u n o

19.9K 1.5K 353
                                    

Iris se ató el delantal en la cintura y se echó el pelo hacia atrás, suspirando.

Era otro día más en el que trabajaba en aquel bar. Realmente, estaba harta de ello. Allí solo iban unas cuantas personas al día y ninguna de ellas le dejaba una propina aceptable.

Los pocos que venían eran hombres cerveceros que le decían cosas cada vez que Iris se acercaba a ellos y en cuanto se daba la vuelta, intentaban tocarla.

Estaba harta de todo eso.

Pero sabía que solo tenía que aguantar allí unos días más. Recordaba el billete que le llevaría a Estados Unidos, donde no tendría que seguir trabajando para aquel odioso hombre y donde podría empezar la nueva vida que tanto deseaba. Simplemente tenía que estar solo unos días más...

Fue a una de las mesas donde se sentaba siempre el mismo cliente y le saludó con una sonrisa. Sabía qué era lo que iba a pedirle, así que simplemente fue a la barra y llenó una gran jarra de cerveza. Volvió a su mesa y le dio su bebida, diciéndole que si la necesitaba estaría por allí cerca.

Al girar vio a su jefe, quien se llamaba Greg, limpiando la barra con un paño y vigilando si Iris hacía bien su trabajo.

Él solía hacer eso. La observaba e intentaba sacar cualquier error que ella cometiese aunque éste fuese muy pequeño y sin importancia. Iris no entendía por qué lo hacía, pero la única vez que se lo había preguntado él le había amenazado con despedirla. Así que Iris había aprendido la lección: no digas nada.

El día fue pasando y ya solo quedaban dos personas. Los de siempre. Mike y Neil. Iris sacó el juego que solían jugar y lo puso en su mesa, alejándose de ellos con rapidez para servirles otra jarra de cerveza.

Se quitó el delantal al ver que ya no quedaba más que hacer allí. Esos dos hombres acabarían borrachos, sin siquiera recordar su nombre y Greg aprovecharía ese momento para sacarles la cartera y coger dinero sin que ellos se diesen cuenta. Iris hacía como que no lo sabía, pero lo veía casi todas las noches. Luego su jefe los sacaría del bar y finalmente cerrarían.

Entró a la cocina y limpió lo poco que quedaba. De lejos escuchaba la risa de los dos mientras hablaban sobre cosas que Iris ni entendía y Greg contestaba de vez en cuando. Luego escuchó otra voz que no había oído antes.

Curiosa, fue a la puerta de la cocina y miró fuera sin que nadie se diese cuenta. Vio que un hombre se había sentado en la barra y bebía de su vaso de cerveza. Iris se extrañó, ya que no era usual que apareciese alguien allí y a esas horas.

Sin embargo, no le dio mucha importancia y volvió dentro, donde sacó su bolso y lo puso encima de una mesa. Su jefe entró un segundo y la miró.

—¿Cliente nuevo? —preguntó ella, mientras guardaba un vaso.

—Eso parece. Creo que conoce a los chicos —así era como él llamaba a Mike y Neil—, ha ido directo a hablar con ellos —asentí, sin darle mucha importancia.

—Quizás si él también viene todas las noches podamos conseguir más dinero —le dijo animada.

—Quizás —contestó—. Acaba de limpiar esto. No te irás hasta que esté limpio —ordenó y se fue.

Iris rodó los ojos y respiró hondo. No lo soportaba.

Y no le hizo caso. Ya no había nada más que limpiar, aunque se quedaría en la cocina un rato para que Greg creyese que había limpiado. Se cambió su ropa por una más cómoda y se sentó en la silla.

De pronto escuchó un grito de dolor y dio un pequeño salto en un asiento. Con los ojos muy abiertos, se levantó de la silla y ando lentamente hacia la puerta de la cocina cuando oyó a su jefe hablar. Se asomó, viendo como Greg apuntaba al hombre desconocido. Sorprendida vio como su mano se movía y en vez de apuntarlo a él, estaba apuntando a Mike. Por su expresión en la cara, Iris se dio cuenta de que Greg no estaba haciendo eso porque quería. Algo lo estaba obligando a apuntar a uno de sus chicos. Iris dio un grito que intentó ocultar con sus manos cuando apretó el gatillo y lo mató. Acto seguido y sin saber cómo, el hombre sacó un cuchillo que estaba clavado en la mano de Neil y lo lanzó directo al estómago de Greg. Luego hizo que volviese hacia su mano y volvió a clavarlo en Neil.

A Iris se le aguaron los ojos. Desde donde estaba era capaz de ver el cuerpo muerto de Mike, pero podía escuchar los pequeños gemidos de dolor que emitía Greg. Iris no lo soportaba, pero verlo así hacía que se sintiese mal. No se merecía eso.

El cuerpo de Greg había caído casi detrás de la barra, así que Iris se agachó y empezó a andar hacia él. Mientras tanto, era capaz de oír perfectamente la conversación de Neil y el hombre, quienes estaban tan cerca de ella que la hacían temblar.

Llegó a Greg y vio cómo éste abría los ojos con esfuerzo al verla. Intentó decir algo, pero no fue capaz de hacer nada. Iris posó las manos en su herida, las cuales se tiñeron de sangre al segundo.

En ese momento fue capaz de entender algo de lo que estaban hablando.

La voz ronca de aquel hombre hizo que se metiese en su interior y que Iris temblase de miedo.

—Digamos que soy el monstruo de Frankenstein —dijo él y se levantó de la silla, acercándose a un cuadro que tenían allí. En el cuadro salían su jefe, Neil y un antiguo amigo de Greg, Sebastian Shaw-, y estoy buscando a mi creador.

La pistola que Greg aún tenía en sus manos voló. Literalmente. Aterrizó en la mano de aquel hombre y éste disparó a Neil, haciendo que muriese también.

Iris se llevó las manos a la boca mientras ahogaba un grito. Las lágrimas salían sin control alguno y el cuerpo ahora sin vida delante de ella hacía que se estremeciese. Sin embargo, de pronto una sensación le recorrió todo el cuerpo. Sabía que estaba perdida.

Lentamente, levantó la cabeza y miró a aquel hombre, quien tenía sus ojos clavados en ella. Como pudo, retrocedió aún en el suelo, sintiendo que los sollozos querían salir de su garganta, la cual ya empezaba a arder.

Su espalda chocó contra la pared y, aunque quería estar lo más separada de aquel hombre que pudiese, ya no podía hacer nada más.

El hombre dejó la pistola lentamente en la barra y se agachó, acercándose a Iris y estando a su altura.

Iris sentía que todo su cuerpo temblaba de miedo y que su corazón latía con fuerza intentando salirse de ella.

El hombre levantó una mano y la acercó a ella. En ese instante, Iris giró la cara y cerró los ojos, sollozando en silencio. Sabía que ese era su fin.

Él había matado a tres personas casi sin despeinarse y estaba segura de que con ella acabaría antes de lo que se esperaba.

—No... —susurró Iris—, por favor.

Quería pedirle que no la matase, que nunca le diría a nadie lo que había visto, pero no era capaz de decir nada más lejos que aquello.

Sintió que algo se posaba en su mejilla y cuando tuvo la valentía de abrir los ojos, se dio cuenta de que aquel hombre había posado su mano allí. Iris le miró a los ojos confundida, mientras seguía temblando de dolor y por la intensa mirada de él.

Iris no supo cómo reaccionar cuando él le acarició la mejilla por unos segundos, para luego dejar caer la mano y mirarla por unos segundos más. Luego se levantó, dio varios pasos hacia atrás y empezó a andar.

Finalmente Iris oyó la puerta del bar abrirse para luego cerrarse. Se había quedado sola.

Cuando fue capaz de reaccionar, se llevó las piernas al pecho y las abrazó. Y luego lloró sin miedo a que nadie la escuchase. Ya nadie de los que estaban allí podían hacerlo.

----

Me gustaría saber: ¿cómo habéis llegado a esta historia?

Bueno, esto es solo una propuesta así que depende de vosotros que la siga o no.

Por cierto, esa portada tan bonita la ha hecho -professionalvillain, que hace unas portadas geniales y ella es genial *.* MUCHAS GRACIAAS

Espero que os guste ^^

Iris en multimedia.

Destruction ◇ Erik LehnsherrWhere stories live. Discover now