Veintiséis

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Hazel Wesley

Leah me miraba suplicante mientras apretaba mi almohada en sus manos, yo dejo la toalla que había utilizado en el cesto para darme vuelta para verla fijamente, empiezo a reír.

— Él solo te invito a ti no a nosotros.

Leah frunce el ceño.

— Charlie es un buen chico, y le encantara tener más personas en su fiesta.— Niego sentandome en mi escritorio.

— Los chicos no querrán.

Leah alza una ceja, ella se levanta de mi cama para abrir la puerta.

—Chicos y chicas, las invito a una fiesta ¿Gustan ir?

Y en menos de dos minutos todos salían de sus habitación.

— Ire a buscar ropa.— Grita Riker.

— ¿A que horas nos vamos?

— ¡Alcohol!— Grita Rocky elevando sus brazos bajando las escaleras.

Leah vuelve a cerrar la puerta para cruzarse de brazos y verme, sonrío asintiendo.

— Iremos.

Leah pega un grito tirándose a mi cama, yo la miro, ¿Porque no querrá ir sola?

— ¿Porque?

— ¿Que cosa?

— Leah, no quieres ir sola a una fiesta, raro en ti, antes que te fueras siempre ibas a fiestas, sola.

Leah me mira, suelta un suspiro.

— Charlie es muy lindo, pero quiere que llevemos eso a... algo serio.

Pego un grito emocionada.

— ¿Y que tiene de malo?

— No me gusta. — La miro fijamente.— Me gusta otra persona...

— ¿La conozco?

— Más de lo que crees.

— ¿Ross?

Leah me tira la almohada.

— No, Ross es más tuyo.

Yo me levanto para evitar que viera mi leve sonrojo.

— Como sea.

— Cimi sii— Leah empieza a reír.— Otra cosa...

Yo saco un vestido de mi armario, hago una mueca, debía de comprar otro.

— ¿Que sucede?

— ¿Podrías ir al centro comercial a comprarme algunas cosas? Charlie me pido favor, pero Adam quiere que los lleve al aeropuerto.

Asiento.

— Claro, dile a Adam que lo quiero y que vuelva pronto, y además necesito un vestido nuevo.

Leah asiente para caminar a abrazarme levemente, ella se da vuelta y sale de mi habitación.

Yo me dispongo a tomar mi dinero para ir al centro comercial y comprar lo que necesitaba, les sonrío a los chicos quienes entraban a la cocina, dejando al rubio dueño de mis pensamientos solo en el sofá.

— ¿Iras a la fiesta?

— Si, sera divertido.— Digo buscando mis llaves, sonrío encontrándolas.— Regreso pronto.

Yo abro la puerta, dejando a Ross quien estaba apunto de hablarme, al instante que yo me dispongo a caminar, el abre la puerta.

— ¿A donde vas?— El se coloca su chaqueta caminando hacía mí.

— Centro comercial.

— Yo te llevo.— El saca las llaves de su auto, asiento para caminar hasta él.— ¿A que iras?

— Tengo que comprar algunas cosas que Charlie le pido a Leah, pero ella tiene que ir a dejar al aeropuerto a Adam.

— Si, un buen chico por cierto, me cayó muy bien.

Dice el empezando a conducir.

— Lo es...

Susurro, el me mira raro.

Pero yo lo ignoro en todo el camino, había recordado lo que él había dicho, suelto un suspiro para intentar salir del auto ya cuando estamos estacionados, yo cierro el auto empezando a caminar hasta el centro comercial.

Me había echado en cara ese día que había sido una apuesta, algo que yo recuerdo nunca cerré.

Porque, entonces ¿Que caso tiene que yo sea la estúpida que me este... enamorando?

— De acuerdo, si sigues caminando así de prima chocaras.

Levanto la mirada para encontrarme a Liam, sonrío.

— Si... perdón.

— ¿Que haces acá?

— Tengo unas cosas que comprar, ¿Tú que haces acá?

— Acompaño a mamá a hacer las compras para el cumpleaños de mi hermano.

— Saludalos a ambos.

— Lo haré...

— Porque demonios caminas tan rapid... Liam.

Ross se posiciona detrás mía.

— Ross.

Los miro raro a ambos que se sostenían la mirada.

— De acuerdo de acuerdo, un gusto verte de nuevo Liam, ¿Ross nos vamos?

Ross sonríe tomando mi mano, ambos empezamos a caminar hasta el lugar donde compraría todo.

— Eres tonto.

Digo para empezar a comprar todo lo que Leah me había indicado, mientras Ross intentaba sacar alguna conversación, pero yo me rehusaba.

— Necesito un vestido, si gustas puedes regresar a la casa.

Digo acomodando todas las bolsas, pero el a los minutos las toma todas.

— Eso no va a suceder, y menos que Liam regrese por ti.

Él rueda los ojos, yo lo tomo del brazo para jalarlo junto a las bolsas, yo lo suelto para posar mi vista en un bonito vestido morado.

— Iré a probarme aquel vestido.

— Claro, pero quiero verte.

El me guiña un ojo sentándose para acomodar las ocho bolsas.

Yo dejo el vestido aún lado para empezar a quitarme la blusa, y dejarla aún lado para empezar a desabrochar mi jean.

— Que bonito trasero tienes.

Yo pego un grito al escucharlo detrás mía, frunzo el ceño para verlo, pero recuerdo que mi jean ya estaba en el suelo.

— Mierda, sal de aquí.

— Pero si tengo vista a tu trasero, el que tanto aprieto cuando me entierro en ti.

Yo cierro los ojos para colocar una mano enfrente intentando que pare de decir eso, me hacía sentir... sucia.

— ¿Podemos hacerlo?— Él hace un puchero apegándose a mí.

— Acá no.

— ¿En tu casa? Podemos aprovechar que hoy irán a la fiesta. Solo quiero tenerte en mis brazos.

El me toma de la cintura, para dar pequeños besos en mi mejilla.

— Basta...

Susurro cuando siento que sus besos se intensifican.

— ¿Hola? ¿Hay alguien allí?

— Mierda...— Susurramos ambos cuando tocan la puerta del vestidor.

Esto estaba demasiado mal.

Me gusta mi niñero. ➸Ross Lynch Where stories live. Discover now