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Desde pequeño me gustó viajar. Estar en el cielo me parecía algo increíble, era como uno de mis cuentos favoritos. No recuerdo la primera vez que subí a un avión, según mamá estaba muy pequeño, pero recuerdo perfectamente cuando fuimos a Monte Carlo y papá compró la villa. Incluso nos puso a elegir nuestras habitaciones antes de aceptarla.

— ¿Cuántas veces has ido? —la voz de Anne a mi lado me hizo caer en conciencia de nuevo. El vuelo va a ser un poco largo, pero no se lo dije para no preocuparla.

—Más de las que puedo contar, mis padres tuvieron su luna de miel en Mónaco, y cuando nací, mamá me contó que fuimos a la casa de mis tíos unos meses después, en el camino, pasamos por Monte Carlo y nos quedamos unos días. Cuando nació Phoebe creo que fuimos un par de veces más, pero recuerdo perfectamente cuando compraron la villa. Es nuestro segundo hogar. Sinceramente no tengo el dato exacto de la cantidad de veces que he ido, pero creo que podrías preguntárselo a migración —bromeo con ella y Anne golpea levemente mi hombro, colocando después su cabeza en él, acurrucándose a mi lado.

— ¿Qué se siente tenerlo todo? Poder decir algo y que se haga realidad en segundos... —Anne no me observa, pero puedo sentir la curiosidad en sus grandes ojos azules.

—No lo sé. Es bastante incómodo a veces. Tener a tantas personas detrás de ti es sofocante, te examinan si haces algo bien o mal. Siempre hay una consecuencia para todo lo que haces, pero nunca se enteran de que son ellos la verdadera causa.

—Lo dices como si fuera una tortura...

—Es que es una tortura —Anne levanta la cabeza y me mira con el ceño fruncido —. Las personas creen que ser rico es tenerlo todo, y no... No es absolutamente nada más que tener dinero. ¿Sabes lo difícil que es conseguir amigos de verdad en una situación como la mía? Es una completa odisea y te lo digo por experiencia...

—Me dijiste algo similar cuando nos estábamos conociendo, el día del cumpleaños de Tom.

—Es difícil aparentar ser alguien que quieres ser y no puedes. Cambiaría mil cenas navideñas estropeadas por nunca más tener que salir a todas partes con un escuadrón de guardaespaldas.

—Lo que no entiendo es, ¿por qué siempre dices eso de la seguridad y en Boston nunca te he visto custodiado por nadie?

—Es que esa es la idea, que no los veas, pero ahí están siempre detrás de mi. Cuando terminé la secundaria le rogué a papá que por favor eliminara mi seguridad cuando entrara a la Universidad, pero como era de esperar y tras todo lo que sucedió después con la muerte de Sophie y mis secuestros, era de esperar de dijeran que no, así que hice un trato con mis guardaespaldas en el momento en que llegamos a Boston. Quería encajar, tener una experiencia universitaria normal y no ser el centro de atención todo el tiempo, así que les dije que mantuvieran su distancia en todo momento y si llegase a ocurrir algo, pues ellos estarían listos para la acción. Suelen camuflarse entre los demás estudiantes, creo que Troy acude a nuestras clases como oyente y por lo que me ha dicho incluso está aprendiendo cosas —digo riéndome un poco.

— ¿Cómo conseguiste que te hicieran caso?

—Cuando murió Sophie, me vine abajo. Ni siquiera quería ir a la Universidad después de eso. Fue muy difícil incluso volver a salir de mi habitación. Josh y Tom me terminaron convenciendo y acepté venir aquí, asó que le dije a mis padres que eliminaran la seguridad y como no aceptaron hice el trato con los chicos y ellos estuvieron de acuerdo siempre y cuando el perímetro de distancia fuera decente. Supongo que me tuvieron lastima por mi o algo así.

—Pero ¿por qué querías eliminar la seguridad del todo después de lo que pasó con Sophie? ¿No serías un blanco más fácil?

— ¿Ahora entiendes por qué es una completa tortura? No tengo idea de la cantidad de amenazas de muerte que reciben mis padres al día, pero es más horrible cuando las amenazas son para ti.

Theo, Schlesinger IIWhere stories live. Discover now