá.

Ninguno se quejó por ello, ya que los cinco estaban agotados después del largo viaje y sabían que debían descansar para que todo saliese como debía el día siguiente.

Finalmente se levantaron y los cuatros se fueron a sus habitaciones.

Iris se cambió de ropa en el baño con rapidez y se metió en la cama, sintiendo la comodidad de esta. Suspiró y cerró los ojos, sintiendo cómo Charles se sentaba a su lado. Ella volvió a abrir los ojos y se giró para mirarle.

—Lo siento —le susurró y él frunció el ceño mientras se tumbaba de lado para mirarla tal y como ella hacía.

—¿Por qué?

—Por haberme ido —ella bajó la mirada—. No debí haberlo hecho. Tendría que haberte ayudado a llevar la escuela. Sé que quizás eso no habría cambiado nada, porque los niños se habrían alistado para luchar en la guerra de todos modos. Pero, al menos, debería haber estado allí para ayudarte cuando eso hubiese pasado. Para hacerte saber que no estabas solo, que no lo habías perdido todo. Que todavía me tenías a mí —bajó la mirada—. No puedo imaginarme por lo que has tenido que pasar —Charles negó con la cabeza.

—Ambos hemos sufrido a nuestra manera. Al menos yo tenía a Hank —la intentó consolar.

—De todos modos, podríamos habernos ahorrado ese sufrimiento. Yo no habría estado sola todo este tiempo asustada, descubriendo mis poderes y tú no habrías tenido que perder los tuyos. Yo podría haberte ayudado con eso, estoy segura —Charles posó su mano en la mejilla de Iris para tranquilizarla.

Destruction ◇ Erik LehnsherrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora