Treinta

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Hazel Wesley

Estaba por decidida que cuando sus padres pondrían un pie en esta casa, ella iba a dejarlo en el pasado, yo sabia que ambos nos estábamos causando daño, y realmente no lo quería considerar tóxico, cuando es la persona que más quiso.

Sin embargo a el no le importa, porque había dicho que era una simple apuesta, y realmente no quería haber escuchado eso de él... Y menos que la haya tratado como una zorra pagando su vestido y diciendo que fue lo minino que pudo hacer por el gran sexo que le había brindado.

No odiaba a Ross Lynch, porque se estaría mintiendo.

Ella se había rendido, porque ella ya se había enamorado de su niño, porque, me gusta mi niñero.

—¿Puedo pasar?—Yo me enderezó en mi asiento para apagar mi computadora, giro hacia mi hermana.

—¿Sucede algo?

—Quería disculparme.

La miro extraño ¿Porque se estaba disculpándose?

—¿Hay un porque?

—Por ignorar a todos en estos dos días, no estaba lista luego de saber que nuestros padres regresan.

Yo miro a Leah con ternura.

—¿Quieres contarme?

Ella asiente, yo extiendo mi mano para que ella lo tomará y ambas sentarnos en mi cama.

—¿Recuerdas que te mencione un chico...?

—¿Charlie?

—Olvídalo, quería besarme a la fuerza antes de que ustedes llegarán, no iba a permitir que siga a mi lado.

Yo asiento. Ella suelta un suspira para seguir hablando.

—Me gusta un Lynch... Y realmente me vuelve loca, es demasiado dulce Hazel ¿Lo has escuchado reír? Mierda, cuando se preocupa demasiado intentando tomar el rol de maduro, cuando es demasiado tierno e inmaduro. —Dice ella colocando una almohada en su rostro y acostándose—Riker Lynch me vuelve loca.

Unos gritos se hacen presentes y yo me les uno a mis hermanas y Rydel, Leah se asusta sentándose en la cama.



—¡Basta!

—Dios mio, te gusta.—Grito lanzándome encima de ella. —¡A el también le gustas!

Leah rueda los ojos empezando, baja su mirada a la almohada.

—¡No me lo esperaba pero es grandioso!

Rydel se sienta a su lado para abrazarla.

—Tengo a Valentina como cuñada.

Valentina sonríe sentándose en el pequeño sofá que tenia en mi habitación.

Y era cierto, ella y Ryland había empezando una relación, una muy bonita y estaba orgullosa de como se veían, además que los dos son demasiado tiernos.

—Muchos gritos por acá. —Ryland se asoma con una sonrisa.—¿Podemos hablar, cariño?

Valentina asienta, y Ryland le extiende su mano para que ella la tomará.

—Definitivamente me quedare sola.

—A Rocky le encantas.

Digo viendo a Camila, ella niega riendo.

—¿Están listas? Ellos deben por estar llegando—Ross se acerca a nosotras, Leah asiente tomando a Rydel y Camila para salir de mi habitación. —¡Que sea rápido, quiero terminar con esto cuanto antes!



—Nadie te estaba deteniendo que saliera de esta maldita casa, así no hubiéramos pasado los límites—Grito yo, demasiado cansada de él—¡Te dije miles de veces que te fueras!

—¿Límites? ¿Que paso?

Rydel gira a nosotros.

—No te interesa Rydel.—Grita—Tú—me señala acercándose a mi.

Toma mi brazo para llevarme con el hasta su habitación.

—Sueltame.

—¡Tenemos que hablar?

—No tengo nada de que hablar contigo.

El me empuja dentro de su habitación importándole poco teniendo la vista de nuestros hermanos en nosotros.

—Ya estoy cansado...

—¿Y crees que yo no? Dejemos esto por la paz.

—¿Es que no entiendes?

—No...

—Ya me cansé...—susurra tomando mi cintura apegandome a él. —Necesito estar entre tus piernas ¿Puedes dame permiso?

El me mira a los ojos, yo muerdo mi labio inferior, tenia realmente decir que sí, porque sabía que me iba a arrepentir.

Me gusta mi niñero. ➸Ross Lynch Where stories live. Discover now