Uno

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El semblante de mi rostro no era el mejor por las mañanas, y yo era consciente de eso, el maquillaje que mi hermana me había mandado de Inglaterra, ayudaba a disimular las noches en velas enfrente de la computadora con una que otra serie que lograba terminar. Debía de admitir que anoche había terminado lindas mentirosas y era más que feliz.

Dejo mi cabello suelto para dirigirme hacía mi mochila, podría llegar tarde, y no podía hacerlo, no ahora que tenía álgebra a primera hora.

— Buen día.

Saludo mientras dejaba mi mochila en el sofá y me acercaba a besar la mejilla de mi padre: Jason Wesley.

— Buenos días hija, es un milagro que estés de buen humor— rodé los ojos ante el comentario de papá.

—Buen día, toma cariño, la comida enseguida te la traen.

Le agradezco a mi mamá con una sonrisa y golpeo levemente en brazo de Fatima Wesley, mi hermana.

— Eran buenos hasta que apareciste— sonrió dulcemente, la mire con asco.

— Ya que estamos reunidos. —Dice papá y yo solo disfruto de mi comida que acababa de llegar.

— No vayas a empezar a hablar de tu empresa, o de lo que hicieron ayer mamá y tú que salieron dejándonos solas. — dijo Fatima recibiendo una mala mirada de parte de mamá.

— Silencio, tenemos noticias para ustedes.

— Bien, pero que sea rápido, tengo practica de natación a primera hora.

— Si, bueno sera breve, tenemos un viaje con la familia Lynch, Fatima alista las maletas te iras con tu tía a Ohio, estudiaras una temporada allá, tu niña, te quedaras aquí...

Yo no puedo evitar ahogarme con el jugo que había llevado a mi boca, la noticia la hubiera podido decir con más calma. Pero podría dejar mi intento de muerte con un jugo para después, ellos se irían.

— ¡Casa sola!

— ¿Me dejas terminar?— sonrió— Con niñero, hija mía.

— ¿Que demonios es eso? Estoy de acuerdo que sea una señora de cuarenta años, no estaría mal, aprendería a bordar, cocinar...

— ¿Podrías dejar de interrumpir a tu padre Hazel?

Levanto los brazos, él asiente mientras continua hablando.

— Dije niñero Hazel, el buen chico Ross Lynch lo sera.

— ¿Perdón?.

— Perdonada— La risa de Fatima se escucho por toda la casa.

Y yo solo le tiro mi servilleta a la cara, estaba demasiado enojada.

Ni siquiera podían confiar en mí, y no iba a permitir que el rubio pisara mi casa.

No cuando me le había declarado a los siete años y el me ignoro completamente.

— No tengo entendido que pasara con los hijos de Stormie, pero Ross se quedara aquí, tiene buena paga así que no lo sobornes.

Mamá toma de su café tan elegante, importándole poco que su hija estaría muerta cuando el hijo de su mejor amiga me "cuidara"

— Tia, Ohio, chicos lindos, temporada allá ¿Algo mejor?

Juraba que quería tirarse encima a Fatima y matarla.

Pero amaba a mi hermana.

— Hoy a medio sale tu vuelo.

— Si, bueno, feliz día hermana nos vemos en unos meses.

— Pudrete Fatima.

Fatima salto de la emoción mientras corría hasta su habitación.

— ¿Ross? — Grito — ¿El rubio idiota?

— ¿Hay otro Ross Lynch, acaso?

— Ojala que sí, uno menos egocéntrico.

— Hazel deja de tonterías.

¿¡Estan jodiendo verdad!? yo voy a enloquecer, todo es una mierda.

— Ross es un buen chico, y no te hará daño, así que cuida ese vocabulario, nos vemos en unas horas, nos iremos hoy junto a Fatima, ven a despedirnos, el ya estará acá.

— Yo... es absurdo esto.

— No esta a discusión Haz.

Mamá me mira, ella intenta regalare un sonrisa, pero la ignoro.

Solo quería salir.

No lo quería acá.

Hacía un gran esfuerzo ignorándolo en la universidad y en las cenas que preparaban nuestros padres.

Pero hay algo en mi cabeza que no se ajusta, ¿Porque el acepto ser mi niñero?

Me gusta mi niñero. ➸Ross Lynch Where stories live. Discover now