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El clima para el día de mañana es bastante bueno, no habrán lluvias en Minneapolis que era el principal temor de Peyton. Su boda va a ser tradicional, pero debido al estatus social de su novio, habrán algunos camarógrafos merodeando el lugar.

—Eso le encanta a Peyton, tener toda la atención. De seguro se sentirá completamente a gusto con todos los lentes apuntándole —su sonrisa se apaga de a poco —. Papá ha de estar muy orgulloso de ella...

Me pongo frente a ella levantando su mentón con uno de mis dedos.

—También lo está de ti.

—Eres muy dulce por intentar hacerme sentir mejor, pero no conoces a mi padre en lo absoluto, el realmente me odia.

—No creo que te odie, tal vez solo esté algo molesto, pero odiarte es algo que nadie podría hacer —digo y veo que sus mejillas se tornan un poco carmesí, pero mueve su cabeza de un lado a otro y suspira.

—Como sea, será el día de mi hermana y lo último que quiero es que se vuelva algo sobre mí —ella toma mis manos y las aprieta fuertemente —. Prométeme que me sacarás de ahí apenas termine todo, por favor.

—Anne creo que...

—No, Theo. Lo digo en serio, en cuanto termine la fiesta, nos vamos. No quiero estar en ese lugar más de lo necesario —su mirada de suplica es demasiado para mí.

—De acuerdo.

—El vuelo sale a las ocho, ¿ya tienes tu maleta?

—Lista y junto a la puerta principal, tú tranquila.

—No puedo creer que nos pagaran los boletos, en decir, se que Gabriel gana mucho dinero y no es prácticamente nada para él, pero ¡son dos boletos malditos de avión!

—Si, hablando de eso... es la primera vez que viajo en un avión comercial... para que lo sepas.

— ¿Qué? —sus ojos se abren y casi deja caer su café de sus manos.

—Mi familia tiene su propio avión, nunca fue necesario... —por la manera en la que me ve, me comienzo a sentir avergonzado.

— ¿Nunca? ¿Ni siquiera una vez?

—Nunca.

—Esto será interesante...

No tanto para mi.

Más tarde, mientras almorzábamos, el tema del susodicho avión comercial fue lo único que al parecer entretenía a mis amigos.

— ¿Avión comercial? ¿Estás bromeando? —Josh se ha burlado de mí desde que conté sobre el tipo de viaje a Minneapolis, y Tom simplemente sigue sin creerlo —Necesito ver eso para creérmelo.

—No es gracioso, esto será muy raro.

—No es la gran cosa, solo no ordenes el sándwich de pollo, siempre tiene un sabor extraño.

—Eso no me ayuda, si mis padres se enteran de que me subí a un avión se enfadarán, y mucho...

—Hombre, tienes dieciocho años, los padres normalmente se preocuparían de que sus hijos dejen embarazada a alguien, no de que se suban a aviones en clase turista.

— ¿C-clase turista? —la carcajada que se genera entre mis dos mejores amigos solo me molesta aún más.

— ¡Esto será épico! ¡Por favor, dile a Annabeth que nos envíe un video!

Después de la comida y las burlas, subí a mi habitación ha revisar mi maleta por milésima vez. El traje está doblado, y todo parece estar en perfectas condiciones. Son las seis de la tarde, voy camino al aeropuerto porque según Anne debemos estar dos horas antes para pasar por medidas de controles de seguridad de civiles y comunes plebeyos, como ella me hizo saber entre risas. Una vez ahí, la localicé junto a la puerta del taxi en el que llegó, intentando sacar su maleta.

Theo, Schlesinger IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora