•45•

3.5K 282 13
                                    

En mi familia, es prácticamente un requisito que, durante la noche de Navidad, todos estemos vestidos con la mayor elegancia posible. Normalmente es el día en donde estrenamos algún traje nuevo, mi hermana y mi madre un vestido o lo que se sientan cómodas, es extraño que ellas sean las que tengan la libertad y nosotros siempre tengamos que usar un traje. La conversación suele ser en la sala, en la terraza o en la sala del té, y la cena se sirve a las diez treinta sin demora alguna. Los chefs se esmeran tanto que la espera se hace insoportable cuando faltan treinta minutos.

Mis abuelos toman el té y mis tíos un par de copas de vino junto a mis padres todo el tiempo. Las entradas y aperitivos bailan de un lado al otro hasta que la tan esperada cena llega, y es donde las normas de etiqueta son más que respetadas.

Así que, por supuesto, es bastante extraño llegar a un lugar en donde ni siquiera debo vestir de manera elegante para la cena...

— ¿En serio te ibas a poner eso? —los comentarios de Kyle y David me han estado generando el pánico más inverosímil que he sentido en toda mi existencia —Con lo que andas puesto es más que suficiente.

— ¿Están seguros? —expreso a como puedo sin poder creer que no usaré mi traje nuevo este año.

—Theo, no te angusties tanto —es lo último que dicen antes de dejarme solo en la habitación.

Me contuve a ir a la tienda más cercana que abriera las veinticuatro horas incluso la noche de Navidad y comprar al menos un par de pantalones nuevos.

— ¿Estás bien? —la mirada de Anne desde la puerta me calma un poco pero no evita que me sienta bastante fuera de lugar.

—No, estoy demasiado nervioso como para salir.

— ¿Por qué?

—No tengo nada para esta noche, tus hermanos dicen que parezco un adolescente a punto de ir a su baile de graduación, porque estuve a punto de ponerme un traje para la cena... —la sonrisa de Anne se desvanece.

—Theo... —ella se acerca a mi, y me toma la mano izquierda demasiado fuerte. Intentando calmarme. —Sabes que no tienes que ser esa persona aquí.

— ¿Esa persona? —pregunto sin saber de lo que habla.

—Esa persona que tanto intentas alejar, pero tu propia sangre te lo niega. Esa persona que está constantemente preocupada por lo que debe usar, lo que debe decir, incluso lo que debe pensar —nunca pensé que esto sería un problema.

—Nadie me dice lo que debo pensar —defiendo algo que ni siquiera sé si se debe defender.

—Claro que si, aunque tal vez no lo veas, pero siempre estás al pendiente de lo que dirán...

—Eso no es cierto —suelto su agarre de un brusco movimiento, y camino a otro lado de la habitación dándole la espalda.

—Sabes que es cierto. No digo que tener la aprobación de nuestros padres sea algo malo, pero tú intentas ser perfecto para ellos todo el tiempo. Lo noté la noche de la exhibición. Tus padres siempre buscan que seas la joya dorada, ¿no lo ves, Theo? Estás tan acostumbrado a ser un diamante que cuando te toca estar con el carbón, explotas. ¿Recuerdas tu reacción el día que volamos para la boda de mi hermana? ¿Todo lo que me gritaste por llevarte en un avión comercial? Esa clase de reacciones no son normales, y no me importa la cantidad de dinero que tengas o la vida que lleves, nada debe de cambiar... —su voz se quiebra y siento como mil estacas se clavan en mi pecho de golpe —Nada debe de cambiar al chico tierno y encantador que eres, ni siquiera la cantidad de dinero que portes. Nada de eso debería de importar.

Siento que el aire me falta y la cabeza me da vueltas. ¿Por qué tenemos que estar peleando por esto? Ni siquiera es algo que yo decidí, no es mi culpa ser lo que soy, o tener lo que tengo. No es mi culpa haber crecido en un mundo tan distinto al de ella... Pero odio tener que verla quebrarse frente a mí por mi culpa. Porque esto es mi culpa y solo yo puedo afrontarlo. No puedo arrastrarla conmigo.

Theo, Schlesinger IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora