Tiempo muerto

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—No sé si puedo hacerlo. — Dijo Chen a su auricular, de cuclillas aplastando hormigas con su pulgar.

El atardecer estaba en su apogeo y un bonito sol naranja bañaba su perfil.

—Ya, no seas llorica, solo entrégale los apuntes y recuérdale que en una semana será tu partido. — Comentó segurísimo de su consejo Shingdong, comiendo papas onduladas desde la comodidad de la van.

Chen se rascó la nuca algo indeciso. —Creo que es algo apresurado...

—Fuiste tú quien me pidió ayuda en esto, así que toca esa maldita puerta. — Amenazó el de copete amarillo jugando con su fiel navaja.

—Sí, sí, lo sé. Bien, aquí voy. — Se dio ánimos y golpeó la puerta de madera. Por fuera era una mansión enorme.

Escuchó un pequeño revuelto dentro, pero un rato después la puerta se abrió de par en par, junto con humor negro emanando desde dentro.

Chen tuvo que abanicarse con su mano mirando confundido al tipo con el rostro sucio y delantal.

—Huh, ¿hola?

—Hey, hola, ¿eres... amigo de Xiu? — preguntó el castaño entrecerrando los ojos.

Chen sonrió forzado. —Relativamente.

—Eso es genial. Nunca vienen muchos amigos de él, pasa. Ahora no está pero, puedes esperarlo en la sala. — Le hizo espacio entre él y la puerta.

Chen asintió y caminó dentro. Al cruzar junto a él, hizo una leve inclinación con respeto, en ese momento pudo verle de más cerca, en cuestión de un segundo sus neuronas trabajaron como circuitos chispeantes, estudiando la prefectura de su rostro y cuando halló la similitud en un recuerdo, casi se atraganta.

—Hey, chaparrito-ssi, ¿te encuentras bien? — Preguntó Lay acercándose a Chen, pero este dio una paso hacia atrás apuntándolo.

—¡¡T—Tu!!

Cinco minutos después...

Jongdae abrazo sus piernas subiéndolas al sillón algo, muy estupefacto y dejando el vaso de agua que le había ofrecido sobre la mesita. —¡S-si! Necesito, baño, ir.

Lay sonrió. —Puerta de la derecha.

Cuando Chen se encerró en el cuarto de baño encendió nuevamente su transmisor. —¡Quiero hablar con Master Yuri! — rugió, buscando en la estancia del lavado alguna pastilla para los nervios, revoloteando todo.

—Ha-ha. Esta ocupada. — Contestó Shingdong. —Además si se entera que estás ahí, y que yo te ayude, no va a estar feliz. Y si ella no está feliz, yo sufro las consecuencias.

—Es malditamente importante, necesito hablar con ella. — resaltó Chen mirando cada vez la puerta, asegurándose de que nadie le había seguido, cuando halló un tarro de pastillas útiles se tragó dos de tiro. Esto debía ser una mala broma.

—Vale, pero si me metes en problemas, lo negare.

—Sí, sí.

Escuchó algo de movimiento y luego un chasquido.

—Que sea rápido, mocoso. Estoy trabajando. — La voz de Yuri resalto en el auricular.

—¡¿Qué demonios hace C-5 Lay en la maldita mansión Kim?!

Hubo un segundo de silencio. —¿Tu qué demonios haces ahí?

—Responde. Por qué mierda tengo a una leyenda de la ONG quemando patatas en la cocina. — Se exasperó.

~My sexy maid; spies in trouble~ |EXO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora