-Llegó la hora - Rory se frota la manos y me mira entusiasmado. Thomas y varios de sus hombres han subido a bordo y esa es nuestra señal para intervenir.

Damos un rodeo para evitar que nos vean y nos acercamos a la zona donde la olvidada escalerilla se balancea con la fuerte brisa del mar. No está muy alta así que es probable que podamos alcanzarla y ascender por ella. Las ganzúas son demasiado ruidosas y hay que tener una buena puntería para usarlas. Y en este caso también un brazo fuerte, pues el barco es realmente grande. Lo que nos da esperanzas de que sea el definitivo, por lo que no vamos a quejarnos.

Arthur es el encargado de intentar llegar hasta la escalerilla, pues es el más alto de nosotros. Necesitamos impulsarlo un poco, pero lo logra sin apenas esfuerzo. Nos ayuda uno a uno a subir y ascendemos con cuidado hasta llegar a cubierta. Por suerte para nosotros, la tripulación está en la proa, donde Thomas sigue manteniéndolos ocupados, y nadie se percata de nuestra presencia.

-A la bodega de carga - me susurra Rory mientras da instrucciones con sus manos a los que están más lejos.

Somos pocos, pero contamos con no encontrarnos con demasiada resistencia en nuestro camino. Por si no es así, tengo la radio preparada para pedir refuerzos a la mínima dificultad. Confío en que Rory sepa sacarnos del lío, pero no quiero arriesgarme. En cuanto dé aviso, Thomas no tardará en acudir en nuestra ayuda.

-Este bicho es enorme - se queja cuando vemos un pasillo interminable en el interior del barco.

-Démonos prisa - respondo yo - No quiero permanecer aquí abajo demasiado tiempo.

-Somos vulnerables - asiente.

Continuamos nuestro camino y al llegar a una bifurcación, dudamos por un momento. Siempre me he orientado mejor que cualquiera y le sugiero seguir por la derecha. Rory asiente y da la orden de nuevo con las manos. Cuando encontramos una puerta que da a unas escaleras, me sonríe. He acertado.

Escuchamos las voces mucho antes de llegar hasta ellas. Rory echa un vistazo y nos indica que son al menos seis hombres los que custodian la puerta de la bodega. Nos reparte en tres grupos y traza un plan para noquearlos sin llegar a usar las armas. Un disparo pondría en alerta al resto y eso es lo último que queremos. Necesitamos discreción para llevarnos a las víctimas sin causar bajas entre ellos. Si algo tenemos claro, es que a la tripulación no les importará disparar sobre ellos si así logran evitar que los capturemos.

-Tú te vienes conmigo - me dice. No necesita decirme qué tiene en mente, sé que seremos la distracción que necesitan los demás para posicionarse alrededor de los hombres.

-Como no - le respondo con una sonrisa. No me agrada la idea, demasiado temeraria, pero lo seguiría hasta el mismísimo infierno si así me lo pidiese.

Nos adelantamos, dejándonos ver sin ningún pudor. Están tan centrados en su juego de cartas, que tardan unos segundos en descubrirnos. En cuanto lo hacen, se levantan y nos apuntan con sus armas. Mi corazón comienza a bombear con fuerza y la adrenalina invade mi cuerpo. Nunca seré capaz de acostumbrarme a esto.

-Buenas noches, caballeros - dice Rory levantando las manos - ¿Alguien podría indicarnos por donde se sale del barco?

-¿Quién diablos sois? ¿Cómo habéis llegado hasta aquí?

-Nos hemos perdido - responde Rory con calma y aparentando indiferencia. Admiro su entereza en situaciones como esta - Creo que este no es el crucero en el que llegamos esta mañana.

Me habría reído si no estuviese tan preocupado por cómo reaccionarán lo seis hombres que nos están encañonando directamente a la cabeza. Rory da un paso más hacia ellos y le apuntan todos a él. Aprovecho para sacar mi arma y hacer lo propio con el que creo que es el cabecilla del grupo. Y esa es la señal que hemos acordado para que los demás los reduzcan. Ni siquiera les dan tiempo para desviar sus pistolas hacia mí, en cuestión de segundos, nuestros hombres ya los tienen en el suelo esposados y amordazados para que no den la alarma.

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