-¿Qué pasará con ellas después?

-Serán deportadas a sus países de origen.

-Eso no garantizará que estén a salvo - frunzo el ceño.

-Lo sé, pero no podemos hacer más por ellas. La ley es estricta en cuanto a aquellos que intentan entrar en el país de manera ilegal. No hace distinciones entre los que vienen porque quieren y los que traen obligados. Nosotros debemos devolverlos a todos ellos a sus lugares de origen, una vez comprobado que están bien de salud.

-No es justo.

-No, no lo es - me abraza de nuevo - Tengo que irme. No sé cuando volveré, la operación se llevará a cabo por la noche, pero me encantaría que estuvieses aquí cuando lo haga.

-Está bien - esta vez no voy a protestar. Me preocupa que pueda pasarle algo y prefiero estar en su casa esperándolo, que en la mía sola y sin saber cuando regresa.

Mientras se ducha, yo preparo el desayuno. Se bebe el té a toda prisa, sin sentarse siquiera, y se lleva un par de tostadas para comer por el camino, porque se le ha hecho tarde. Se despide de mí con un beso que me deja sin aliento y es así como comprendo que está nervioso. Supongo que es normal, después de todo se juegan la vida cada vez que intervienen en operaciones de ese tipo. Yo siempre creí que un agente de aduanas se dedicaba a controlar la mercancía que entraba o salía del país en los puertos y aeropuertos, pero estoy empezando a comprender que su trabajo es mucho más complejo que eso.

Para evitar pensar en todo lo malo que puede suceder, decido seguir con mis planes iniciales. Empiezo a preparar la pared donde pintaremos el jardín para Faith. Si mantengo mi mente ocupada, mi imaginación no me jugará malas pasadas. Después de más de una hora trabajando en el proyecto, recuerdo que no le he hablado a Alec de lo que sucedió anoche con el supuesto tío de Faith. Mi preocupación es tal al respecto, que decido llamarlo aún si saber si puedo.

-McNeil - supongo que ha contestado sin mirar quien lo llama.

-Alec, soy Kat.

-¿Estás bien? - me interrumpe antes de que pueda decir nada más - ¿Te ha pasado algo?

-Estoy bien - lo tranquilizo - Bueno, más o menos. Es que ayer ocurrió algo en el hospital que me preocupa y necesito contártelo ya. Pero si estás ocupado, puedo esperar.

-Para ti siempre tengo tiempo - puedo imaginármelo sonriendo - Dime.

-Regresó el hombre que quería ver a Faith. Su supuesto tío. Cuando llegué, estaba hablando con una de mis compañeras. Me enfrenté a él y me amenazó. Tengo miedo por Faith. Podría...

-¿Te amenazó? - me interrumpe de nuevo - No debiste exponerte así, Kath. Debiste llamar a seguridad. O a mí. Te dije que quería hablar con él.

-En aquel momento no me acordé, lo siento. Yo sólo quería que se fuese así que le dije que no podría ver a Faith bajo ningún concepto y que sabía que no era su tío. Le recordé que lo que intentaba hacer era ilegal y que podría tener problemas por ello. Entonces fue cuando me amenazó.

-¿Cómo te amenazó? ¿Te tocó? ¿Qué te dijo exactamente?

-Solo me dijo que mi lengua podría meterme en líos alguna vez. Pero no fue eso lo que me asustó. Fue el tono que usó. Lo hizo sonar como una amenaza.

-No quiero que te vuelvas a acercar a él, Kath. Prométeme que me llamarás si vuelves a verlo. O a seguridad.

-No creo que se atreva a hacerme algo. Me preocupa más Faith. No sé por qué le interesa tanto verla ni cuales son sus intenciones si lo logra. Tengo miedo de que convenza a alguien para que le deje pasar. Si algo le ocurre...

No Te ImpliquesWhere stories live. Discover now