•42•

3.7K 308 8
                                    

Halloween es una de las fiestas más entretenidas cuando estás en la secundaria, pero hasta ahí llega la diversión, y es divertido porque no tienes que preocuparte por el recibo del agua, la luz, la comida de cada mes y otras responsabilidades adultas en las que tengo que pensar ahora...

Ahora entiendo cuando mamá me decía que dejara de fastidiarla con los detalles de las mega fiestas que solía hacer cada año, vaya estrés...

— ¿Qué es lo que planeas esta vez? No puedes invitar a todo Boston, esto sería igual que una lata de sardinas.

—Lo sé, Tom. Aunque no lo creas, este año no haré nada.

— ¿Nada? ¿Desde cuando Theo Schlesinger no celebra Halloween? Es una de tus fiestas favoritas.

—Sabes, tuve una epifanía... debo dejar la mala vida, Tom.

— ¿Y eso te lo dijo un ángel? —bromea entre risas.

—Hablo en serio, se supone que somos adultos responsables ahora. Además papá me amenazó con cortarme el dinero si no dejo de malgastarlo. Casi le da un infarto cuando le dije que teníamos unos dos meses sin ir al supermercado.

— ¿Y por qué le dijiste? ¿Sabes lo que sucederá si te quitan el dinero? Y no quiero sonar aprovechado, pero ambos sabemos que tus padres basicamente nos mantienen a los tres —dice algo agitado y realmente preocupado.

—Descuida, solo fue una advertencia, tendremos que ir a Walmart cada mes y listo —él asiente pero su mirada de preocupación permanece en su rostro —. Además, olvidé mencionar que Fátima nos delató...

— ¿Qué?

—Al parecer la última vez que vino a ayudarnos con la limpieza, se molestó bastante... en mi defensa, la culpa la tiene Josh, su habitación siempre parece una casa modelo. Si él no fuera tan limpio, nuestras habitaciones no se verían como un chiquero.

—Lo dice el que tiene un orden exacto con cada una de sus cosas... se honesto, se molestó por que mi habitación da miedo, lo acepto —entre risas me lanzó un cojín.

El frío comienza a abrirse paso en Boston. Estamos en Otoño, pero la temperatura a bajado demasiado rápido.

—Papá dijo que si volvíamos a hacerla enojar, nos eliminaría el privilegio... y la verdad, no sé tu, pero no tengo tiempo para barrer y trapear este lugar de arriba a abajo.

—Ni lo digas, prefiero limpiar mi habitación a la casa por completo, y Fátima me agrada. Sus historias de cuando era una niña en Buenos Aires son la cosa más graciosa del mundo.

—Creí que ella venía solo cuando nosotros estabamos fuera. ¿Cómo es que hablas tanto con ella?

—Suelo venir muy seguido en mis periodos libres, no me gusta pasar tres horas sin hacer nada.

Fátima es como nuestra madre aquí en Boston. Solía trabajar para mis padres en Nueva York, y ahora le toca cuidar de tres universitarios, vaya ascenso.

—En fin, ¿en serio no planeas nada para mañana?

—No, ¿tú tienes algo en mente?

—Además de irme a dormir temprano, nada.

— ¿Por qué te vas a ir a dormir temprano?

—Estamos finalizando el semestre, y la montaña que cosas por hacer que tuve que haber hecho hace mucho se está haciendo cada vez más grande. Además, Carly quiere que salgamos, y si no avanzo un poco con todo lo que tengo que hacer, tendré que pasar por la pena de rechazarla.

Theo, Schlesinger IIWhere stories live. Discover now