Finalmente vio algo. Alguien, realmente. Y esta vez no parecía ser una película ni recuerdos. Ente todas aquellas imágenes desastrosas, una figura se alzaba y giraba la cara para mirarla. Esa persona estaba allí tanto como Iris lo estaba. No era un recuerdo de Logan, era real.

Estaba de pie, frente a ella, mirándola. Era un hombre mayor, sin pelo y algo viejo, aunque desde aquella distancia no era capaz de verlo bien. 

Él no hizo amago de decir nada. Simplemente le sonrió y se quedó quieto en el mismo lugar.

Iris dio varios pasos hacia él y luego siguió andando hasta estar casi a su altura.  El hombre extendió su brazo, esperando a que ella lo tomase. No sabía si hacerlo, pero algo en aquella mirada le decía que podía hacerlo. Que no tenía nada que temer.

Y cuando lo hizo, volvió a sentir como si la empujasen. Ya no estaba en aquel lugar vacío y completamente oscuro, sino en una gran y extraña habitación con un montón de personas más. Entre ellas pudo reconocer a Logan, tumbado en una mesa y con una chica haciendo exactamente lo mismo que Iris estaba haciendo con Charles y Logan. Sin embargo, ninguno de ellos se movían. Era como si fuesen estatuas. Incluso a la chica que estaba usando sus poderes con Logan, le caían lágrimas desde los ojos que habían quedado suspendidas en sus mejillas, sin poder llegar a caer del todo.

Todos estaban quietos, excepto el hombre que la había ayudado a llegar allí, quien ahora estaba sentado en una silla de ruedas.

Él volvía a estar mirándola, sin decir nada. Pero ella ahora no podía pensar demasiado en aquello. Lo único que podía hacer era observar el lugar que la rodeaba. Todo estaba casi en ruinas, y las personas que habían allí parecían desesperadas. 

Estaba claro que aquel era el futuro y, tras haber vivido ante sus propios ojos todo lo que pasaba, Iris no estaba dispuesta a acabar allí. Sufriendo de la manera en la que ellos lo hacían.

Giró entonces la cabeza hacia la  derecha y miró a la mesa, donde estaba Logan tumbado. Se acercó a él y le miró, viendo lo poco que había cambiado en cuanto al Logan que ella conocía. Estaba casi igual a como el del pasado. Y, tras haber visto todo el dolor que él había sentido, no pudo evitar posar una mano sobre el brazo de él, acariciándolo unos segundos.

Luego giró la cabeza e inspeccionó a los demás de la sala.

Todos ellos estaban allí con las esperanzas puestas en ella, Hank, Erik, Charles y Logan. De ellos dependía que estas personas pudiesen vivir. En sus caras se podía ver que lo único que les quedaba era la esperanza de que en el pasado, ellos parasen a Raven. Contaban con ellos y, si fallaban, todo lo que habrían sufrido para llegar a ese punto no habría servido de nada.

Iris se fijó en una persona en concreto que le llamó la atención. Era un hombre que había allí apoyado en la pared, con los brazos cruzados sobre su pecho. Parecía igual de mayor que el hombre de la silla de ruedas que le había ayudado a llegar a aquella habitación. Tenía el pelo blanco y rostro de cansancio. Ella frunció el ceño y pestañeó varias veces, mientras se acercaba a pasos lentos a él. Había algo que aquel hombre que le resultaba familiar. Y, tras acercarse un poco más, se dio cuenta de quién era. No había ninguna duda, debía ser Erik. 

Era muy mayor, pero Iris era capaz de reconocer los rasgos característicos de su cara en él. Cuando llegó a donde él estaba, levantó su mano y la posó en la mejilla del Erik mayor. Observó sus ojos, los cuales siempre le habían encantado. Seguían teniendo esa intensidad de siempre, aunque ahora parecían cansados. Él, después de tanto tiempo, seguía luchando por la supervivencia de los mutantes.

Él no podía verla, estaba paralizado como los demás.

—Iris —oyó que la llamaban y dio un pequeño salto del susto, creyendo que quien la había llamado había sido Erik.

Destruction ◇ Erik LehnsherrWhere stories live. Discover now