~My sexy maid; spies in trouble~ |EXO|

Efecto domino

Cuando Luhan abrió los ojos, sintió todo su estómago revolverse en cuestión de segundos.

Se sentó sobre la cama y con los ojos lagañosos observó a su alrededor.

Las ventanas estaban completamente abiertas y la brisa de otoño batía las cortinas blancas lentamente como un vals, el ruido de los autos de la calle se filtraba como una música de fondo, y cuando Luhan quiso preguntarse dónde estaba Sehun, un pensamiento llegó a su mente.

Cuándo Sehun había despertado... la había encontrado en su cama.

Luhan cerró los ojos y se volvió a recostar entre las sabanas.

—¿Dónde estás Sehun?

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Yanghwajin Provincia de Corea |Cementerio de Cerezos|

Sehun miraba con suma nostalgia aquel enorme árbol de cerezos rosas, los pequeños pétalos llovían del cielo, siendo arrancados por el viento.

La puesta de sol podía observarse a solo unos centímetros de su rostro, como una pintura fresca. Tenía el pelo peinado hacia la izquierda e iba vestido de negro, en un elegante traje. El casco de su moto lo tenía sujetado en la mano y su motocicleta estaba estacionado a unos metros del parque de cerezos.

¿Cuánto tiempo había estado observando el mismo árbol?

¿Tres horas? ¿Cuatro?

Y aunque seguía, en ese lugar, de pie. No podía simplemente aceptar el hecho de que su madre estaba muerta.

Le había visto dormir por años enteros desde que tenía catorce, pero, ella aun respiraba.

Ahora... solo, solo se había terminado.

En ese momento Sehun no derramó ninguna lágrima, se sentía seco. Se acercó lentamente y pegó su palma abierta al tronco del árbol y cerró sus ojos.

[Flashback]

—Hunnie, ¿ves esto? — La hermosa mujer, de cabello largo, piel pálida y llena de luz en la mirada atrapó el pequeño cuerpo de niño que correteaba.

Sehun se dejó abrazar por la mujer y prestó atención a una florcita que la mujer le mostraba. —¿Qué es?

Ella sonrió y le acarició la nariz con los pétalos. —Son cerezos. Crecen en muy extrañas estaciones del año... Son hermosas ¿no crees?

Sehun asintió tomando con delicadeza la flor. —Se parece a ti, mamá. — Dijo con una sonrisa.

—¿Eso crees? — preguntó la mujer haciéndole cosquillas.

—Sí, sí...— dijo entre risas. —Mamá... ¿A dónde se van las personas cuando... mueren? — De pronto el niño se puso relativamente serio.

La mujer frunció el ceño. —¿Por qué me preguntas eso?

Sehun desvió la mirada. —En la escuela dicen cosas raras, de ti.

Ella forzó una sonrisa. —Las personas que mueren van al cielo...

—¿Tu también iras al cielo? Yo no quiero eso, estarás muy lejos, que hare si quiero hablar contigo...

Ella sintió las lágrimas agolparse en sus ojos y negó fervientemente. —No, Sehun... yo estaré aquí. — Apuntó el árbol de cerezos. —No me iré a ningún lado. ¿Lo ves?