Mujer facil

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Mansión Wu

— ¿Debo hacerlo? — Preguntó resignada, Tam.

Eun Ji asintió, sintiendo lastima por ella. —He trabajado aquí por dos años y sé que el joven amo, nunca te dejará en paz por lo que le hiciste.

Ella viró los ojos. —Es solo un niño enfadado.

—Hablo en serio. Me hecho de su habitación y pidió exclusivamente tu presencia. — Explicó. —Al parecer no le agradas, Tam, el joven amo puede...

—El sentimiento es mutuo, Eun Ji, vuelve a tu trabajo, puedo lidiar con él. — Dijo cortante, ocultando casi como siempre su preocupación por la chica.

En Jin sonrió a medias. —Suerte.

—No la necesito. — Murmuró de camino a las escaleras. Era demasiado temprano, pero estaba de un humor lo suficientemente malo como para volver a patear su trasero mimado.

Tomo una bocanada de aire justo frente a la puerta de madera blanca. —Me mandó — Dijo al abrir la puerta. — llamar...—Pero la palabra quedó colgando en su boca cuando su vista dio al frente.

A solo dos metros de ella, un arma plateada, tal vez una Kion 16 apuntando a su cabeza. Y la sonrisa petulante de Kris detrás de ella.

No se movió ni un musculo.

Kris por fin usaba el uniforme escolar, con la corbata desajustada, y el saco abierto, pero incomprensiblemente atractivo y lascivo, aun con sus rubios cabellos rebeldes peinados hacia atrás con una coleta.

— ¿Te gusta? — Le preguntó refiriéndose al arma.

Tam achino los ojos, y sus dedos se movieron lentamente hacia el elástico, aun tenia las shuriken. Pero, no podía herir a su objetivo. Mierda.

Una brisa matutina revolcó las cortinas de seda como también batió la falda de Tam, debido a las enormes ventanas abiertas de par en par.

—Pareces aturdida, chica alta. — Comentó, Kris con gracia, aun con el pico del arma apuntando su cabeza, cerró un ojo para visualizar su objetivo y sonrió petulante. — ¿Por qué no te acercas?

Tam bufó y dio un paso al frente, luego otro, y otro tras ese, hasta quedar con la frente a centímetros del pico.

— ¿Así de cerca? — Reto.

La mirada de Kris ardió a fuego puro al encontrarse con la de ella, ese tono arrogante le caló los huesos.

¿Cómo una simple sirvienta podía sacarle de esa forma de quicio?

¿Era rabia o excitación?

¿Quería golpearla o cogérsela?

Se relamió los labios casi inocentemente al acariciar el gatillo. —Bang. — Dijo en voz alta y divertida.

Tam ni siquiera parpadeó.

—Bien, ponla en mi mochila. — La maniobró sobre su mano para tenderle el mango.

Ella recibió el arma y caminó hasta el bolso que estaba sobre la cama, cuando miró dentro, había también un cambio de ropa: unos pantalones con manchas militares y una camiseta, y por ultimo unos lentes de protección.

Desvió la mirada al arma y revisó la carga.

No son balas.

—Si terminaste de husmear, arregla mi corbata, sirvienta. — Alardeó Kris mirándose al espejo. —Sabes, no me importa si no te gusto, lo que me parece algo ridículo, ya que le gusto a todas. —farfullo como lo más obvio. —Pero, tendrás que ver mi rostro por mucho tiempo, y tendrás que servirme, así que hazlo.

~My sexy maid; spies in trouble~ |EXO|Where stories live. Discover now